Adaptabilidad

Lo he comentado muchas veces. Aunque la presión de algunos factores como la recesión pueda confundirnos, lo determinante para las empresas y las organizaciones es la naturaleza del cambio al que todos estamos sometidos. Es tan acelerado y nos encamina a un futuro tan incierto que el mayor peligro para las organizaciones y empresas es no tanto el ser ineficientes sino el volverse irrelevantes. Ya tenemos pruebas de ello en los últimos años. Las empresas bien establecidas en un determinado sector, pese a su dominio en recursos, reconocimiento de marca y tecnología, no han liderado su evolución, sino que han sido arrolladas por nuevos entrantes. La incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad están aquí para quedarse largo tiempo. Las situaciones de crisis y recesión no son excepciones sino la normalidad. Lo relevante para sobrevivir no es la disponibilidad recursos sino la capacidad de evolución, la rapidez con que puedas adaptarte al cambio. Los avances tecnológicos modifican la manera de generar el valor económico, que cada vez se basa más en intangibles. El capital humano es hoy mucho más valioso que el dinero u otros activos físicos. La transformación demográfica nos trae nuevas generaciones que aportan unas competencias significativamente distintas. Las organizaciones se han de transformar en más ágiles y adaptables para desenvolverse con éxito en estas nuevas realidades. Una organización adaptable se caracteriza por: Responder con agilidad a demandas impredecibles, por realizar un esfuerzo continuado de transformación. Estar siempre en alerta, por cambiar antes de que le toque hacerlo, por salir a buscar su futuro, por sorprender a sus clientes de manera habitual y satisfactoria. Una estrategia que se aleja de los procesos de planificación tradicionales y se basa más en la diligencia, la experimentación, la innovación y la aversión al riesgo (ver Hachathon...

Gestiona la incertidumbre...

Los procesos de cambio se planifican aunque finalmente se desarrollan según las circunstancias emergentes. Raramente se lleva cabo un proceso de cambio según lo que se previó. De hecho su evolución se ve condicionada por la complejidad de las iniciativas e interacciones que aparecen en el desarrollo del mismo. Deberás disponer de ocasiones para ajustar o corregir la dirección  y las expectativas a la vista de los acontecimientos, buscando siempre el logro de la intención inicial en caso de que siga vigente. Esto exige la capacidad de manejarse en la incertidumbre, cosa que para algunos puede resultar difícil de gestionar por la sensación de falta de control. Gestionar la incertidumbre puede aparecer como un contrasentido. Pero podrás hacerlo si te apoyas en tus colaboradores y tienes en cuenta los siguientes principios: Reconoce la complejidad. No puedes anticipar las consecuencias de todas tus acciones. Tampoco puedes controlar la motivación de las personas aunque puedas llegar a influir en ella. Asume la capacidad de auto organización. Deja que quienes están más cerca de los problemas puedan organizarse para encontrar las soluciones. Muchas veces llegarán a ellas por actuaciones distintas a las planificadas. Facilita la interacción. La organización ganará en dinamismo y creatividad cuanto mayor sea la intercomunicación entre sus distintos niveles. Benefíciate de la diversidad. Las diferencias de capacidades, intereses, estilos y motivación de las personas deben ser una fuente de riqueza más que de conflicto.   Tienes que vencer la tendencia innata a ejercer el control por encima de todo dada la aparente sensación de seguridad que proporciona. Basta con que te asegures que se dan las siguientes condiciones y confíes en tu gente para que puedan manejarse con éxito en esos entornos inciertos: Claridad en el propósito. Acuerdo en la estrategia. Disponibilidad de competencias...

Implícales

Es frecuente ver organizaciones que presentan los procesos de cambio como una imposición, lo cual no ayuda a que tengan una buena acogida. La resistencia al cambio no procede tanto de rechazo al mismo como del desconocimiento de las razones que lo exigen y el hecho de no participar en las decisiones. Pero si se dan las condiciones para que las personas se impliquen en el cambio, acabarán por reconocerlo como propio y asumirán la responsabilidad de llevarlo a cabo. Es preciso conectar con los participantes y escuchar sus impresiones; asegurar que se sientan escuchados y protagonistas. De este modo se mostrarán verdaderamente implicados. Para lograrlo has de preguntarles acerca de sus percepciones sobre el proceso de cambio e identificar los problemas sobre los que habrías de actuar. Puedes acceder a este conocimiento mediante la puesta en marcha de iniciativas concretas como las siguientes: Incluye al mayor número posible de participantes. De este modo asumirán el cambio como algo propio y aumentará la masa crítica de gente a favor del cambio. Al mismo tiempo facilitará la aparición de iniciativas innovadoras de adaptación y aprendizaje. Ayuda a que se comuniquen entre ellos. Es la manera de demostrar que su opinión cuenta y son escuchados, a la vez que se refuerza el compromiso con el proceso de cambio. Facilita sus reuniones. Proporciona el tiempo y las ocasiones necesarias para la celebración de talleres y foros. Ayuda a la difusión de sus conclusiones en boletines y circulares. Comprenderán mejor las razones del cambio y lo desarrollarán conjuntamente entre todos. Promueve los principios de apertura y equidad. No escondas información y compártela lo más ampliamente posible. Permite la implicación en la toma de decisiones y da autonomía con asunción de responsabilidades en la ejecución de las iniciativas.  ...

