¿A qué dices que te dedicas?...

He mencionado en otra ocasión la necesidad de contestar de manera adecuada y profesional a la pregunta «¿a qué te dedicas…?» Hoy me quiero centrar en la dimensión temporal de la respuesta. Me explico. Una manera de contestar, particularmente cuando se responde a otra persona que te hace esa pregunta, consiste en describir lo que te ocupa en la actualidad, los clientes a los que resuelves sus problemas y el modo extraordinario y singular en que los atiendes. Pero también es bueno que te hagas esta pregunta a ti mismo y que la contestes con una perspectiva temporal más amplia. Podrías tratar de imaginar en qué deseas ocuparte el próximo trimestre, semestre o durante este año. Estos períodos dan más de sí de lo que sueles esperar. Esta nueva respuesta debería incluir además no sólo aquello que haces para ganarte la vida, sino otros objetivos en los ámbitos del desarrollo de competencias personales y profesionales. Si analizas en lo que te estás ocupando ahora, ¿estás seguro de que es verdaderamente eso lo que deseas?, ¿te gusta el efecto que está teniendo sobre ti?, ¿qué conclusiones sacas de todo ello…? No te escribo estas líneas porque estemos todavía en los primeros días de este nuevo año. Las tareas de las que hablo se han de llevar a cabo de manera continuada. De nada sirve pensarlas una vez y no volver a considerarlas de nuevo hasta la descorazonadora cita del cambio de año. Mi consejo es que pienses hoy de manera original y ambiciosa. No trates de hacer lo mismo que todos los que te rodean. Busca tu propio camino siguiendo la pista de aquellos que consideras mejores. Hoy no es complicado lograrlo con las herramientas de publicación y comunicación a tu alcance. Y ten la suficiente flexibilidad como...

¿Cuál es tu precio?...

En muchas ocasiones he defendido la necesidad de ofrecer gratis parte de tus productos o servicios. Pero hoy voy a defender la aparente paradoja de proponer precios altos a tus clientes para que puedan acceder a tus productos o servicios, y además hacerlo en los tiempos actuales. Necesariamente esta propuesta pasa por la generación de valor que seas capaz de hacer. Cuanto más valor generes para tus clientes mayor precio deberías cargar. No pienses que basta con proponer una cifra elevada para el cliente interprete que algo valioso debe haber cuando tanto le cuesta. Las cosas ya no funcionan así. Más bien sucede al contrario. Si parece caro, la primera percepción el cliente es que tratas de engañarle y la segunda, que no debes saber lo suficiente como para hacer tu propuesta suficientemente asequible. Los precios altos dejan de parecerlo cuando demuestras a tus clientes el dinero que le haces ganar con tus servicios o se comparan con el coste que supondría el no hacerse con ellos. Y aún así, esto no es suficiente. O tienes un buen conocimiento de tu cliente, o has desarrollado una relación de confianza con él, o nada de lo comentado hasta ahora te servirá. En las últimas semanas he podido comprobar cómo hay quien es capaz de lograr esa confianza en cada primera interacción con sus clientes y saben ganárselos de inmediato. Pero también es cierto que determinados productos o servicios requieren de un tiempo mayor para consolidar esa relación de confianza. No pretendas obtener unos márgenes muy altos en la primera venta a tu nuevo cliente. No se trata de regatear sino de darse a conocer. Es preferible sacrificar algunos beneficios en el corto plazo a cambio de poder asegurar los futuros. Pero deja claras tus verdaderas...

¿Y nosotros porqué no…?...

