No, porque te han repetido muchas veces que no debes hacerlo, que culturalmente está mal visto. Y sin embargo no paras de pensar en ello por carecer de él o no tener lo suficiente. En mi experiencia, esta política ha servido para amparar situaciones de abusos salariales, que se han aprovechado tanto de la necesidad de algunos como de la conveniencia y el hábito de permanecer callados. Porque de dinero no se habla…, claro. Sin embargo, el dinero es el referente del valor que se proporciona, es lo que permite intercambiar productos y servicios con acierto. Y cuando no se dispone de él en cantidades adecuadas, el sistema, es decir, todos sus elementos, se resienten. Si no ganas suficiente dinero, no proporcionarás un trabajo adecuado a las demandas de los clientes, no cuidarás de los recursos, y paradójicamente, no irás a buscarlo donde podrías encontrarlo. No podrás desarrollarte como persona ni como empresa si no cuentas con el dinero necesario para invertir en aquellas cosas que te permitirán crecer: formación, instrumentos, atención de los clientes… No se trata de recortarlo, como defendía un bobo cercano que no sabía ni quería vender, sino de poner todo el tiempo, el esfuerzo y la creatividad que precises para atraerlo. Tendrás que hablar más dinero. No es lo principal, pero es necesario....
Gilipollas
Al final me he animado a titular con esta palabra tan castellana como expresiva, que define a algunos directivos que se caracterizan por tratar mal a su gente y que opinan que esa es la manera de alcanzar el éxito personal. Creen que su progresión se vería afectada si se comportaran de manera amable y tratasen a sus colaboradores de manera digna. Los jefes gilipollas resultan enormemente costosos para las personas y las organizaciones en modos que muchas veces pasan ocultos. Quienes se comportan de manera grosera, insultante y degradante con los demás, les afectan de manera muy negativa en su desempeño, creatividad, productividad, toma de decisiones, así como en las ganas de ayudar a sus compañeros o de trabajar con intensidad. Ya sé que estás repasando ahora cuántos de estos jefes tienes o has tenido… Pero hay un aspecto más personal que quiero considerar hoy y que tiene que ver con el reconocimiento de la posibilidad de que eso te esté pasando a ti y seas parte del problema. Cuanto más tiempo lleves de directivo, mayor es el riesgo de que te hayas vuelto insensible y desagradable en tu trato con los demás. Todos tenemos la inclinación a caer en el autoengaño y la negación. No somos conscientes de nuestros defectos y, si admitimos alguna deficiencia, subestimamos su gravedad y las posibles consecuencias negativas. Aceptar que en ocasiones nos comportamos como gilipollas requiere derribar defensas bien establecidas. Cuanto mayor sea la distancia entre el modo en que te ves a ti mismo y el modo en que te aprecian los demás, peores serán tus relaciones con ellos. Compensa, por tanto, saber cómo te ven y para eso necesitas contar con personas que te conozcan, que no te doren la píldora. Y tú has...
Olvidados
Es una obligación diaria reactivar el contacto con esos antiguos clientes que tienes olvidados. La aparición de abundantes oportunidades te llevó, tiempo atrás, a ignorar esa mina de oro. Tienes que mantenerte en contacto con regularidad. Es una tarea que no puedes delegar. Has de llamar tú, sin preocuparte por la idoneidad del momento, o por si sabrás qué decir. Lo importante es la acción. No te pierdas en consideraciones acerca de si se sentirán molestos por el tiempo pasado sin hablar. Lo más probable es que te hayan olvidado y es ahí donde radica el problema. Recupera el contacto para mostrar interés en él y actualizar tu oferta de servicios. No se trata de vender, no lo esperes, sino de reactivar tu presencia....
Cargadores
Sabes lo que son pues los utilizas a diario para tu teléfono y otros dispositivos. Pero quizás no has caído en la cuenta que tú también los tienes y los necesitas. No podrás sacar adelante ninguna iniciativa si estás descargado y careces de “cargadores”. Todo el mundo tiene cargadores; son todas aquellas personas que conoces: familiares, amigos, parientes, compañeros de trabajo o de colegio… Incluso los enemigos pueden actuar como reponedores de energía. A lo largo de la vida, su número crecerá o disminuirá dependiendo de la atención que les prestes. Has de cultivar la cantidad y calidad de tus cargadores, empezando por los que ya tienes. Los necesitas tanto para tu crecimiento personal como para el de tu negocio. Mantente en contacto con ellos y muestra un interés sincero por lo que hacen, por su trabajo y familia. Cuéntales a lo que te dedicas, pero sin la intención de pedirles o venderles nada. Se trata sólo de reconectar si has estado alejado de ellos. No uses sólo el correo, llama por teléfono. En cualquier circunstancia de la vida, buenas y malas, tus contactos y las relaciones que tienes lo son todo. Por eso es importante que venzas la resistencia a conectarte de nuevo. Esa persistencia te repondrá las energías que siempre precisas....
