Paralizado

El excesivo análisis te lleva a la indecisión y ésta a la parálisis. Piensas demasiado en esa decisión difícil y no avanzas en ningún sentido.

Esta era de sobreabundante información te propone con demasiada frecuencia una oferta inacabable de opciones que te dificultan decidir con seguridad.

Cuando te encuentres en esa situación:

  • Ten cuidado con las emociones. No es que siempre sean inútiles pero pueden ser engañosas. En ocasiones los miedos te pueden impedir crecer cuando se trata de asumir riesgos o avanzar por terrenos desconocidos. Otras veces, la sensación de comodidad te señala que no estás haciendo lo que debieras. Por tanto, no te bloquees esperando sentirte bien para decidir porque esa sensación no suele llegar hasta que hayas dado ese paso al frente.
  • Pide consejo. Como los sentimientos pueden traicionarte sigue la recomendación de alguien de tu confianza. Es muy importante a quién eliges como asesor. No te ayudará quien te diga que “si” a todo ni un hipercrítico que continuamente te desmoralice. Necesitas un compañero de viaje, alguien a quien admires y te respete.
  • Sé atrevido. No se pasa de la inacción a un estado de perfecto equilibrio. Lo normal es avanzar a trompicones en el camino de descubrir y alcanzar algo valioso.

Que no te detengan el perfeccionismo ni la excesiva deliberación.