Los críticos

Que afirmen cosas desagradables, maliciosas o falsas sobre ti, no te tiene que gustar, pero debes asumirlo como parte del camino hacia el logro de tus objetivos. Quienes así actúan no deben conseguir nada más allá que proporcionar una motivación adicional a quien pretenden menospreciar. El verdadero peligro de los que sólo saben criticarte radica en que puedan hacerte descarrilar. Has de ser capaz de superar las dudas y confusión que te generarán o de otro modo te anularán. Asume sus quejas como indicadores de que estás en el buen camino. De hecho, sus críticas ayudan a promover tu nombre y tu marca; no les gustará lo que haces, pero desde luego que no les dejas indiferente y te dan conocer. Y aún arreciarán más cuando vean que haces posible sus imposibles. No podrás desarrollar una iniciativa verdaderamente relevante si te mantienes dentro de los márgenes que otros establecen. No puedes estar preocupado porque te concedan el premio a la popularidad o por llevar a cabo lo que la mayoría te sugiere, sino sorprendido por las limitadas aspiraciones de esos que dedican más tiempo a hablar que a hacer. Cuando vean que no les escuchas, se irritarán. Pero te has de sentir seguro, de forma que no les atiendas cuando pretendan confundirte y desviarte. Utiliza sus observaciones como acicate para llevar a cabo lo que crees que debes hacer. No luches contra ellos y mucho menos trates de reducir tus aspiraciones. No tienes que buscar su permiso ni su aprobación, ni esperes que que te propones alcanzar les suene bien. Entra sin pedir permiso, crea nuevos entornos, explora ideas, traspasa barreras, desafía lo convencional, y sal habiendo redefinido todo....

Obedecer o resistirse...

En sí mismo, obedecer no es bueno ni malo. Su valor depende del contexto en el que se desarrolla, lo que le da su sentido positivo o negativo. Obedecer puede ser un acto malvado si quien recibe la orden la ejecuta aun a sabiendas de las consecuencias adversas que derivarán en el deterioro manifiesto de la autoridad que emitió dicha orden. Por eso los directivos deben evitar crear un ambiente de inquebrantable obediencia. Lo mismo puede decirse de la desobediencia, que no es, por sí misma, ni buena ni mala. Aunque con frecuencia nos rebelemos contra la autoridad, se ha de reconocer que tiene muchas ventajas un sistema en el que está claro quien tiene la autoridad para establecer las reglas y dar órdenes; se evitan así los conflictos inacabables entre ideas contrapuestas. Es siempre saludable dialogar para disponer de la máxima información y tomar la mejor decisión posible. Pero una vez escuchadas todas las voces y tomada la decisión por la autoridad correspondiente, si no se violan principios fundamentales, lo correcto es actuar dando soporte a la decisión. En todo grupo operan unas reglas que facilitan a sus miembros tomar las decisiones. Son como dos algoritmos. El primero es el de la obediencia, el dominante, el que se utiliza las más de las veces y que evita verse atrapado en conflictos interminables: Recibo la orden de una fuente legítima y no es resultado del alzar. Comprendo la orden o la norma, su objetivo y lo que se espera de mi para alcanzar ese objetivo. La orden persigue un bien o al menos es neutra respecto al impacto que tendrá. Como no se producirá un perjuicio serio de la ejecución de la orden ni se violará un principio fundamental, obedeceré la orden. De manera...

Test para desobedecer...

Disfrutar de las ventajas de vivir en sociedad exige obedecer las normas, a veces de manera voluntaria y a veces involuntaria. Pero para que sea apropiado obedecer se deben cumplir tres condiciones: Formar parte de un sistema razonablemente justo y que funcione. Que la autoridad que establece la norma o da las órdenes sea legítima y razonablemente competente. Que el orden que se persigue sea razonablemente constructivo. El término “razonable” forma parte de las tres condiciones porque somos imperfectos, como también lo son los sistemas en los que nos movemos. Este es el mejor test que puedes aplicar para saber si debes desobedecer de manera inteligente: dada la información de que dispones y en el contexto en el que se te ha dado la orden, si obedecer causa más daño que beneficio, lo apropiado es desobedecer, al menos hasta que la situación o la orden recibida se clarifiquen. Sin embargo, seguir dichas reglas no resulta sencillo en muchas ocasiones porque estamos programados para obedecer. Es el resultado de una adaptación evolutiva que ha permitido alcanzar la compleja organización social que disfrutamos. Primero obedecías porque te dijeron que la autoridad siempre acierta. Después porque observaste las ventajas de obedecer y los castigos asociados al no hacerlo. Más tarde obedeciste por comprender la conveniencia y la tranquilidad que acompañan al cumplimiento de las normas y leyes. Finalmente, si no tienes limitado tu desarrollo moral, obedeces porque eres consciente del valor intrínseco de cada norma en el contexto en el que se aplica. Puedes preguntarte ahora si existen algunos valores superiores que sirvan de guía común para todos en la toma de decisiones. Y la respuesta no parece sencilla si se observa el cambio de valores a lo largo de la historia, dependiendo de las culturas, e...

