Perdidos

Las empresas se enfrentan a la obligación de abordar la llamada transformación digital sin saber muy bien, ni directivos ni profesionales, lo que esa expresión significa; la incertidumbre propia de no contar con información suficiente sobre en qué ha de consistir o cómo llevarla a cabo. Esos miedos se pueden eliminar mediante el establecimiento de determinados hechos fundamentales: Se debe empezar por revisar y determinar el modo en que se crea valor, sin limitarse al análisis del propio sector y los competidores. El ampliar el ámbito de investigación puede descubrir opciones radicalmente distintas de las habituales. Igualmente se habrán de reevaluar en profundidad los activos de la empresa (marcas, clientes, productos, sistemas, recursos financieros, profesionales…) y las nuevas capacidades deseables. Todo esto conducirá a la definición de una imagen objetiva de los elementos que proporcionan mayor valor y de las limitaciones a las que se enfrentan. La incertidumbre se agranda por la ausencia de una idea clara de cómo habrá de ser el negocio de la empresa en el futuro. Se habrá de experimentar con sistemas innovadores y participativos que ayuden a dibujar de manera tangible esas aspiraciones. La capacidad de liderazgo de los directivos se ha de orientar hacia la comunicación y explicación de lo que verdaderamente ha de significar la transformación digital y sus objetivos, ya sean la redefinición de la relación con los clientes, la innovación en los productos o la mejora de la productividad, entre otros posibles....

Debilidades

Cuando te encuentres con algunas de tus debilidades tienes cuatro opciones: Negarlas (que es lo que hace la mayoría). Aceptarlas y trabajar para corregirlas (lo que puede funcionar o no dependiendo de tu capacidad para cambiar). Aceptarlas y encontrar la manera de sortearlas. Cambiar aquello que persigues. La opción que elijas será determinante para orientar tu vida. La peor de ellas es la primera. La negación sólo conduce a tropezarte continuamente con ellas, lo que resulta frustrante y no conduce a ningún lado. La segunda sería la mejor, si pudiera funcionar. Pero hay cosas en las que nunca lograrás ser bueno pese al esfuerzo y el tiempo que le dediques. Sólo compensa intentarlo si se trata de algo coherente con tus capacidades naturales. La tercera opción es la más fácil y la más viable, aunque es la menos seguida. La cuarta es también una buena solución, aunque reclama que seas flexible y abandones prejuicios. La mayoría de las personas carecen de la determinación para confrontar las propias debilidades y tomar las medidas exigibles. En último extremo se trata de tomar algunas de estas decisiones: No confundir lo que te gustaría que fuera cierto con lo que es la verdad. No preocuparte por quedar bien sino por alcanzar tus ideales. No dar tanta importancia a las consecuencias inmediatas sino a las remotas. No permitir que la incomodidad te impida progresar. No culpar de los malos resultados a otros sino a ti mismo....

Pequeñas victorias

Tener objetivos de largo plazo, y trabajarlos a conciencia todos los días es el sello que caracteriza a los directivos con coraje. Los grandes objetivos señalan la dirección a seguir y estimulan a las personas, pero si sólo te quedaras en eso estarías perdido. El camino del éxito se construye mediante pequeñas victorias. Incluso los logros más grandes y gloriosos se fundamentan en esos otros éxitos más modestos que te hacen avanzar. Tu papel como directivo te debe llevar a estructurar lo que haces con tus colaboradores como una serie de pasos asequibles, que lleven a tomar mejores decisiones, que sostengan la motivación, y que ayuden a mantener la tranquilidad. Cuando elaboras un reto excesivamente ambicioso, complejo o difícil, tu gente se asusta y se bloquea. Tus colaboradores piensan y actúan con más eficacia cuando se enfrentan y conquistan retos más modestos y asequibles. Un buen directivo sabe que cuando se centra en las pequeñas cosas, las grandes acaban saliendo solas. Mira de dividir los problemas en varios retos más sencillos y habla y actúa como si cada pequeña tarea fuera algo que tus colaboradores pueden realizar sin excesiva dificultad. Si lo haces así, transmitirás calma y confianza e incitarás a una actuación más eficaz....

No vayas solo

Ya han pasado los tiempos en los que lo prioritario era mantenerse aislado, encerrarse, custodiar las cosas como propiedad exclusiva. En el mundo actual toda organización debe crear o formar parte de un ecosistema empresarial de proveedores y empresas asociadas. Actuar así facilita un acceso rápido a los mercados y también al talento, competencias y tecnologías. En el ámbito digital, la agilidad de las empresas permite desarrollar las capacidades necesarias utilizando los recusos libremente disponibles y personalizándolos para atender las necesidades propias. Si se trabaja con inteligencia con proveedores y asociados para acceder a esas nuevas capacidades, la obligada transformación digital puede acerse de manera muy rápida. Para desenvolverse bien en este mundo caracterizado por el establecimiento de estos ecosistemas, es fundamental conocer bien las capacidades y ventajas con las que cuentas y aquellas que necesitas. De hecho, tu capacidad de liderazgo vendrá determinada por la habilidad para identificar potenciales empresas e instituciones con las que asociarte....

