Debilidades

Cuando te encuentres con algunas de tus debilidades tienes cuatro opciones:

  1. Negarlas (que es lo que hace la mayoría).
  2. Aceptarlas y trabajar para corregirlas (lo que puede funcionar o no dependiendo de tu capacidad para cambiar).
  3. Aceptarlas y encontrar la manera de sortearlas.
  4. Cambiar aquello que persigues.

La opción que elijas será determinante para orientar tu vida. La peor de ellas es la primera. La negación sólo conduce a tropezarte continuamente con ellas, lo que resulta frustrante y no conduce a ningún lado. La segunda sería la mejor, si pudiera funcionar. Pero hay cosas en las que nunca lograrás ser bueno pese al esfuerzo y el tiempo que le dediques. Sólo compensa intentarlo si se trata de algo coherente con tus capacidades naturales.

La tercera opción es la más fácil y la más viable, aunque es la menos seguida. La cuarta es también una buena solución, aunque reclama que seas flexible y abandones prejuicios.

La mayoría de las personas carecen de la determinación para confrontar las propias debilidades y tomar las medidas exigibles. En último extremo se trata de tomar algunas de estas decisiones:

  • No confundir lo que te gustaría que fuera cierto con lo que es la verdad.
  • No preocuparte por quedar bien sino por alcanzar tus ideales.
  • No dar tanta importancia a las consecuencias inmediatas sino a las remotas.
  • No permitir que la incomodidad te impida progresar.
  • No culpar de los malos resultados a otros sino a ti mismo.