A mi regreso del viaje de esta semana he podido ver la presentación de Apple del día 12 sobre el iPhone y demás productos. No he ocultado en estas notas mi admiración por Apple y mi vinculación con sus productos desde 1984. Pero el interés por ellos se ve incluso superado por el estudio de su estrategia empresarial. No soy muy aficionado a describir casos de empresas para dar soporte o credibilidad a ideas o conceptos relativos a la gestión empresarial. Es una práctica muy habitual en las publicaciones especializadas de los últimos años. En la mayoría de los casos me parecen artificiales y de poca utilidad por hacer referencia a circunstancias particulares de empresas muchas veces poco conocidas para la mayoría de los lectores. Prefiero el análisis personal de la observación directa de los comportamientos de las empresas y la reflexión compartida para identificar aquello que nos pueden enseñar. Es lo que hago habitualmente con empresas como Apple o Ryanair lo que me lleva en ocasiones a conclusiones distintas de los lugares comunes que sobre ellas se escriben. En el caso de Apple y su presentación de esta semana me interesan algunas cosas más que los propios dispositivos. Sin duda me gustaría disponer de la nueva versión (yo todavía estoy en el iPhone 4) pero no me parece lo más crítico. Las revisiones de los especialistas reconocen los avances técnicos pero algunos se muestran insatisfechos. Al parecer esperaban más como resultado de la comparación con características aisladas disponibles en otros dispositivos. No estoy de acuerdo con esas valoraciones. Creo que se pierden lo fundamental. De lo que me impresiona de Apple mencionaré hoy lo siguiente: Su compromiso continuado con el progreso y la innovación para desarrollar productos y servicios para sus clientes. No...

Aléjate de los competidores...

No te quejes del modo en que venden, de las ofertas que platean a los clientes. No dejes que sean ellos los que establezcan las reglas del juego, los que determinen tu estrategia. Perderás siempre. No está mal que entiendas su modo de operar. Pero no trates de demostrar tu superioridad ante el cliente comparándote con tus competidores. Debes demostrar por ti mismo tu capacidad de innovación y liderazgo, resolver los problemas de los clientes y crear valor para ellos. Tu debes ser el estándar contra el que todos tengan que evaluarse. Deja que sean tu competidores los que se defiendan diciendo que son más baratos. Tu demuestra que les haces ganar más dinero a tus clientes. Como veíamos ayer, céntrate en cada uno de tus clientes, en lo que desean conseguir. Ayúdales a identificar lo que precisan para realizar mejor su trabajo y alcanzar sus objetivos. Que aprecien que trabajas para ellos y en su beneficio. Que sean ellos los que establezcan unas condiciones de servicio que sólo tu puedas atender. Y llega más lejos que nadie en proporcionar una respuesta  extraordinaria. Actuando así pronto perderéis de vista, tu cliente y tu, a los...

Es un tema personal

Estoy seguro que sabes que tus clientes, una gran parte de ellos, están conectados buena parte del tiempo gracias a las tecnologías de la comunicación. De este modo tienen acceso de manera instantánea a cuanta información puedan precisar. Este conocimiento les otorga el poder de decidir de manera inteligente como en ningún tiempo anterior. Esta capacidad les lleva a tener unas expectativas enormes, a esperar unos productos y servicios muy buenos, innovadores, personalizados y ofrecidos de manera extraordinariamente satisfactoria. No te debe sorprender. No es no más ni menos que lo que tu y yo esperamos, pues también somos clientes con demandas que desean ser satisfechas. Y es fácil intuir que eso que reclamamos no se puede atender si no es mediante un conocimiento personal de nuestras necesidades y expectativas. No sirven soluciones genéricas. De ahí que la innovación primera deba dirigirse a la personalización de nuestra oferta. La batalla por la vinculación de los clientes se está dando en este campo. Y si observas las tendencias establecidas por las aplicaciones que se desarrollan para dispositivos móviles, su orientación es a desarrollar y profundizar esa personalización. No sólo no hay vuelta atrás en este camino sino que el avance es tan rápido que corremos el riesgo de quedar desfasados. Pudieras pensar que ya vas tarde, o que de hecho te parece imposible tratar de modo personalizado a todos y cada uno de tus clientes. No tires la toalla. Empieza hoy con aquellos clientes más valiosos (hace tiempo que te pido que los tengas identificados), reúne la información de que dispones, habla con ellos, profundiza en el conocimiento de sus necesidades y problemas y ajusta tu oferta de manera apropiada. Tu relación con ellos se hará más estrecha y sólida, más rentable y mutuamente provechosa,...

Feminización empresarial...

