Temores

“Temo que no entiendan lo que hago…” “Temo no saber hacerlo…” “Temo que por perseguir un sueño, arriesgue demasiado…” Te puedes pasar la vida acosado por muchos miedos y que la cobardía para afrontarlos te detenga. Y te gustaría ser valiente, intrépido. Necesitas...

Dar lo mejor 07Abr

Dar lo mejor

Ese es el plan, ni más ni menos, en cualquier circunstancia…, siempre dar lo mejor de uno mismo. Claro que no siempre será lo mismo en toda ocasión. Como a todo organismo vivo, te afectan los cambios, y lo mejor unas veces es algo de calidad extraordinaria y otras no tanto. Está bien. No siempre puedes estar al máximo nivel. Lo importante es esforzarse en dar lo mejor en cada momento. Observa que cuando haces menos de lo que eres capaz, cuando no llegas a eso que tu mismo sabes que es tu nivel de excelencia, se da una fisura que puede llenarse de ansiedad y desilusión. Cuando cierras esa grieta haciendo lo mejor que sabes, no queda hueco para la preocupación o la negatividad y te sientes verdaderamente bien. Se trata de aventurarse en una mejora constante e incesante. Cuando estás comprometido con dar lo mejor de ti mismo entras en una espiral de crecimiento y tu mejor nivel no deja de...

Sé otro

Para esas ocasiones en las que no estás haciendo lo que debes y en las que te dices que no eres bueno para eso…; para cuando te sientes asustado y abandonas… Piensa en ser otro distinto, transfórmate en alguien que capaz de lograrlo. Pasa a ser un impostor. En vez de pretender que eres incapaz, suplanta tu yo por un personaje que sirva a tus propósitos. Tu personalidad es un reflejo de los pensamientos que te repites. Para alcanzar esos objetivos a los que aspiras puedes empezar por tratar de ser quien...

Fin de semana

Es difícil desconectar del trabajo durante el fin de semana. O al menos así lo ha sido para mí durante demasiado tiempo. Y parece que también para muchos directivos. Esto se debe a la inercia del propio trabajo que, a menos que planifiques la desconexión, te tienta con mantener la rutina laboral diaria. No sé si te has parado a pensar que cada año viene con 104 días de fin de semana, lo que equivale a un 28,5% de los días. Un tiempo considerable que, bien aprovechado, puede dar mucho de sí. Siempre y cuando lo aproveches para desconectar, que es la clave para ser mucho más productivo el resto de la semana. Pero esos fines de semana capaces de hacerte sentir descansado y recuperado no aparecen por azar, sino que se han de diseñar. Para dar los primeros pasos para lograrlo piensa…: ¿Cómo te gustaría sentirte al concluir el fin de semana? ¿Qué te gustaría recordar de él? ¿La realización de qué actividades te haría pensar que has aprovechado bien ese tiempo? Quizás te ayude el seguir estas reglas: No pienses en el trabajo No hagas nada del trabajo habitual No hables del trabajo No leas asuntos del trabajo Lo cierto es que no es fácil cumplir a rajatabla esas reglas, pero puedes acercarte a ellas si encuentras algo con que sustituir al trabajo. Se trata de decidir qué cosas hacer en vez de qué cosas evitar. Tendrás muchas opciones que habitualmente se encuadrarán en alguno de estos apartados: El fin de semana es una buena ocasión para recuperarse, para dormir algo más o al menos lo que te corresponde. Disfrutar con una comida especial, cocinando en casa o salir a un lugar especial, para variar. Participar en actividades que estimulen la creatividad...

En qué te ocupas

Preocuparte por esas pequeñas cosas te impide centrarte en lo relevante y difícil. No es que los detalles no sean importantes. Lo son. Pero con frecuencia, te entretienes con la lista de cosas por hacer como manera de evitar eso verdaderamente importante en lo que te deberías ocupar. Te preocupa una reacción inmediata en vez de considerar el atractivo futuro que se derivará. Las preocupaciones te dan algo en qué pensar pero no te llevan a  ninguna parte. Suelen ser el modo de evitar la visión de conjunto. Si estás preocupado por un detalle, déjalo ya. Abandónalo y piensa en lo que tratas de...

¡Respira…! 03Abr

¡Respira…!

