Consejo asesor

No importa quién seas o lo que hagas para ganarte la vida, contar con un Consejo Asesor te ayudará a identificar los pasos que debes dar para crecer personal y profesionalmente. Te plantearán retos, te orientarán y te enseñarán como avanzar en tu negocio. Puedes establecer distintas maneras de compensarles por su trabajo, pero su mayor satisfacción vendrá de ser testigos de tu éxito. Para que este Consejo funcione correctamente, deberás elegir con cuidado a quienes invitas a formar parte de él y habrás de asegurar que sus reuniones están bien organizadas. No se trata de una reunión espontánea de unos amigos en un bar. Han de tener lugar entre tres y seis veces al año, en un lugar tranquilo, y contar con una agenda que se sigue a rajatabla. Tener un Consejo Asesor tiene además un efecto multiplicador. Esa reunión de personas inteligentes, tratando de ayudar todas a la vez, proporciona unos resultados extraordinarios. Te ofrecerán ideas y contactos que probablemente no hubieras considerado....

Sus buenas ideas

Te habrá ocurrido muchas veces. Te presentas con una idea genial para tu cliente y, sin mucha consideración, te la descartan de plano. El problema es que no has sabido presentarla de forma que se perciba como una gran idea que ha surgido de ellos mismos. Puedes corregir esos efectos siguiendo estas indicaciones: No presentar la idea como cosa tuya. Descríbela a grandes trazos y deja que sean ellos quienes le den forma. Destaca las posibles debilidades de la misma para que a ellos se les ocurran las soluciones. Cuando te la comiencen a presentar en la forma deseada, felicítales por su gran idea. Si se alejan del objetivo, sugiere las modificaciones que harían mejor esa buena idea. No importa tanto de quien fue la idea si, al final, todos se benefician de ella....

Cuidado con lo que haces...

Igual te mueves por el principio de “no desear para los demás lo que no desees para ti”, o en su versión afirmativa, “haz con los demás lo que querrías que hicieran contigo”. Si aplicas este principio en el mundo de la empresa puedes encontrarte, como me ha pasado en más de una ocasión, con reacciones inesperadas. Esto se debe a que no todos somos iguales, ni todos quieren las mismas cosas. Lo que querrías para ti puede resultar muy molesto para tus socios, empleados, clientes o inversores. Suele dar mejores resultados hacer con ellos lo que esperan recibir; ponerse en sus zapatos y adoptar su propia perspectiva. Si no estás seguro de lo que desean, tienes muy fácil salir de dudas: ¡Pregúntales! Pero nada es tan sencillo. También me he encontrado en situaciones en las que no saben lo que necesitan. Y cuando te piden consejo y acuerdas unos objetivos, se los das… ¡y no los quieren! Los hay que son como niños....

Para ser el mejor

Una capacidad inadvertida pero propia del verdadero profesional, y de la que carecen los amateurs, es la de anticipar lo que va a ocurrir, la de predecir los resultados de una acción o situación antes de que tengan lugar. Esta capacidad es la primera que marca la diferencia cuando te vuelves un profesional. La desarrollas cuando aprendes a observar todo lo que está pasando, sin prejuicios emocionales, y tomas buena nota de ello. Lo haces por ser consciente de tu capacidad para tomar el control y asumir la responsabilidad de lo que te rodea. El resto, no se entera. Ese conocimiento te lleva a mostrarte seguro y manejar las situaciones de manera adecuada. Si eres un profesional serás capaz de predecir de manera eficaz y consistente el resultado de cualquier situación o iniciativa. Por el contrario, cuando no entiendes lo que ocurre, no puedes controlarlo y no te gustará lo que haces ni lograrás los resultados que debieras. Si después de tiempo en tu trabajo ésta es la situación, acepta que eres un amateur y aumenta tu compromiso para aprender lo que debes llevar a cabo. No valen excusas, no te engañes no sabes en qué consiste tu profesión. Tu falta de competencia se manifiesta en tus resultados. El compromiso y la dedicación te señalan el camino. Desarrollarás la capacidad de predecir y, por tanto, de diseñar las soluciones apropiadas....

¿Cómo responderás?...

Los altos directivos están sometidos a la presión de tener que disponer siempre de todas las respuestas. En situaciones comprometidas y de alto riesgo se les supone obligados a mantener el aplomo y el equilibrio. Hay personas que ante cualquier tipo de conflicto siempre parecen saber lo que deben hacer o decir. Cuando han de hacer frente a un colaborador díscolo, a un cliente enfadado o en medio de una negociación tensa con un competidor, se muestran seguros de cómo comportarse. Se mantienen tranquilos y sin enfadarse. Si dispones de la necesaria inteligencia emocional, serás capaz de controlar tus emociones y elegir la respuesta apropiada. Para lograrlo habrás de acostumbrarte a actuar bajo presión. Necesitas la fortaleza mental para resistir en condiciones incómodas. Para ello: Practica. Sitúate en situaciones y experiencias en las que puedas practicar el modo de responder. Acepta el fracaso. Cuando tienes que hacer frente a situaciones para las que no tienes respuesta, las posibilidades de equivocarte son elevadas. Aprende de ellas de modo que puedas actuar con más tino la próxima vez. Ensaya. Experimenta con situaciones en las que se produzcan interrupciones, sorpresas y alboroto. Te será de ayuda para cuando tengas que hacer frente a lo inesperado o desconocido. Resitúa las cosas. Aborda la presión de manera positiva y desde una posición distinta. Reconoce que no tienes la respuesta ahora pero que vas a buscarla. Abandona la zona de confort. Averigua cómo respondes bajo presión en situaciones reales, busca oportunidades en circunstancias incómodas....