Avalancha
El mal uso de las herramientas de marketing digital determina que los clientes reciban un aluvión de comunicaciones de las empresas por los canales en los que están suscritos. El efecto, ya bien establecido, es que esos medios, diseñados para asegurar la vinculación con los clientes, se convierten en un instrumento muy eficaz para perderlos por el descontento que generan. La solución pasa por un uso más riguroso de las bases de datos de clientes y un mejor conocimiento de los mismos y de sus intereses y necesidades. Se demuestra, una vez más, que ni siquiera los clientes más próximos a una empresa pueden considerarse como clientes genéricos, y que las ofertas comerciales han de diseñarse de manera específica para cada grupo y gestionadas de manera centralizada....
¿Solitario?
Son muchos los que por distintas circunstancias o razones de trabajo tienen que pasar mucho tiempo solos. Lo cual no equivale a estar aislados. Ni tampoco significa que vivan en soledad. La soledad puede nacer de no gustarse a uno mismo, de no disfrutar de un entorno tranquilo en el que encontrarse con uno mismo y decidir qué hacer. Asúmelo. Eres la persona con la que habrás de pasar más tiempo. Nunca podrás estar con los demás tanto tiempo como contigo, de modo que tendrás que aprender a quererte. Si no te gusta cómo eres, tendrás que cambiar para convertirte en esa persona que puedas aceptar, con la que te llevarás bien. Y ya no estarás solo....
Odios
Hay una epidemia mundial de odio, de peores consecuencias que las originadas por enfermedades. No hay ninguna duda; las pruebas son concluyentes. No es que nos acerquemos a una crisis. Es que estamos en medio de ella. El odio no es una enfermedad física, sino mental, emocional, y espiritual y como tal hay que tratarla. Y no es algo singular sino múltiple y diverso. Odios que nacen del reconocimiento de ser o sentirse diferentes, de tener intereses contrapuestos. Hay tantos odios diferentes y por tantas razones, entre personas, grupos y naciones que la resolución de esta epidemia no puede abordarse de manera sencilla ni inmediata. Las soluciones, aunque parciales se han de basar en la aceptación de que: Las diferencias no tienen por qué ser causa de odios. Es posible buscar, identificar y destacar las coincidencias. Se pueden tolerar las diferencias. Quizás baste señalar aquí la responsabilidad de cada uno de luchar contra el odio en su propio ambiente. Esa epidemia de odio no puedes subsistir en un entorno dominado por la buena voluntad. Ese debiera ser el primer paso; crear una atmósfera generosa de buena voluntad que se difunda entre personas, grupos y naciones....
Cuéntalo
Decide contar eso que te preocupa y te causa tensión emocional y estrés. Elige esa persona de confianza capaz de escucharte y guardar la confidencia. Una vez lo hayas contado, deshazte de ello. Olvídalo. Es la manera de mantenerse sano....
Resentimiento
Es un trastorno emocional extremadamente común y peligroso. Pretende servir de excusa ante el propio fracaso, al atribuir a los demás la responsabilidad por un supuesto maltrato recibido. Deriva hacia la autocompasión que reclama recibir la atención física, mental y emocional ajenas. Exige una deuda de gratitud por favores y servicios prestados, aunque sean insignificantes. El resentimiento genera una espiral negativa que se transforma indignación, odio y deseos de venganza. Has de aprender a evitarlo para aliviar la angustia que le acompaña. Cuando reconoces que ese rencor es una reacción a lo que consideras un ataque a tu ego, a tu persona, o a lo que te pertenece, puedes anularlo si lo ignoras. No puedes cambiar el pasado por muchas vueltas que le des en tu memoria. Carece de sentido sufrir por ello y es mejor olvidarlo. Te exigirá crecer emocionalmente, no permitir que nada ni nadie hiera tus sentimientos. Hacer una montaña de un grano de arena sólo te perjudica a ti. No te tomes tanto en serio y sé más comprensivo con quienes te resultan antipáticos. Igual está en ti el origen de su animadversión. Tus disculpas pueden romper ese círculo vicioso del resentimiento recíproco....
Desagradables
Te tropiezas cada día con situaciones y personas desagradables. A estas alturas no debiera sorprenderte; ya sabes que no existe un mundo sin ellos. Tienes que aprender a manejarlos. Hay situaciones y personas ante las que poco puedes hacer. Siempre podrás intentar algo, pero lo habitual es que no merezca la pena el esfuerzo. Es como dar cabezazos contra una pared. Es más inteligente y productivo dedicar tus esfuerzos a otros objetivos que prometan mejores resultados. En cualquier caso, las incomodidades no desapareen y te verás obligado a manejarlas de algún modo. En unos casos lo que debes hacer es aceptarlas como algo inevitable. Es el primer paso para poder superarlas. No cabe luchar contra ellas. Pero otras veces esas circunstancias desagradables plantean problemas que pueden y deben ser resueltos. Hay que recordar entonces que afrontar los problemas puede ser algo estimulante. Es la ocasión para aplicar la metodología que suelas emplear para la resolución de problemas y disfrutar del proceso....