Inicialmente había titulado esta nota como afeminamiento y no feminización, seguramente porque tenía más pegada. Pero he caído en la cuenta que puedo ser mal interpretado y que habría que entrar a discutir si la palabra empresa es más masculina o femenina (y esto depende del idioma…) La razón de tratar este asunto me ha surgido leyendo Why she buys de Bridget Brennan. Este libro explica como diseñar, presentar y comercializar los productos que habrán de comprar las mujeres. Su importancia es evidente; son ellas las verdaderas clientes puesto que compran prácticamente todo lo que se vende. La situación de crisis económica y el desarrollo del comercio electrónico no han hecho más que reforzar esa tendencia. Creo que vale la pena leerlo. Hoy me quiero centrar en la diferente manera de ver el mundo de mujeres y hombres según la autora: Mujer   Hombre Deseo de ser indispensable Deseo de ser independiente Deseo de estar en conexión Deseo de ser respetado Deseo de minimizar diferencias de estatus Reconocimiento de la jerarquía Expresa sentimientos y vulnerabilidades Oculta vulnerabilidades. No comenta sus sentimientos Conecta con los demás hablando Conecta con los demás en actividades Se siente poderosa cuando ayuda a los demás Se siente poderoso cuando es responsable de los otros Se interesa por los detalles de los demás Le aburren los detalles de los otros Evita el conflicto Disfruta con las confrontaciones Le divierte colaborar Le entusiasma competir Valora la calidad de las relaciones Valora la consecución de logros y destacar De los productos le interesa la satisfacción de una necesidad De los productos le interesa cómo funcionan   Cuando leía esto no podía dejar de recordar las características que desde estas notas se han defendido para la formulación de la estrategia empresarial. En la...

El foco y la estrategia...

Ignoro la razón por la que en los últimos meses se escribe con mucha frecuencia acerca de los términos foco y enfoque en relación a la estrategia empresarial. Es fácil que muchos de esos autores caigan en lugares comunes y se apunten a la idea de que aplicar el foco, o más correctamente tener enfocada la estrategia tiene que ver con reducir el campo de actuación, con limitar iniciativas, y con especializarse. En mi opinión no se dan argumentos válidos para sostener estas ideas. Parece que resulta más seguro hacer menos cosas, evitar la dispersión y centrarse en lo que se conoce, en lo que ha funcionado. De este modo se supone que se atravesarán con más tranquilidad los particularmente agitados tiempos que nos toca vivir ahora a las empresas. Esos son conceptos viejos basados en modelos estratégicos que ya tienen una escasa validez, como he comentado muchas veces en estas notas. Se ven afectados por el mismo error habitual: una visión centrada en el producto y dirigida hacia el interior de la empresa. El único sentido que tendría ese enfoque, esa concentración de esfuerzos, sería dirigirlos hacia un punto distinto del que proponen. Habría que orientarlos hacia el exterior, hacia los clientes. Esto se manifestaría en la práctica en una mayor dedicación de tiempo a: Experimentar por ti mismo qué significa ser cliente de tu propia empresa. Servir a tus clientes. Observar en directo cómo sirven a tus clientes. Escuchar lo que dicen tus clientes. Hablar y escuchar a las personas que trabajan con tus clientes. Observar cómo otros atienden a sus clientes.   No puede ser de otro modo. Es ahí donde encontrarás la información que necesitas para definir tu modelo de negocio, donde encontrarás las pistas para saber qué cosas debes...

¿Tienen también ellos su burbuja?...

Desde estas notas he defendido repetidas veces el papel de las nuevas tecnologías en el desarrollo de nuevos modelos de negocio. Pero alguno podría manifestar sus dudas de la viabilidad de algunos nuevos negocios a la vista de lo que ocurre en otros mercados, como por ejemplo el de EEUU. En estos días se percibe una cierta agitación en los mercados como consecuencia de la evolución del valor de las acciones de empresas tan conocidas como Groupon, Facebook o Zynga. Groupon ha perdido más del 75% de valor desde su salida a bolsa. Facebook el 50% (habiendo salido en Mayo) y Zynga el 70% (salió en diciembre pasado). Este comportamiento es comparable al que se vivió cuando el estallido de la burbuja de las “punto com” en el año 2000. No obstante, estas empresas siguen despertando el interés de inversores si bien cada vez con más recelos. Las empresas de internet cayeron en el 2000 por no ser capaces de generar beneficios, mientras que las actuales los obtienen e incluso crecen sus ventas, como en el caso de Groupon. En el fondo del debate sobre estas nuevas empresas se encuentra el análisis de su modelo de negocio. En muchos casos sigue sin estar del todo claro. De hecho, algunas de esas empresas mantienen modelos estratégicos anticuados, orientados a mercados genéricos y con unas previsiones de ingresos ligadas a la publicidad, de dudosa validez en la actualidad o en el futuro. No es probable que funcionen unas estrategias que no vayan orientadas a clientes concretos y que se dirijan a hacerles ganar dinero primero a ellos. De ahí la dificultad del sostenimiento a largo del modelo de Groupon, que cada vez debe gastar más en vendedores para atraer a sus clientes. Y pese a todo...