Demasiado ocupados

Seguro que es como te sientes. No eres un caso aislado. Innumerables reuniones, llamadas cruzadas, dificultades para quedar, desplazamientos imprevistos, agendas imposibles de cuadrar, jornadas inacabables… Con frecuencia me encuentro con gente que parece tan atareada que es difícil quedar con ellos. Y a la vez observo otros menos comprometidos que no ponen tantas energías, ni su contribución resulta ser de gran utilidad. La presión por la eficacia y la gestión del tiempo pueden llevarte a tener todas las horas del día completamente ocupadas. Igual incluso acabas con la satisfacción del deber cumplido. Y sin embargo tu disponibilidad para innovar se habrá resentido de manera grave. La complejidad de los negocios, la demanda de eficiencia, los apresuramientos, nos han quitado el tiempo para investigar, para deliberar, para pensar. Ya no podemos detenernos lo suficiente para reflexionar sobre necesidades, problemas y alternativas. Estamos demasiado ocupados o preocupados como para poder encontrar el tiempo necesario para innovar. Te ocupa tanto el corto plazo, la reducción de costes, la resolución de problemas operativos, la gestión de los clientes, la reacción de los competidores que las actividades de innovación no encuentran un lugar en tu agenda. Como no te generarán ingresos hoy, siempre optas por iniciativas que se antojan más urgentes. Pasas el día apagando fuegos que con un poco de reflexión podrías haberlos anticipado y te los hubieras ahorrado. Lamentablemente los sistemas de evaluación e incentivos de las organizaciones, con indicadores más orientados hacia el corto plazo o hacia lo que ocurrió en el pasado, no están diseñados para premiar a quien evita los problemas por haberlos previsto. Y los considerados expertos funcionan disparando soluciones antes incluso de haber tenido tiempo para comprender los problemas en profundidad. Innovar requiere investigación para  identificar necesidades o problemas, analizar posibles...

Sal del despacho

Me contaban hace poco de un alto directivo, recién incorporado a su nueva organización, del que apenas nada se sabía pues pasaba el tiempo encerrado en su despacho. Cuando se les pregunta en qué ocupan su tiempo a directivos en posiciones ejecutivas, suelen responder que en reuniones con sus colaboradores, en el estudio y análisis de informes de resultados o en la resolución de problemas de desempeño. Son sin duda tareas importantes aunque quizás no del todo acordes con lo que se esperaría de quien debe ejercer el liderazgo de la organización. Seguro que algunas de esas tareas podrían delegarlas para ocuparse de otras en las que nadie les puede sustituir. La principal hoy día me parece que tiene que ver con la remodelación e implantación de una nueva cultura, más en consonancia con los tiempos actuales. La actividad indelegable del alto directivo está en asegurar la definición del propósito institucional, y el promover la identificación y el compromiso de la organización con sus valores, estrategia y objetivos. Esto implica llegar a conocer a cada una de las personas a su cargo y proporcionarles los medios para que puedan realizar con su trabajo una contribución decisiva. Más que trabajar con sus colabores inmediatos los altos directivos deberían dedicarse a observar al resto de la organización, reconocer y premiar lo que funciona y facilitar los recursos para que los directivos correspondientes puedan resolver los problemas de desempeño o reconducir decisiones que no estén alineadas de manera adecuada. En la práctica, los directivos en posiciones de liderazgo deben ocuparse de desarrollar la cultura organizativa que desean, para que después, su funcionamiento orgánico, pueda proporcionar los resultados esperados. Por tanto, si tienes asignada esa responsabilidad, analiza a qué dedicas tu tiempo no sea que tus actividades diarias...

