No, no me refiero a los antiguos componentes de la Policía Armada que sólo los menos jóvenes recordamos; sino a la gama de grises que se extiende entre los colores extremos blanco y negro. Muchos establecen sus posiciones, sus convicciones, de manera fija en uno de esos polos y permanecen inamovibles en ellas. Los hay que construyen alrededor de sus ideas una fortaleza que se acaba convirtiendo en una prisión. Algo absurdo si lo que pretendes es avanzar hacia algún objetivo. Ésta parece ser una enfermedad de juventud que se cura con la edad. Con los años se descubre que existe una amplia gama de grises y que pocas son las cosas clasificables como absolutamente ciertas o falsas. Es en los grises donde puede encontrarse comprensión y alcanzarse acuerdos, donde las opiniones pueden defenderse y respetarse, el lugar para negociar y persuadir o ceder para llegar a acuerdos mutuamente beneficiosos. La madurez lleva a identificar con facilidad esa gama de grises donde las personas con buena voluntad pueden encontrarse para hablar de sus diferencias y resolverlas para avanzar a un objetivo común. Otras notas relacionadas: Tus convicciones Rinde tu...
Irritantes
Hay circunstancias y personas que pueden calificarse objetivamente como irritantes. Y es comprensible que muchos reaccionen mostrándose razonablemente irritados. Pero no necesariamente ha de ser así. Considera que la propia irritación surge como consecuencia de: Dar importancia a asuntos triviales y permitir que se acumulen mental y emocionalmente esos agravios, en vez de mantener una perspectiva más equilibrada. Permitir que se acumulen pequeños fastidios que se acaban convirtiendo en una carga insoportable, en vez de asumirlos como algo natural que forma parte de la rutina laboral, e ignorándolos y olvidándolos de manera inmediata. Piensa que serás todo lo infeliz que tu mente te lo permita, no más… Por tanto, nada puede obligarte a sentirte irritado si tú no lo deseas. Tu libertad también incluye decidir tu estado de ánimo. He tenido que escribir esta nota porque me estaban empezando a hacer sentir profundamente irritado. Notas relacionadas: Cliente con...
Escribiendo
No te pones a hacerlo por miedo a que nadie te lea, a parecer estúpido por lo que escribes, por las dudas de que sólo sea una pérdida de tiempo. Pero nada de eso tiene que ver con el hecho de escribir. Ningún escritor escapa a esos reparos antes de ponerse a ello. Todas las objeciones están en tu mente, y todas ellas desaparecen cuando comienzas a escribir. Componer es un ejercicio obligado y redactar las primeras líneas mata esos fantasmas. Escribir te hace valiente. Notas relacionadas: Escribe en tu blog Haz algo Ideales Tu...
Nuestra intención
El porqué, el propósito del jefe o de la Dirección, es la referencia que orienta con claridad el camino y la intención. Es, en términos militares, el commander’s intent, que expresa de manera breve y directa a los responsables operativos, lo que deben llevar a cabo. Estos habrán de elaborar los planes correspondientes y comunicarlos a sus colaboradores. Y a la vez los deberían explicar al jefe para asegurar la alineación con sus intenciones. Esta última parte, lamentablemente, no suele realizarse, pese a que es un paso obligado para convertir la estrategia en resultados. Conocer el propósito del jefe despeja incertidumbres, no deja lugar a interpretaciones ni confusión, y permite ganar un tiempo precioso para diseñar iniciativas innovadoras que hagan ganar en eficacia. Esta definición del propósito puede establecerse al más alto nivel de la organización y también en el nivel de la dirección de los equipos de proyecto o de trabajo. Es aconsejable contar con esas reuniones en las que se compartan las líneas generales de los planes a desarrollar. En ellas se pondrán de manifiesto las posibles desviaciones respecto a las intenciones perseguidas. El rechazo a recibir indicaciones sobre lo que se debe hacer es universal. Cualquier profesional competente considera degradante que alguien le defina y controle sus tareas hasta el más mínimo detalle. Este comportamiento es desagradable e ineficiente. Y además ineficaz pues, por mucho detalle que se proporcione, nunca es posible dar respuesta a toda posible contingencia. En un entorno tan volátil como el actual, esa actitud conduce inevitablemente a la parálisis y al fracaso. Por eso dar a conocer el propósito del jefe es una manera mejor de delegar. Se trata de transmitir el porqué se han de hacer las cosas. Cuanto más se comprendan las razones que justifican las...
