En otro lugar de «La Mancha»…...

«… de cuyo nombre no puedo olvidarme, unos directivos contaban, siempre en primera persona, las historias de sus hazañas. Las gentes de alrededor se tenían por privilegiados al participar de aquellas grandezas y ser reconocidos como miembros de la familia. Por la trampa de la necesidad y con entusiasmo dudoso, sacrificaban sueldos y promociones con la esperanza de un día, alcanzado el éxito empresarial, recuperarlos con demasía. Pero ese logro no llegaba, y año tras año escuchaban historias repetidas de las antiguas victorias de aquellos con quienes trabajaban.» Lo que parece un fragmento perdido de un libro de caballerías, me resulta muy conocido. Describe el ambiente que te puedes encontrar en algunas empresas e instituciones, más de las deseables. Se caracteriza por escuchar, en las presentaciones públicas de sus directivos, un mayor uso del «yo» que del «nosotros». Pero lo verdad es que esos «yo», en vez de brillar como estrellas, alumbran lo que una mala linterna y duran lo que unas pilas baratas. «Mejor sería, amigo Sancho, que esos pretendidos genios cesasen de aburrirnos justificando de continuo su talento e hicieran valer las cualidades de su equipo, al que deberían hacer crecer y en el que habrían de pasar desapercibidos…» No es misión del directivo aparecer como superior y ganar batallas propias, sino asumir su responsabilidad de conformar un equipo ganador. Nunca nadie logra nada solo y por méritos propios; ni siquiera en los deportes individuales....

Has enfermado

Estás en una posición directiva o de cierta responsabilidad y presentas estos síntomas…: No cometes errores y acabas todo rápido y perfecto. Lo que para otros resulta difícil para ti es muy sencillo. Buscas que te pongan en un pedestal porque te sientes especial. Te rodeas de gente que te hagan sentir el mejor, que te reverencien. Has desterrado a los posibles críticos y has dejado de aprender. Eliges estrategias de corto plazo que maquillen los resultados y te hagan aparecer como un héroe. Acude a ese “médico” cercano para que… Reconozca tus defectos y te ayude a remediarlos. Te anime a seguir aprendiendo. Te obligue a ser mejor persona....

Test del gilipolla

  Límite de tiempo: 0 SUmario del cuestionario 0 de 23 preguntas completado Preguntas: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 Información Ha sido enorme y sorprendente la acogida del post anterior titulado Gilipollas. Parece existir una verdadera preocupación por tener algunos de ellos alrededor y la posibilidad de verse contagiado. Te será de utilidad entonces realizar este test de autoevaluación, ligeramente modificado del propuesto por Robert I. Sutton en su libro No Asshole Rule. Queda tranquilo; es un cuestionario anónimo y no se guarda ninguna información. Puedes repetirlo cuantas veces consideres necesario, para ti o para otros. Al final encontrarás la evaluación resultante.   Ya has realizado este cuestionario antes. Por tanto, no puedes empezarlo otra vez. Cargando el cuestionario... Debes ser un usuario registrado para poder realizar el cuestionario. Tienes que terminar antes el siguiente cuestionario, para iniciar este cuestionario: Resultados El tiempo se ha terminado Has conseguido 0 de 0 puntos posibles (0) Categorías No asignada a ninguna categoría 0% No parece que se te pueda calificar como un gilipolla, salvo que estés tratando de engañarte a ti mismo.   Puedes considerarte como un gilipolla “borderline”. Estás todavía a tiempo de cambiar tu comportamiento, antes de que empeores.   Pereces haber obtenido el certificado de gilipolla total. Busca ayuda de inmediato, si eres capaz de encontrar a alguien dispuesto a ayudarte…   1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 Contestada Revisada Pregunta 1 de 23 1. Pregunta Crees estar rodeado de idiotas incompetentes y no puedes evitar hacérselo ver de tanto en cuando. Verdadero Falso Pregunta 2 de 23...

Paciencia y a insistir...