Consignas

¿Cuáles son las consignas que te has encontrado hoy en tu trabajo? ¿Qué mensajes te bombardean de continuo para recordarte los valores y los objetivos a alcanzar? Si no los conoces o no los has establecido para tus colaboradores, es imposible que nadie en tu organización despliegue la energía, la motivación o la confianza necesarios para hacerlos realidad. El ambiente de trabajo podrá describirse, en el mejor de los casos, como acomodado y los resultados, probablemente mediocres. Las personas, como las organizaciones, necesitamos recordar diariamente nuestros compromisos con los ideales comunes y propios, con la necesidad de servir, de tomar decisiones, de asumir riesgos, de ser eficientes con los recursos que manejamos, con la manera de comportarse… Si no escuchas esas consignas o lemas, si no se actualizan y se viven, te quedarás rezagado....

Principios en vez de reglas...

La percepción actual de estar en un entorno turbulento e incierto es muy superior a la experimentada en las últimas décadas. Aumentan los desastres naturales, crecen la violencia y el terrorismo, se incrementan las protestas y la inquietud social, a la vez que disminuye nuestra confianza en las instituciones que deberían contribuir a la calma y al equilibrio. Es responsabilidad de los directivos ayudar a sus colaboradores a sobrellevar esta incertidumbre proporcionando seguridad en aquellas áreas en las que pueden ejercer un cierto control. Es en la definición de unos principios institucionales, más que en la formulación de reglas, donde pueden contribuir a orientar el modo de pensar y de actuar. Los principios, a diferencia de las reglas, proporcionan una referencia clara a la vez que dan libertad para tomar decisiones autónomas y actuar de forma que se consigan los objetivos comunes. Mientras que las reglas son normativas y directivas, los principios son orientadores y, por tanto, más apropiados para los tiempos actuales. Para diseñar esos principios y asegurar su implantación es conveniente…: Pensar en la excelencia de la organización. Estudiar los comportamientos y las circunstancias que hacen que se trabaje bien, y definir unos principios que estimulen la iniciativa, una actitud positiva y la colaboración, a pesar de las dificultades. Asumir el compromiso con esos principios, particularmente cuando sea difícil. Las acciones dicen más que las palabras. Darlos a conocer. Hacerlos públicos a propios y ajenos. Animar a hacerlos explícitos cuando se tomen determinadas decisiones. Cuanto más presentes estén en la vida diaria, mayor será su impacto....

Desconecta

Tienes que encontrar momentos para recomponerte, pensar, respirar con tranquilidad. Serán ocasiones en las que puedas dedicarte a esas actividades que ayuden a desarrollarte. Si sobrecargas tu agenda, en el corto plazo aparecerás como muy productivo, pero al mismo tiempo dejarás escapar oportunidades pues no tendrás ocasión de acceder a ellas. Has de reservar espacios para recuperarte de dificultades y emociones. Lo necesitas para tu salud y eficacia, pues de lo contrario te volverás irritable, impaciente, ansioso e inseguro. Adoptarás una actitud negativa y se deteriorarán tus relaciones con terceros. Es importante que no tengas toda tu agenda organizada hasta el extremo. Deja huecos para atender a lo inesperado y para tener ocasión de recuperarte psicológica y emocionalmente. Ábrete a la sorpresa para que esas oportunidades se te presenten como por casualidad....

¿Cómo andas de fuerzas?...

La medida última del impacto de tu vida no es el tiempo que hayas vivido sino la intensidad con la que lo has llenado. Tu desempeño, tu estado de salud, tu felicidad, se basan en el modo en que manejas la energía de que dispones. Las horas están contadas pero el esfuerzo que pones en ellas no tiene límites. Cuanto más te responsabilices de la fuerza que transmites, mayor será tu potencial y tu productividad. Deberías dedicar todas tus energías a marcar la diferencia, a seguir añadiendo valor a los demás, con un trabajo intenso. Para lograrlo necesitas hacer cuatro cosas: Comprometerte: Difícilmente podrás esforzarte si te sientes desenganchado de lo que quieres hacer. Empeñarte: Tendrás que invertir emocional y físicamente en lo que has de realizar. Reinventarte: Lo que te sirvió para ayer no te dará resultado mañana. Avivarte: Has de recuperar energías mediante el ejercicio, buena alimentación, entretenimiento y descansos. En cuanto te pongas a ello apreciarás los resultados: Aumentará tu fortaleza. Te compensa gestionar tu capacidad de empuje, sobre la que puedes influir, más que gestionar tu tiempo. Y además podrás contribuir a fortalecer y motivar a los que te rodean.  ...

Convencidos

Estás rodeado de cosas y experiencias que muchos consideraron imposibles en otros tiempos. Si hicieron realidad porque siempre hay personas que son capaces de llevar a cabo acciones que otros consideraron imposibles o impensables. Lo logran por su convicción de que ese objetivo necesita salir adelante por alguna razón, hasta el punto de comportarse de manera irracional en su lucha por alcanzarlo. La convicción es una creencia firmemente establecida. Es disponer de una certeza, sólidamente asentada, de la capacidad de sacar los propios objetivos adelante, hasta el extremo de no considerar viable cualquier otra opción. Cuando estás convencido, actúas. No tienes que pensar porque ya decidiste. Eres capaz de lograr lo imposible, que es aquello que todos consideran inalcanzable hasta que alguien como tú, con tu convencimiento, lo hace posible....

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