Seguidores

El término “seguidor” tiene connotaciones incómodas para algunos. Lo asocian a docilidad, conformidad, debilidad o incapacidad para destacar. Pero nada de esto es cierto. Se necesita contar con unos grandes seguidores para llegar a ser un buen directivo. Es preciso reconocer la responsabilidad que cada uno tiene respecto a la institución y las personas a las que se sirve. Para eso se necesita: Comprender qué es el poder y cómo usarlo. Como seguidor tienes más poder del que imaginas. Debes comprender la naturaleza de ese poder, a quién sirves, y las herramientas con las que cuentas para sacar adelante la misión del grupo. Apreciar el valor de quien te dirige y felicitarle por su contribución a que tu puedas lograr lo que deseas. Y conocer las cosas que limitan su creatividad, su buen humor o su capacidad para decidir; de ese modo podrás intervenir para minimizarlas. Destacarán así sus capacidades y servirá mejor al bien de todos. Reconocer los inconvenientes del poder, su capacidad para seducir y corromper, y saber cómo contrarrestarlos. La imagen de unos directivos dominantes y unos seguidores obedientes es algo del pasado. En la era de la información las cosas son distintas. El paternalismo ha desaparecido y no son los directivos ni la organización los que deben ocuparse de todo. Cada uno debe asumir su propia responsabilidad para cuidarse de sí mismo y de los que le rodean. Los seguidores son ahora colaboradores que han de ejercitar el coraje para tener razón, para equivocarse y para ser singulares. Cada uno tiene su propia visión e interpretación del mundo, y ha de saber defenderla a la vez que aprender del valor de la opinión de los otros. Pensar que la interpretación del directivo debe ser la dominante es un peligro para...

Tu “dream team”

No importa cuál sea tu ideal, habrás de aprender a relacionarte con muchas otras personas. Dependiendo de lo que quieras lograr, su impacto será más o menos determinante, pero, en cualquier caso, deberás contar con los demás para alcanzar tus metas. Aquello a lo que aspiras es también la expresión de lo que serás incapaz de lograr si no cuentas con la ayuda de otros. Si miras atrás, la lista de personas que han dejado huella en tu vida es larga. Han marcado la diferencia y te han añadido valor de modos diversos y seguramente difíciles de expresar. Cada una de ellas ha sido especial y estás agradecido por su ayuda. De ahí la necesidad de reconocer de nuevo que debes contar con un equipo que te ayude a lograr lo que te propones. Son muchas las cosas que pueden hacer por ti: Te facilitarán que puedas dar lo mejor de ti mismo. Podrás ayudar a otros a desarrollar su potencial. Te harán ganar tiempo. Te acompañarán. Multiplicarán tu esfuerzo. Te ayudarán a lograr tus metas. Si careces de ese equipo, tu ideal se volverá inalcanzable; será difícil que logres algo significativo. Con un mal equipo, tu sueño se convertirá una pesadilla. Si cuentas con buenos colaboradores, tu aspiración tiene potencial. Y si tienes un gran equipo, tus metas serán indefectibles. Necesitas un “dream team” y estas son las cualidades de las personas que han de formar parte de ese equipo: Están comprometidas con que tu trabajo tenga impacto. Aprovechan toda oportunidad de aprendizaje y mejora. Te responden con respeto y honestidad. Están dispuestos a decirte la verdad. Te animan a perseverar. Te motivan, que te empujan a progresar, a pensar mejor, trabajar con más intensidad y arriesgar más. Sólo se conforman con la...

Reflexionando

Lo lógica señala que repetir las mismas acciones conduce a los mismos resultados. Sin embargo, son muchas las personas que se aferran a hacer lo que siempre han hecho esperando conseguir unos resultados diferentes. Esto sucede porque nunca dedican el tiempo necesario a reflexionar sobre las razones de su falta de eficacia y cambiar de sentido. Pero quienes cuentan con la suficiente madurez emocional son capaces de evitar esa trampa. Cometen errores, como todos, pero no se resignan hasta haber aprendido de ellos. La reflexión transforma la experiencia en inteligencia. Actuar así te ayudará a crecer, a ser más sabio. ¿Cómo puedes lograrlo…?: Evalúate. Reserva un momento al final de cada día para preguntarte qué errores has cometido. Piensa en ti. Mírate a ti mismo y descubre lo que debes cambiar. No te excuses en los demás o en las circunstancias y aprende de tus errores. Habla contigo. Es tu principal conversación y la de más impacto. Te obliga a mantenerte positivo y a poner el esfuerzo que te llevará a ser la persona que deseas. Reorientate. Ponte en la dirección adecuada para evitar caer en los mismos errores. Haz la lista de cosas que te pondrán en el camino correcto. Actúa. No acarrees esa lista de intenciones por mucho tiempo y ponte de inmediato a la acción. Esta reflexión disciplinada es lo que te mantiene honesto contigo mismo. Nadie produce nada de interés si no es completamente sincero consigo mismo....