Cuando presentas y defiendes una idea original, te enfrentas a la indiferencia que genera el desconocimiento de la misma. Lo que para ti es perfectamente aceptable y comprensible, por las muchas horas que le has dedicado, para el resto, que la escucha por vez primera, resulta ininteligible. Esa familiaridad que tienes con el problema que has analizado y la solución encontrada, te lleva a comunicar de manera insuficiente con una audiencia que necesita mucha más información para comprenderte y aceptarte. La exposición repetida a tus ideas hará que se vuelvan más conocidas y se acepten con comodidad. La explicación de este fenómeno nace de la mayor facilidad para procesar tu propuesta. Cuanto más se vea y se escuche, menos amenazadora se vuelve y más simpatías genera. Cuenta con tener que repetirla entre diez y veinte veces, e incluso más si se trata de algo complejo. Será más efectiva si esa exposición es siempre breve y combinada con otras ideas, pues ayuda así a despertar la curiosidad de la audiencia. Y aleja siempre en el tiempo la presentación de tu propuesta y la evaluación de la misma. Tienes que dar ocasión a que se aposente....

Destaca los fallos

Quizás eres de los que piensan que para persuadir a terceros debes destacar tus fortalezas y minimizar tus debilidades. Sin embargo, eso sólo tiene sentido si estás ante una audiencia que te apoya. Cuando tengas que defender una idea novedosa o sugerir la adopción de algunos cambios ante audiencias escépticas, que buscarán fallos en tus argumentos o razones por las que aquello que defiendes no debe funcionar, lo mejor es que tú mismo pongas el acento en los defectos de tu propuesta. Esto se justifica por varias razones: Al actuar así desarmas a tu audiencia que, cuando aprecia que alguien quiere persuadirles de algo, levanta sus defensas. Si manifiestas un optimismo exagerado te calificarán como un vendedor, de algún modo deshonesto, y se mostrarán recelosos o escépticos. Pero si describes lo que no funciona, cambiarán su actitud defensiva por la de resolución de problemas y se convertirán en tus aliados. Otra ventaja es que cambiarán el modo de evaluarte. Presentar tus limitaciones te hará parecer más listo. Verán que no tratas de engañarles y que te adelantas a las dudas que ellos mismos podrían plantear. Una tercera razón es que te hace ganar su confianza, al presentarte de manera honesta y humilde. Hablar con franqueza de los aspectos más débiles te da credibilidad. Finalmente, permites que tu audiencia haga una evaluación más favorable de tu idea por el sesgo introducido en la manera de presentarla. Al facilitarles el trabajo de reconocer algunos problemas, van a tener más difícil dar con otros nuevos y esos que señales no les parecerán tan graves....

Reuniones diarias

Que la mayoría de las reuniones sean un desastre no significa que no sean útiles. Si eres capaz de organizarlas bien y sobre algo conveniente, compensa tener reuniones cada día. Si no lo haces así, tus colaboradores pronto se dispersarán en distintas direcciones no deseadas. El resultado serán objetivos que no se alcanzan, pérdida de confianza y abandono de actividades. Cualquiera que sea el ámbito de la organización, las reuniones refuerzan el sentido de pertenencia, quién se es y qué se hace, lo que se espera alcanzar y lo que se debe entregar a los clientes. Además, deberás complementarlas con encuentros diarios con tus colaboradores, formales e informales, para demostrarles que les prestas atención, que sigues su desempeño. Finalmente, habrás de celebrar los éxitos. Si no lo hicieras es que no tienes claras las prioridades. Pensarán que lo que hacen no es importante para ti, la motivación se perderá y el cumplimiento será mediocre. No puedes excusarte en la falta de tiempo. Todo esto se puede hacer de manera muy breve....

