Expediciones estratégicas...

La evolución del concepto de estrategia que sustituye los comportamientos competitivos por unos nuevos encaminados a la entrega de valor a los distintos grupos partícipes reclama el uso de nuevos términos y conceptos. Hoy propongo el concepto de las expediciones estratégicas para describir el conjunto de iniciativas destinadas a la entrega de ese valor para cada uno de los grupos beneficiarios. La expedición estratégica parece un concepto más idóneo que las antiguas líneas estratégicas para describir la historia de la creación de valor en el contexto de los mapas estratégicos (de los que hablaré en otro lugar). La expedición transmite mejor la idea de un esfuerzo de muchos, que contribuyen con capacidades y funciones diversas, para conquistar un objetivo común; en este caso la entrega de valor a un grupo concreto de los que identificaba en la nota anterior sobre el propósito de la estrategia. Cada expedición tiene un carácter singular que viene determinado por el objetivo a alcanzar, por los riesgos que debe superar, por las iniciativas a desarrollar y los recursos y capacidades con los que debe contar. Incluso podríamos denominar de manera distinta cada una de esas expediciones para facilitar la comprensión y la comunicación de la historia de la estrategia. A continuación te presento cada una de estas expediciones y la denominación propuesta: La expedición para la conquista del Dorado. Parece la denominación adecuada para describir a la que se propone la conquista de los objetivos de productividad y rentabilidad para los propietarios y accionistas de la empresa y que deberá hacer frente a riesgos de carácter económico. La expedición militar. No encuentro otra manera de denominar a la expedición que se propone cumplir con las normativas y la entrega de impuestos que desde la Administración se reclaman. Y el...

Riesgos sobrevenidos (6)...

6. Aprende de ellos. Al final algo bueno queda de toda situación de crisis: la experiencia que te ayudará a afrontar mejor las que aún están por llegar. Para aprender lo más posible de los acontecimientos pasados, repásalos con tus colaboradores cuando aún la memoria es reciente: los factores desencadenantes, las hipótesis manejadas, las actuaciones emprendidas… Y hazte preguntas como las siguientes: Con lo que ahora sabemos, ¿podríamos haberlo previsto? ¿Fuimos diligentes en su identificación? ¿Qué señales ignoramos? ¿Actuamos de manera adecuada? ¿Qué podríamos haber hecho mejor?   Consigue respuestas de la gente más experta y afectada. Y con ellas revisa y actualiza los planes de contingencia.   Notas Relacionadas: Riesgos sobrevenidos (1) Riesgos sobrevenidos (2) Riesgos sobrevenidos (3) Riesgos sobrevenidos (4) Riesgos sobrevenidos (5) ...

Riesgos sobrevenidos (5)...

5. Acaba con ellos La solución de estos problemas sobrevenidos reclama una toma de decisiones segura y diligente. No es tarea sencilla hacerlo en medio de la confusión y la rápida sucesión de los acontecimientos. Estas iniciativas deberán formar parte de tu respuesta: Identifica el problema concreto y acumula los hechos más relevantes. Esto separará lo importante de lo que no lo es. Escucha a las personas adecuadas y acude al sitio correcto. Convierte la inquietud o incluso el miedo en un impulso para actuar con firmeza. Mantente alerta respecto a la evolución de los acontecimientos. Céntrate en las prioridades: la seguridad y necesidades de las personas a tu cargo. Abandona y olvida lo que queda fuera de tu control.     Mañana veremos qué nos enseñan… Notas Relacionadas: Riesgos sobrevenidos (1) Riesgos sobrevenidos (2) Riesgos sobrevenidos (3) Riesgos sobrevenidos (4)...

Riesgos sobrevenidos (4)...

4. Trata de contenerlos. Una vez se ha manifestado la situación de riesgo, lo primero que te debe preocupar es limitar el daño. Para ello habrás de estar presente y tomar decisiones con rapidez. Podrás así proporcionar la información necesaria y mostrar que asumes tu responsabilidad y te haces cargo de la situación. Lo que deberás hacer: Demuestra resolución. La situación no te permite tomarte un tiempo para deliberar. Muéstrate enérgico y decidido, lo que transmitirá confianza a tus colaboradores. Estate atento a las necesidades de tu gente. La prioridad es su seguridad y bienestar. Excédete en la comunicación. Es la herramienta más útil de que dispones. No te olvides de nadie a quien debas informar y evita las especulaciones. Se específico y presenta los hechos como son pues es la mejor manera de acabar con los rumores.   No será sencillo. En esos momentos, la información de lo que ocurre no suele ser exacta y la presión para actuar muy elevada. Confía en tu preparación y en tu mejor juicio acerca de cuál sea la actuación más apropiada.   Mañana veremos cómo acabar con ellos…   Notas Relacionadas: Riesgos sobrevenidos (1) Riesgos sobrevenidos (2) Riesgos sobrevenidos (3)...