Si puedes leer esto, parecería innecesaria esta indicación. Sin embargo se demuestra cada vez más extendido el síndrome de la “apnea de la pantalla”, descrito como la suspensión temporal de la respiración en quienes están sentados ante una pantalla de ordenador, dispositivo móvil, o la televisión. Los estudios realizados confirman que este fenómeno es más común de lo que imaginas y se manifiesta especialmente en el momento de leer y contestar correos electrónicos. La postura inadecuada que suele acompañar a esta actividad contribuye a dificultar aún mas la respiración. Nuestra relación con las tecnologías de la información es todavía inmadura y generadora de estrés. Los dispositivos actúan como unas muletas para la mente en ver de funcionar como herramientas que faciliten su creatividad. Han determinado cambios significativos en nuestros hábitos de vida y nos han vuelto extremadamente pasivos y sedentarios. Ahorro aquí la descripción de los trastornos metabólicos observados que resultan de una respuesta fisiológica primaria, similar a la que prepara al organismo cuando ha de hacer frente a un peligro, preparándolo para luchar o huir. La atención se concentra en ahorrar recursos, se pierde la sensación de hambre o sed, y se sustituye la comida por la información, como si la última oportunidad de sobrevivir dependiera de lo que aparece en la pantalla del teléfono, que se consulta de forma compulsiva a la espera de correos y mensajes. Es de justicia reconocer que el problema no es tanto de la tecnología como del uso que hacemos de ella. Los profesionales de cualquier ámbito, bien entrenados y acostumbrados a una correcta respiración, no padecen este síndrome. La respiración consciente, pausada, diafragmática, proporciona la necesaria calma y regula la respuesta neurohormonal a las situaciones de estrés mediadas por un mal uso de la tecnología. No...

Tu yo futuro

Se te acaba de presentar. Ha viajado en el tiempo gracias a una máquina que acabas de estrenar dentro de 5o años. Trae la experiencia de toda una vida. Tiene sólo 15 minutos para hablar con tu yo actual e inexperto. ¿Qué crees que te dirá? Ahora es un buen momento para que empieces a escuchar tu sabiduría...

Qué te preocupa 30Mar

Qué te preocupa

Preocuparte por esas pequeñas cosas te impide centrarte en lo relevante y difícil. No es que los detalles no sean importantes. Lo son. Pero con frecuencia, te entretienes con la lista de cosas por hacer como manera de evitar eso verdaderamente importante en lo que te deberías ocuparte. Te preocupa una reacción inmediata en vez de considerar el atractivo futuro que se derivará de ella. Las preocupaciones te dan algo en qué pensar pero no te llevan a  ninguna parte. Suelen ser el modo de evitar hacer frente a la visión de conjunto. Si estás preocupado por un detalle, déjalo ya. Abandónalo y piensa en lo que tratas de...

Pinta tu mente

Tu mente es un lienzo en el que puedes pintar la escena precisa de tus ideales y aspiraciones. No puede quedar como un cuadro vacío, sin sueños ni ambiciones. Dibuja esa decisión sobre tu trabajo, traza la naturaleza de esa relación personal que deseas, perfila esos objetivos a los que te comprometes. Eres un artista y nadie puede...

Paralizado 28Mar

Paralizado

El excesivo análisis te lleva a la indecisión y ésta a la parálisis. Piensas demasiado en esa decisión difícil y no avanzas en ningún sentido. Esta era de sobreabundante información te propone con demasiada frecuencia una oferta inacabable de opciones que te dificultan decidir con seguridad. Cuando te encuentres en esa situación: Ten cuidado con las emociones. No es que siempre sean inútiles pero pueden ser engañosas. En ocasiones los miedos te pueden impedir crecer cuando se trata de asumir riesgos o avanzar por terrenos desconocidos. Otras veces, la sensación de comodidad te señala que no estás haciendo lo que debieras. Por tanto, no te bloquees esperando sentirte bien para decidir porque esa sensación no suele llegar hasta que hayas dado ese paso al frente. Pide consejo. Como los sentimientos pueden traicionarte sigue la recomendación de alguien de tu confianza. Es muy importante a quién eliges como asesor. No te ayudará quien te diga que “si” a todo ni un hipercrítico que continuamente te desmoralice. Necesitas un compañero de viaje, alguien a quien admires y te respete. Sé atrevido. No se pasa de la inacción a un estado de perfecto equilibrio. Lo normal es avanzar a trompicones en el camino de descubrir y alcanzar algo valioso. Que no te detengan el perfeccionismo ni la excesiva...

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