Gilipollas

Al final me he animado a titular con esta palabra tan castellana como expresiva, que define a algunos directivos que se caracterizan por tratar mal a su gente y que opinan que esa es la manera de alcanzar el éxito personal. Creen que su progresión se vería afectada si se comportaran de manera amable y tratasen a sus colaboradores de manera digna. Los jefes gilipollas resultan enormemente costosos para las personas y las organizaciones en modos que muchas veces pasan ocultos. Quienes se comportan de manera grosera, insultante y degradante con los demás, les afectan de manera muy negativa en su desempeño, creatividad, productividad, toma de decisiones, así como en las ganas de ayudar a sus compañeros o de trabajar con intensidad. Ya sé que estás repasando ahora cuántos de estos jefes tienes o has tenido… Pero hay un aspecto más personal que quiero considerar hoy y que tiene que ver con el reconocimiento de la posibilidad de que eso te esté pasando a ti y seas parte del problema. Cuanto más tiempo lleves de directivo, mayor es el riesgo de que te hayas vuelto insensible y desagradable en tu trato con los demás. Todos tenemos la inclinación a caer en el autoengaño y la negación. No somos conscientes de nuestros defectos y, si admitimos alguna deficiencia, subestimamos su gravedad y las posibles consecuencias negativas. Aceptar que en ocasiones nos comportamos como gilipollas requiere derribar defensas bien establecidas. Cuanto mayor sea la distancia entre el modo en que te ves a ti mismo y el modo en que te aprecian los demás, peores serán tus relaciones con ellos. Compensa, por tanto, saber cómo te ven y para eso necesitas contar con personas que te conozcan, que no te doren la píldora. Y tú has...

Transformación digital...

Es fácil observar actitudes muy diferentes en las empresas de todos los sectores en lo relativo a la transformación digital de sus modelos de negocio. Esto es algo que va más allá de la gestión de su presencia en las redes sociales, y que determinará quienes sobrevivirán y quienes desaparecerán del terreno de juego. Independientemente del sector en el que operes, si tu empresa no está desarrollando ya cambios significativos que transformen algunos elementos de su modelo de negocio, corre el riesgo de verse sobrepasada por nuevos entrantes que van a cambiar las reglas de juego del modo más inesperado. Esta transformación, que han liderado el sector de las telecomunicaciones y el de la información y entretenimiento, se extiende de forma imparable a todos los servicios. Sólo las industrias de fabricación más tradicionales avanzan con más retraso. Deberías estar trabajando en iniciativas que lleven a una transformación digital y radical de tu negocio. Sin olvidar que el sentido último del cambio es mejorar el servicio, la satisfacción y la economía de los clientes. Llegar tarde está penalizado con la expulsión del sector....

Poder y autoridad

No son lo mismo, ya lo sabes. El poder implica el ejercicio del control sobre otros y la autoridad se te otorga por ser respetado y admirado. Es contraproducente ejercer el poder sin tener autoridad. Quienes quieren influir pero no son respetados, son percibidos como opresores, ventajistas y peligrosos. Al no ser admirados, no se les reconoce el derecho de dirigirnos y se les rechaza. Si tratas de influir en otros y descubres que no te respetan, pondrás en marcha actitudes de resentimiento. Si te empeñas en ejercer el control, te responderán con unos comportamientos cada vez más irrespetuosos....

Certezas

Hay estudios que defienden que la fuerza de voluntad disminuye cuando el resultado que se anticipa es ambiguo. Eso explica que la mayoría de los decisores quieran evitar la incertidumbre. No sólo muestran rechazo a esa inseguridad sino también a la complejidad que suele acompañar a la evaluación de los factores que condicionan el resultado una determinada decisión. Optar por la apuesta segura es el equivalente mental de encogerse de hombros con resignación. Quizás ahora entiendes el porqué de muchas decisiones inesperadas que te imponen, para ti incomprensibles. Pero esa actitud, en los momentos actuales de intenso cambio e incertidumbre, no es compatible con el crecimiento y el desarrollo de iniciativas innovadoras. Las certezas hoy no son garantía de viabilidad. Quienes optan por ellas olvidan que los resultados dependen más de la voluntad y el esfuerzo de quienes los trabajan que del entorno en el que se mueven. O de otro modo todos estaríamos aún en la Edad de Piedra....

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