Maldito correo

O correo maldito… Es la calificación que muchas veces se ganan los correos electrónicos como consecuencia de los malentendidos que generan. Quién no se ha sentido molesto por un correo recibido o quién no se ha visto sorprendido por los efectos emocionales tan insospechados como no intencionados generados por un correo propio aparentemente banal.

Para evitar esas situaciones debieras establecer una serie de normas sobre su uso y comprometerte a seguirlas:

  • Los correos sólo deberías usarlos para compartir datos, información o para programar una entrevista personal.
  • Deberán ser lo más breves posible y el asunto debe quedar perfectamente claro y concreto.
  • No deberías utilizarlos para transmitir nada de naturaleza personal salvo para dar una felicitación extraordinaria.
  • Si crees que lo necesitas para desahogarte, escríbelo y guárdalo en una carpeta de borradores para eliminarlo en un día posterior.

Para todo lo demás, utilizar el teléfono o la entrevista personal. Y si por casualidad incumples con alguna de las reglas, acude de inmediato a disculparte.

Actuando así…:

  • Te ahorrarás infinidad de horas y reducirás la posibilidad de conflictos, a la vez que animarás a emplear la conversación personal para abordar temas complejos.
  • Harás desaparecer esos molestos correos de ida y vuelta entre distintos destinatarios y que se prolongan por varios días.
  • El intercambio de ideas será más eficaz, la gente se comunicará mejor y colaborarán de manera más eficiente.