Intuición

¿Debes fiarte de tus intuiciones a la hora de tomar decisiones? No puedes evitar que influyan en tu juicio, pero sí identificar cuando lo están sesgando y tenerlo presente para asegurar que reduces el riesgo de tu toma de decisiones. Tus intuiciones se construyen como una sístesis de la experiencia que has acumulado y te llevan a formular juicios y emprender acciones sin hacer consideraciones conscientes ni lógicas. Parece que esas valoraciones que haces responden a una evaluación inconsciente de las emociones asociadas a recuerdos más que a un análisis racional de pros y contras. Dada la influencia de esas emociones positivas y negativas, podría defenderse que los directivos nunca deberían confiar en sus intuiciones y basarse únicamente en un análisis lógico y objetivo. Sin embargo, no puedes escapar de su influencia: Condicionan el modo en que ves una situación, las opciones que eliges analizar, a quién buscas consultar y a quién no, si reclamas más información o no, si debes dedicar más tiempo a su estudio, etc. Para saber cuándo fiarte de las intuiciones puedes seguir estas reglas: El grado de familiaridad con la situación. Esto se determina revisando las principales incertidumbres de la situación y decidiendo si cuentas con la suficiente experiencia. Esas inquietudes las puedes concretar identificando qué cosas pueden fallar y determinar después si tienes experiencia como para juzgarlas. Si cuentas con información de los resultados de situaciones anteriores. Toda experiencia previa es útil si te enseñó algo. A quedado asociada entonces a una emoción positiva y a un juicio acertado. Reconocer si tus emociones están sesgadas. Has de separar lo que a ti te ocurrió en una determinada ocasión de lo que habitualmente experimenta la mayoría de la gente. Identificar influencias inapropiadas. Tu conveniencia o intereses personales pueden inconscientemente...

El coraje les empuja

Los mejores directivos piensan y actúan como si corrieran una maratón, y no haciendo sprint. Su determinación refleja su perseverancia y pasión por las metas a largo plazo. El coraje implica trabajar con energía los retos, sosteniendo el interés y el esfuerzo a pesar de los estancamientos, adversidades o fracasos. Su ventaja nace de la capacidad de resistencia. Los grandes directivos inculcan ese coraje en sus colaboradores. Son obstinados y pacientes, apremiantes para ir siempre adelante. Crean a su alrededor un sentido de urgencia sin hacer de la vida una continua amenaza a la supervivencia. Les empuja la insistente convicción de que todo lo que ellos y sus colaboradores hacen puede mejorarse si se esfuerzan un poco más, si aplican algo más de creatividad. Tienen ese irritante convencimiento de que no hay nada que esté lo suficientemente bien, de que nunca se deja de aprender y de que jamás te puedes dormir en los laureles....

Sé hiperrealista

Nada mejor que hacer realidad los sueños. Trabajar por conseguirlos le da emoción a la vida. Pero quienes alcanzan grandes logros no son unos soñadores ociosos, sino que están profundamente anclados en la realidad. Ser hiperrealista te ayuda a escoger sabiamente tus ideales y conseguirlos. Para poder progresar hay que comprender bien las relaciones causa-efecto que gobiernan la realidad y saber usarlas para obtener lo que se persigue. Ya seas de los que quieren saborear la vida o de los que buscan dejar huella, has de decidir qué es lo que más valoras y elegir el camino para lograrlo. Habrás de trabajar con intensidad, sin duda, pero sobretodo, habrás de trabajar con eficacia ya que es lo que multiplicará tu productividad....

Subidón

Esforzarte para alcanzar grandes ideales te pone en la posición de fracasar, con la necesidad de aprender y descubrir nuevas soluciones para poder avanzar. Descubrirás que es muy estimulante estar dentro de ese ciclo de rápido aprendizaje, aunque en ocasiones te lleve a estrellarte. No es que no debas asustarte por esas caídas, que siempre serán dolorosas. Pero podrás ponerlas en perspectiva, sabiendo que las superarás y que, reflexionado sobre ellas, te proporcionarán la mayor parte de tu aprendizaje. Al superarlas, disfrutarás de la misma emoción que los corredores de maratón cuando traspasan la barrera de ese muro, físico y mental, en torno al km 35. Con la práctica, adquirirás nuevos hábitos y disfrutarás del subidón de aprender de los errores. Si eres capaz de reconciliar esas emociones con la lógica y alinearlas, podrás tomar mejores decisiones....

Conectando

Todas las personas, incluso las más equilibradas psicológicamente, pasan por momentos en los que se sienten aislados y anhelando conectar con otros individuos. Si te acercas a los demás con la intención sincera de comprenderles y conectar con ellos, te singularizarás respecto al resto del mundo, que no muestra interés o se siente muy ocupado en sus propios asuntos. Carecen de tiempo para perder en la atención a los problemas de los demás. Si te centras en los otros y les ayudas a salir de su aislamiento, si te vuelcas en conocerlos, se te abrirá un mundo de oportunidades. Practica de forma habitual. Busca a un par de personas que no conozcas. Con cada uno de ellos, entabla conversación, escucha con atención, y mira de conectar sinceramente. Trata asuntos más profundos que los de conversaciones habituales....

Cómo te muestras

Tu capacidad para mostrarte honesto y vulnerable, incluso en un entorno impersonal y arriesgado como Internet, te brinda la oportunidad de destacar. Al poner de manifiesto tu voz propia y verdadera, te ayuda a ser singular. Tampoco es práctico celar cuidadosamente tu vida privada en las redes sociales, para evitar que se escape nada personal que pudiera dañar tu imagen. Hacerlo así te hará aparecer irreal, sin familia ni amigos, como si fueras un robot, o peor aún, como si tuvieras algo que ocultar. Para bien o para mal, lo mejor que puedes hacer es mostrarte tal como eres en la vida real. No es posible llevar una doble vida. Si trataras de hacerlo te resultará agotador, improductivo, e ineficaz. Sería como llevar una máscara con la que a nadie logras engañar. Una presencia honesta en las redes sociales te permite mostrarte de manera cabal y te ayuda a ganar credibilidad como profesional. Pero no basta con aparecer de cualquier modo. Hay que usar esos medios de manera correcta, con naturalidad. Actuar así te permitirá dejar de ser anónimo e impersonal para transformarte alguien reconocible y con quien es posible relacionarse....

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