Reuniones diarias

Que la mayoría de las reuniones sean un desastre no significa que no sean útiles. Si eres capaz de organizarlas bien y sobre algo conveniente, compensa tener reuniones cada día. Si no lo haces así, tus colaboradores pronto se dispersarán en distintas direcciones no deseadas. El resultado serán objetivos que no se alcanzan, pérdida de confianza y abandono de actividades.

Cualquiera que sea el ámbito de la organización, las reuniones refuerzan el sentido de pertenencia, quién se es y qué se hace, lo que se espera alcanzar y lo que se debe entregar a los clientes.

Además, deberás complementarlas con encuentros diarios con tus colaboradores, formales e informales, para demostrarles que les prestas atención, que sigues su desempeño.

Finalmente, habrás de celebrar los éxitos. Si no lo hicieras es que no tienes claras las prioridades. Pensarán que lo que hacen no es importante para ti, la motivación se perderá y el cumplimiento será mediocre.

No puedes excusarte en la falta de tiempo. Todo esto se puede hacer de manera muy breve.