Experiencias de los clientes...
Está de moda en las organizaciones que ofrecen productos o servicios genéricos. Diseñan estos programas como manera de diferenciarse y el resultado es que, la mayoría, fracasan estrepitosamente. Las empresas pierden el tiempo y el dinero en cosas que no funcionan. Y adicionalmente malgastan credibilidad ante sus empleados e incluso los mismos clientes. La razón principal es que no puede funcionar algo que no está en la naturaleza del negocio. Si no es estratégico estar vinculado con el cliente, toda iniciativa que trate de atraerle será percibida como un engaño. Más aún, puede llevar a ignorar las verdaderas razones que mueven a los clientes a comprar esos productos o servicios genéricos, que por naturaleza son cambiantes, y para este tipo de empresas, impredecibles. La solución sólo pasa por abordar de manera consistente el construir una relación de confianza y duradera con cada uno de los clientes. No sirven los mensajes de las campañas de márquetin, ni las encuestas de satisfacción, ni los programas de formación en modales para la atención al público. Ni unos programas de selección de personal rediseñados, ni unos nuevos incentivos, ni la incorporación de nuevas tecnologías. No es que no deban existir, que son todos ellos programas obligados, sino que carecen de utilidad si no se acompañan de una verdadera consideración de esa vinculación con cada cliente como el centro de la estrategia. Y aún más cuando los productos o servicios son genéricos, pues no queda otra opción viable. El cambio necesario es más amplio y profundo. No puede quedar en la forma en que tratan al cliente los profesionales ni en los sistemas establecidos para atenderle, sino que reclama un cambio de estrategia. Requiere un compromiso absoluto que se ha de expresar como una transformación total de la organización. En...
Comprensión
Es más fácil juzgar que comprender. Comprender exige un trabajo a conciencia. Por eso es más fácil desprenderse de aquellos a los que no comprendes. Les pones una etiqueta, les condenas, y los persigues hasta hacerles caer como si te empujara una fuerza sobrehumana. Comprende y serás...
Con toda intención
La conexión de la mayoría de los usuarios a las redes sociales se ha producido sin una intención clara. El estímulo cerebral que ocasiona la recepción de un mensaje se diluye rápidamente por la distracción, el disgusto o la frustración que pueden sucederle. El despiste se ha convertido en el estado habitual de muchos. El temor a perderse algo interesante lleva a descuidar a quienes tienes enfrente y lo que hacen, olvidando aspectos valiosos de tu propia vida. Has de realizar el esfuerzo de poner intención en el uso de las redes sociales, de adoptar una actitud proactiva y no reactiva. De otro modo, estarás sometido al impulso de la gratificación instantánea y olvidarás otras actividades más adecuadas para alcanzar tus propios objetivos. Por ello has de saber bien por qué estás conectado y ser capaz de prescindir de esos medios cuando ya has encontrado lo que buscabas. Cuando te centres en satisfacer tus necesidades primordiales y ayudes a otros a hacer lo mismo, te sentirás gratificado y competente. Cada interacción que resulte mutuamente beneficiosa, reforzará tu autoestima, tu sentido de pertenencia, te hará estrechar las relaciones y favorecerá tu desarrollo. Por tanto, el impacto de las redes sociales en tu vida puede ser muy importante, pero dependerá de la intencionalidad que pongas en su uso. Es lo que te permitirá recuperar la eficacia y vivir con propiedad el momento...
Objetivo: Reducir el e-mail...