Lo más fácil

Lo cosa más fácil del mundo es ser uno mismo. Y la más difícil, ser lo que otros quieren que seas. No te dejes arrastrar a esa posición. La gente disfuncional quiere que los demás funcionen como ellos. La gente mediocre quiere que todos sean igual de mediocres. Los que buscan alcanzar sus objetivos quieren que otros les acompañen. Busca modelos positivos de liderazgo, de crecimiento y logro de objetivos. Examina lo que hacen, sus prioridades, cómo alcanzan sus aspiraciones, como tratan a los demás… La gente que admiras te señala el camino a seguir. Aprende de ellos y sigue su modelo. Cuanto más lo hagas menos querrás complacer a aquellos que te proponen unos objetivos y unas metas que no son las tuyas. En ocasiones, eso podría obligarte a abandonar viejas amistades y adoptar un nuevo sistema de vida. Has de hacer honor a tus relaciones y al mismo tiempo defenderte de aquellos que traten de controlarte, especialmente en relaciones complicadas....

¿Todos contra ti?

No te autocompadezcas. Ciertamente es exagerado, ¡no eres tan conocido…! No puedes quejarte y al mismo tiempo liderar con eficacia. Raramente se dan a la vez el lamentarse por los contratiempos y avanzar en la dirección adecuada. La mayoría de las molestias de la vida sólo merecen ser ignoradas. Eso no significa desdeñar o negar el enojo que ocasionan. Cuando causen un dolor grave habrá que afrontarlas directamente. Pera la capacidad de resistencia se desarrolla según el modo en que se aprenda a distinguir entre las contradicciones que hay que olvidar y aquellas de las que hay que ocuparse. Tratar a todas por igual y lamentarse todo el tiempo te convierte en un quejica. En cualquier circunstancia puedes preguntarte qué es lo peor que te puede ocurrir. Si te prepararas para aceptarlo, puedes tener la seguridad de recuperarte. Si ocurre lo peor, sabrás qué hacer, y si no resulta tan grave como esperabas, tanto mejor. El modo en que respondes a las dificultades te hace singular. Tu decides cómo responder ante lo que no funciona; si dejas que te rompa y arruine tu actitud, o si optas por sacar lo mejor de la situación....

Descubridores y colonos...

Los descubridores se describen como pioneros en el desarrollo y comercialización de productos. Los colonos, por el contrario, son más lentos y esperan a que los primeros creen el mercado para entrar. Dicen las estadísticas, que como todos sabemos siempre mienten, que el 47% de los descubridores fracasan, frente al 8% de los colonos; y si los pioneros triunfan, sólo se quedan con el 10% del mercado. Otros estudios apuntan a que quizás capturen más cuota de mercado, pero acaban teniendo menos beneficios y menos probabilidades de sobrevivir. Sorprendentemente, parece que los inconvenientes de ser los primeros son superiores a las ventajas, por lo que, si eres de los que sienten urgencia por meterse en nuevos líos, hay quienes te animan a reflexionar con cuidado sobre la idoneidad de hacerlo en este momento. A los colonos se les suele menospreciar tachándoles de imitadores, aunque algunos defenderán que, en vez de responder a la demanda identificada, prefieren tomarse su tiempo hasta estar en condiciones de ofrecer algo nuevo o revolucionario en su categoría. Quienes tienen propensión a asumir riesgos se sienten empujados a ser los primeros, a tomar decisiones impulsivas, mientras que los más conservadores esperan a que les llegue la oportunidad y blindan sus riesgos antes de lanzarse. Los pioneros están llamados a cometer todo tipo de errores mientras que los colonos los observan y aprenden de ellos sin tener que padecerlos. Los primeros suelen quedarse anclados en sus ofertas iniciales mientras los segundos pueden observar los cambios en el mercado y ajustarse a ellos. Vaya, que parece de tontos perseguir la posición de ser pioneros, según las estadísticas que manejan los colonos, claro. Pero lo cierto es que si todos esperáramos para actuar nunca se produciría nada original. Alguien tendrá que asumir el...

Presumir de ellos

Una de las cosas que tiene ser jefe es que cuando tu gente hace un buen trabajo, tu obtienes por ello más crédito del que mereces. Sin caer en la arrogancia, ese reconocimiento excesivo te resulta necesario para reforzar en tus colaboradores la relación entre el esfuerzo que ponen y los resultados que se obtienen. Además, les gusta saber que estás en el buen camino y que compensa trabajar para ti. Has de saber presumir sin caer en la fanfarronada, destacando sin dudar los éxitos conseguidos y atribuyéndolos de inmediato al papel de tus colaboradores y felicitándote por su participación. Actuar así te ganará la imagen de ser un jefe responsable y humano. De hecho, no te importe reconocer para tus colaboradores más mérito del que tu creas que se merecen. Y eso a pesar de que ellos mismos sean los primeros en no darte mucho crédito a ti. No en vano conocen mejor que nadie quién ha hecho qué. Todos ganáis si eres capaz de atraer para tu equipo el máximo reconocimiento posible y tu te quedas con lo menos que puedas. Por el hecho de ser el jefe ya tienes mucho prestigio ganado y, al pasar las alabanzas a tus colaboradores, si eres sincero, te ganarás su confianza y admirarán tu modestia y generosidad....

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