Irritantes
Hay circunstancias y personas que pueden calificarse objetivamente como irritantes. Y es comprensible que muchos reaccionen mostrándose razonablemente irritados.
Pero no necesariamente ha de ser así. Considera que la propia irritación surge como consecuencia de:
- Dar importancia a asuntos triviales y permitir que se acumulen mental y emocionalmente esos agravios, en vez de mantener una perspectiva más equilibrada.
- Permitir que se acumulen pequeños fastidios que se acaban convirtiendo en una carga insoportable, en vez de asumirlos como algo natural que forma parte de la rutina laboral, e ignorándolos y olvidándolos de manera inmediata.
Piensa que serás todo lo infeliz que tu mente te lo permita, no más… Por tanto, nada puede obligarte a sentirte irritado si tú no lo deseas. Tu libertad también incluye decidir tu estado de ánimo.
He tenido que escribir esta nota porque me estaban empezando a hacer sentir profundamente irritado.
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