Riesgos sobrevenidos (3)...

3. Reconoce su aparición. En algunos casos, la aparición de un riesgo sobrevenido no es evidente. No es extraño que los directivos sean los últimos en enterarse pues a sus colaboradores no les resulta grato transmitirles las malas noticias. O también puede ocurrir que algunos responsables descarten los signos aparecidos por su pereza para tomar decisiones delicadas. ¿Cómo reconocer que te encuentras ante una situación que requiere de tu actuación inmediata?: No ignores los síntomas o signos que anticipan posibles problemas. No trates de racionalizarlos o minimizarlos. Afróntalos e investígalos. Examina las consecuencias si resultara cierto lo que esos hechos adelantan. Sigue las orientaciones de las políticas institucionales. Déjate guiar por tus valores y actúa de la manera correcta. No escondas nada pues todo acaba saliendo a la luz.   Y haz caso de tu instinto si te avisa de que algo comienza a ir mal…   Mañana repasaremos qué hacer cuando llegan…   Notas Relacionadas: Riesgos sobrevenidos (1) Riesgos sobrevenidos (2)...

Riesgos sobrevenidos (2)...

2. Prepárate para gestionarlos. Algunos de los riesgos identificados no podrás hacer nada por evitarlos (incendios, inundaciones, huelgas…), pero sí disponer de planes de actuación para saber cómo proceder con ellos. Para la elaboración de estos planes de contingencia: Apóyate en las sugerencias de cuantos más mejor. Una única persona no será capaz de anticipar todas las posibles dimensiones del impacto del riesgo en caso producirse. No se trata de cubrir toda eventualidad pero si de prevenir el mayor número problemas. Forma equipos de gestión de los riesgos. Un equipo para cada uno de los riesgos identificados. Deberán elaborar planes específicos de actuación y su preparación previa les permitirá ganar en eficacia.   ¿De cuántos equipos de gestión de riesgos dispones? ¿Qué planes de contingencia han desarrollado?   Mañana sabremos cómo identificar su aparición…   Notas Relacionadas: Riesgos sobrevenidos (1)...

Riesgos sobrevenidos (1)...

Utilizo esta expresión para no decir crisis. Ya sé que es lo mismo pero en estos tiempos, la palabra CRISIS, con mayúsculas y de dimensión casi planetaria, nos recuerda algo de lo que no quiero hablar hoy. Me interesa comentar cómo deben abordarse desde el punto de vista directivo, situaciones que surgen de manera repentina, que representan un problema y que reclaman una respuesta inmediata por parte de la organización. La tipología puede ser muy diversa: catástrofes naturales, productos defectuosos, contaminación ambiental, fallos tecnológicos… Seguro que te vienen a la cabeza algunos ejemplos recientes de empresas afectadas: centrales nucleares, marcas de coches, empresas de internet. En tanto que estos riesgos sobrevenidos ponen en peligro la viabilidad de la empresa, todo directivo debería estar preparado de antemano para responder con eficacia si llega el momento. Tu responsabilidad podría concretarse en estas actuaciones:   1. Trata de evitarlos. Muchos de esos riesgos pueden ser anticipados y prevenidos en alguna medida. De hecho, seguro que tu trabajo diario consiste en gran parte en tratar de contener muchos de ellos y de impacto limitado. Para lograr evitarlos habrás de hacer una auditoría sistemática de todo aquello que puede ir mal en tu ámbito de responsabilidad. Esto significa: Incorporar al proceso de planificación la actividades de prevención y respuesta a riesgos inesperados. Identificar las fuentes de riesgo internas en cada elemento de la cadena de valor y que podrían derivar en serios trastornos. Vigilar la aparición de posibles riesgos del exterior y de manera particular los que determinen cambios significativos en tu sector. Reclutar el mayor número de ideas posibles de las personas con mejor comprensión de los problemas específicos.   Un cambio en la legislación, la pérdida de un cliente importante, la aparición de un cambio tecnológico radical,...