Está comprobado que, si realizas un trabajo profesional, basado en la aplicación de conocimientos, empleas excesivo tiempo y energías en la gestión de la bandeja de entrada de tu correo electrónico. Hay estudios que lo cifran en media, en un 28% de tu tiempo. A esta disfunción se ha llegado como consecuencia de utilizar el correo como la herramienta primordial para mantener conversaciones, intercambiar ideas, transmitir información, avisar las reuniones, o compartir imágenes, vídeos y documentos. El buzón de entrada se ha convertido en la opción más cómoda para que todo el mundo te haga llegar sus peticiones, que además es capaz de absorber más entradas que si las atendieras en persona. De la necesidad de reducir esta carga de trabajo han surgido innumerables aplicaciones, herramientas, métodos o extensiones que intentan ayudar a lograrlo. Son tantas las sugerencias que se proponen para aumentar la productividad que es difícil seguirlas todas; pero entre las más recomendables y establecidas están las siguientes: Consultarlo sólo dos o tres veces al día y asignar tiempos concretos para trabajar en él. Establecer reglas para que los correos se ordenen a su entrada de manera automática. Definir con claridad el campo del asunto para poder recuperarlos con rapidez y facilidad. Tener todos los correos archivados para poder trabajar con orden y concentración. Disponer de un sistema de recordatorio para acceder a correos importantes pendientes. Utilizar códigos de colores para determinar prioridades. Transformar los correos en tareas de modo que ninguno se quede sin atender. Disponer de plantillas para simplificar la redacción de correos similares y habituales. Darse de baja de listas de correos innecesarias. No escribir más de dos párrafos o cinco frases en cada correo. Tienes que asegurarte que el tiempo que dedicas a los correos sirve para algo,...
Dilemas
Los dilemas se presentan cuando te encuentras con diversas opciones en conflicto: Principios enfrentados, peticiones que se disputan recursos… Las cuestiones en juego no se acaban de comprender con claridad. Ayudar a que tus colaboradores puedan resolver un dilema es una de las intervenciones de mayor impacto que como directivo puedes hacer. Y la manera más eficaz de lograrlo es ayudar a que sean ellos mismos quienes descubran su solución. Todo empieza por una correcta identificación del propio dilema. Después habrán de reflexionar sobre él. Esto no tiene nada que ver con analizar la información disponible y pensar con lógica. Se trata más bien de permitir que la mente establezca conexiones de manera inusual o incluso subconsciente. A continuación aparece el esclarecimiento que genera esa descarga de energía que acompaña al placer del hallazgo o la revelación. Y finalmente, se llega a la motivación que empuja a emprender las acciones oportunas para sortear el dilema. No obstante esa motivación se puede desvanecer con rapidez por lo que es imprescindible comprometerse de inmediato para que esas nuevas ideas se hagan realidad. Imagina el impacto en tu organización si contribuyes a que todos tus colaboradores experimenten la satisfacción de resolver por ellos mismos los dilemas a los que se enfrenten. La vinculación que consigas será extraordinaria....
Maldito correo
O correo maldito… Es la calificación que muchas veces se ganan los correos electrónicos como consecuencia de los malentendidos que generan. Quién no se ha sentido molesto por un correo recibido o quién no se ha visto sorprendido por los efectos emocionales tan insospechados como no intencionados generados por un correo propio aparentemente banal. Para evitar esas situaciones debieras establecer una serie de normas sobre su uso y comprometerte a seguirlas: Los correos sólo deberías usarlos para compartir datos, información o para programar una entrevista personal. Deberán ser lo más breves posible y el asunto debe quedar perfectamente claro y concreto. No deberías utilizarlos para transmitir nada de naturaleza personal salvo para dar una felicitación extraordinaria. Si crees que lo necesitas para desahogarte, escríbelo y guárdalo en una carpeta de borradores para eliminarlo en un día posterior. Para todo lo demás, utilizar el teléfono o la entrevista personal. Y si por casualidad incumples con alguna de las reglas, acude de inmediato a disculparte. Actuando así…: Te ahorrarás infinidad de horas y reducirás la posibilidad de conflictos, a la vez que animarás a emplear la conversación personal para abordar temas complejos. Harás desaparecer esos molestos correos de ida y vuelta entre distintos destinatarios y que se prolongan por varios días. El intercambio de ideas será más eficaz, la gente se comunicará mejor y colaborarán de manera más eficiente....