Reflexionando…

De las lecturas de estos días he tomado algunas notas de ideas que ya han salido aquí pero que parece buen momento para recordar. No trates de imitar exactamente lo que hacen otros porque te parecen importantes, ni sigas apostando por lo que funcionó en épocas pasadas. Acabarás abocando grandes cantidades de dinero en iniciativas que no funcionarán. Una innovación lo es sólo en la medida que responde a una necesidad de los clientes o les proporciona algo que ellos piden. Tu trabajo no es encontrar compradores para tus productos sino productos para tus compradores. Tu proceso de innovación consiste en evaluar lo que estás haciendo por tus clientes y descubrir lo que no haces y lo que podrías llegar a hacer. En ocasiones esas innovaciones son muy sencillas y otras veces requieren desarrollos más técnicos y complejos. En cualquier caso todo empieza con el cliente. La opinión de los clientes es lo más útil que ellos te pueden proporcionar. Te darán la clave de lo que es más valioso, te dirán lo que funciona y lo que no, te contarán cómo se sienten en la interacción con tu empresa. Habla con ellos directamente. No cometas el error de centrarte sólo en el precio para llegar a tus potenciales clientes. Es una barrera significativa, pero no la única ni la más importante. Has de ser consistente y persistente en el logro del propósito institucional. Orientará la estrategia de la empresa. El resto son actuaciones tácticas que habrán de cambiar continuamente para adaptarse al mundo que te rodea. Si se te ocurre decir, en el contexto actual, que vas a poner en marcha un nuevo negocio, muchos te dirán que estás loco. Te aconsejarán que te mantengas en lo seguro, un trabajo discreto en una...

¿Cómo te tratan…?...

Si has seguido estas notas durante un tiempo ya conocerás del énfasis que en ellas hago en cultivar las relaciones con los clientes y en evitar que se consideren las ventas como meras transacciones. Los clientes son un bien cada vez más escaso y la pelea por ellos empieza a parecerse a situaciones como describen las películas de temática post-apocalíptica. Es preciso por tanto, hacer que cada interacción con ellos sea ocasión para establecer un diálogo y crear las bases para una relación estable y leal. Estos días, que en Europa algunos aprovechan para hacer turismo y descansar en lugares distintos de los habituales, proporcionan una ocasión para exponerse como cliente a experiencias muy variadas. Si te has contagiado ya con este virus del análisis de la interacción con los clientes en distintos modelos de negocio, seguro que no te pasan desapercibidas las diversas maneras que esos negocios tienen de abordar la relación contigo. Mi valoración es que la mayoría de ellos siguen tratándonos como clientes desconocidos, con escaso interés porque volvamos a repetir en sus establecimientos. Y mucho menos se preocupan por conocer en profundidad nuestras necesidades con el fin de modificar sus productos o servicios para ganar en satisfacción o calidad del servicio. Pero al mismo tiempo, ocasionalmente es agradable encontrarse con alguna empresa en la que puedes identificar que todas sus operaciones están pensadas para ganarse tu lealtad. Desde el diseño de las instalaciones, el trato que te prestan, la información que recogen acerca de ti, y el compromiso que muestran por que seas su cliente en el futuro. Dos ejemplos. El primero, un restaurante, con sólo una persona para atender unas 20 mesas. Tardan en tomar en pedido, lo entregan con notable retraso y equivocado, y hay que avisarles de...

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