Sobrevivir

Desenvolverse en el mundo de los negocios hoy es lo más parecido a la travesía por una selva cerrada. La hostilidad del medio, la incertidumbre del camino a seguir, las adversidades que te aparecen a diario, la creciente sensación de abandono… Tu supervivencia viene condicionada por tu capacidad para recibir lo inesperado y adaptarte de inmediato. Y sin embargo tu entrenamiento está más en la gestión de estructuras claras y procesos estables, más propios de los tiempos tranquilos del pasado. Es evidente que necesitas saber dónde te diriges y disponer de un plan sobre como llegar allí. Pero no te conformes ni te acomodes con el orden en la ejecución de ese plan. La realidad es que surgirán acontecimientos que pueden obligarte a modificar el destino, a redefinir tus objetivos, a responder con rapidez y aprender de continuo. De ahí que debas desarrollar en tus colaboradores la capacidad para desenvolverse en la incertidumbre y gestionar la ambigüedad. Te ayudarán a lograrlo estas orientaciones: Seguimiento continuado: Del entorno, de los clientes, de los competidores, del trabajo que cada uno realiza. Discusión habitual: De los cambios identificados, de las sospechas percibidas, de las dudas generadas. Búsqueda de creación de valor: Resolución de nuevos problemas para clientes cambiantes. Agilidad en las respuestas: Aceptando la necesidad de experimentación y la aparición de equivocaciones. Evaluación de los riesgos: Saber cuáles evitar y cuáles acometer. Registrar los avances: No fiarse de los indicadores del pasado. Precisas de otros que midan rapidez de respuesta y capacidad de aprendizaje.   Atravesar esta selva es una expedición que puede llegar a ser apasionante, en particular en estos tiempos marcados por las innovaciones tecnológicas, la interconexión mundial y la rapidez de los cambios. Pero la supervivencia depende de una preparación profesional y de la...

Sin miedo al error

Que todos cometemos errores no es algo discutible, como prueba la situación por la que atravesamos. No es una frase para quedar bien. Y todos tenemos que aprender a sobrellevar la vergüenza que nos ocasionan nuestras equivocaciones. Sin duda, considerarse perfecto es la mayor prueba de imperfección. En estos tiempos veo a muchas personas, empresarios y directivos que se enfrentan a situaciones que exigen asunción de riesgos para salir de la recesión actual. Y sin embargo se resisten a hacerlo por el miedo a equivocarse. Es muy cómodo no moverse y dejarse arrastrar por la situación. Que vayan mal las cosas y que lo sigan yendo en el futuro puede resultar comprensible, ya que se asume que a todos les va igual de mal. Pero no es perdonable. No a todos les va mal y aunque así fuera, es inaceptable tener responsabilidades de gobierno y no ejercerlas (pensaba en las organizaciones y no en un determinado país, pero es lo mismo…). Basta con imaginar las consecuencias de ese destino futuro resultante de la inacción. Y además es una insensatez. No se sufre menos inquietud cuando no se abordan decisiones arriesgadas. Al contrario, la desazón crece al ponderar los efectos de dejar pasar un día más sin decidir y ser conscientes del deterioro acompañante. Para poder asumir los errores con naturalidad puede ayudarte: Reconocer el error. Cuanto más pronto lo hagas mejor. Siempre costará pero antes te aliviará. Aprender del error. Aunque todos lo dicen creo que es lo que menos se hace. Exige ponerse a ello, dedicar tiempo, tomar notas y releerlas. Salir del error. Has de actuar. Asume que te has equivocado y que volverás a hacerlo, pero quedarse inactivo es masoquismo.   Si crees que no has cometido errores es que no...

Parar la caída

Escuchaba una entrevista a Jim Collins en la que hablaba de las fases por las que evolucionan empresas dirigidas por personas inconscientes. Me llamó la atención por recordarme a empresas con las que me encontrado en mi vida profesional. Y me parece que es una buena llamada de atención para quienes se ocupan hoy en tareas directivas. La fase 1 se caracteriza por la arrogancia. Todo lo que se emprende funciona, se crece a buen ritmo, se tiene éxito. Nadie se sorprende pues se atribuye a lo bien que saben hacer las cosas. En la fase 2 se mantiene el convencimiento de que todo seguirá yendo bien como en el pasado, por lo que se toman decisiones sin disciplina, se entra en actividades en las que se carece de experiencia, se asumen riesgos indebidos. En la fase 3 ya aparecen los problemas resultantes de las decisiones erróneas de la fase anterior. Pero se niegan los peligros y se ignoran los riesgos pese a que las pruebas se acumulan. La fase 4 es de caída, arrastrada por los problemas y el intento de aplicar soluciones parciales e insuficientes. Alguna aparente recuperación momentánea seguida de nuevas caídas dado que no se aplican soluciones determinantes y definitivas. La fase 5 lleva a la desaparición de la empresa que se quedó sin respuestas adecuadas a sus problemas.   Seguro que puedes identificar empresas en algunas fases de esta evolución. En nuestro entorno de crisis, son muchas las que se desploman en la fase 4. Pero no todas están llamadas a caer sin remedio. Para recuperarse es necesario prepararse bien y actuar con disciplina. Posiblemente se habrán de tomar decisiones osadas, pero con la seguridad de que se hace lo correcto y que se evitan riesgos innecesarios. Será la...

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