El porqué se oponen

Andaba preparando un resumen de notas anteriores sobre el cambio y la innovación cuando me encuentro con este artículo de Kanter. Lo traigo aquí pues no lo había mencionado antes y recoge bien algunas de las razones que subyacen en la resistencia al cambio que me he encontrado en algunas organizaciones. Me apoyo en ellas y hago mis propias observaciones: Pérdida de control. Refleja el miedo a ser dejado de lado en la toma de decisiones y ver reducida la propia autonomía en la nueva situación. El exceso de incertidumbre. La gente suele preferir lo malo conocido que lo bueno por conocer, sin importar la gravedad de la situación por la que atraviesen. La inquietud por lo desconocido. Se anticipan unos cambios cuya dimensión e impacto se ignoran, de modo que en cuanto se anuncian, se genera una actitud defensiva automática. Cambio de hábitos. Resulta molesto deshacerse de las rutinas fuertemente enraizadas. Resentimientos antiguos. Limita la capacidad de cooperar con otros en la implantación de nuevas iniciativas. Afrenta personal. Se asume como un atentado contra la propia dignidad el que los modos da hacer del pasado se vean superados por las nuevas directrices. Sospecha de incompetencia. Es el miedo a no saber estar a la altura de los nuevos tiempos, a que los propios conocimientos y habilidades se demuestren desfasados. Sobrecarga de trabajo. Se anticipa un mayor esfuerzo como consecuencia del cambio. Efectos inesperados. Se teme la aparición de trastornos que no se pueden anticipar en áreas no imaginables.   Lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones estos argumentos y miedos son infundados. Seguro que sabes como responder a cada uno de ellos si te dan la oportunidad de explicarte. Por eso es bueno que los tengas presentes en la toma...

Para vencer la resistencia al cambio...

Seguro que más de uno se encuentra ante la necesidad vencer la resistencia al cambio en su organización y habrá quien haya experimentado recientemente la incapacidad para superarla. Me parece de interés comentar las dos vías para lograrlo que se describen en este artículo de hace ya unos años. La vía denominada tradicional se centra en arreglar lo que no funciona, y actúa de arriba abajo en la organización, y de fuera adentro. Se caracteriza por: Estar liderada desde lo alto de la organización, que es quien promociona el cambio. Se promueve desde fuera mediante la identificación de las prácticas más acertadas. Se fija en las deficiencias y mira de resolverlas. Obedece a la lógica impuesta por la nueva manera de actuar. Genera resistencias al tratar de implantar ideas de desconocidos y que vienen del exterior. Parte de la identificación de problemas en el contexto actual en la organización. Se personalizan las iniciativas de cambio en los responsables de los problemas.   La vía denominada de “desviación positiva” o del cambio incremental, al contrario de la anterior, evoluciona de abajo arriba y de dentro afuera. Se caracteriza porque: El líder actúa como facilitador y hace que sea la organización la que busque el cambio. Son los propios participantes los que identifican soluciones internas y las desarrollan. Se apoya en conocimientos preexistentes que han tenido éxito con anterioridad. Avanza porque los participantes adoptan una nueva manera de pensar. Se acepta bien, sin resistencias, porque se reconoce como propia. Asume un contexto nuevo y más amplio que se abre a un número mayor de soluciones posibles. Incorpora a un número mayor de personas y no sólo a los directamente implicados en los problemas.   Ninguna de las dos vías garantiza vencer la resistencia al cambio en cualquier...

Transparencia

Se ha puesto de moda este concepto de la transparencia. En un mundo hiperconectado y sobreinformado, parece la condición obligada para ganarse la confianza de los otros. Un amigo me contaba el énfasis que le hacía su jefe en mantener una relación profesional gobernada por la transparencia. Era tal la insistencia en este asunto que no había reunión en la que su jefe no insistiera en la transparencia como el principal valor de la nueva cultura de la empresa. Hasta que un día se descubrió el comportamiento gravemente deshonesto de su jefe. Sin embargo, la transparencia en el entorno empresarial tiene más significados y de carácter positivo. Por ejemplo hace referencia a que: Todos deben conocer dónde se dirige la empresa y cómo llegar a su destino. Todos comparten objetivos importantes y no pierden el tiempo en la burocracia y en batallas políticas internas. Todos disponen de la información que les permite centrarse en lo que realmente importa y en el modo en que pueden realizar una contribución significativa. Nadie tiene miedo a recibir correcciones. Nadie tiene nada que ocultar pues no gana nada con ello. Nadie opera de manera aislada o individual. Se trabaja de manera colaboradora y se crean comunidades. Lo personal y lo profesional no aparecen como cosas completamente separadas e independientes. No se rehúye hablar con claridad con compañeros o con clientes. El control no es lo más relevante pues se ha contratado a personas que son responsables. Se admiten los errores y no se penalizan. Se mantiene la palabra dada. Se manifesta y defiende la propia opinión y se está abierto a escuchar la de los otros.   Por el bien de tu organización, compensa que promuevas una comunicación directa y abierta con todos los interesados y por el...

Para mejorar la productividad...

Quizás te planteas en estos días (por ser invierno, por la crisis…) y de una manera especial cómo asegurar un mayor nivel de productividad: la tuya propia y la de la gente que depende de ti. Hay cosas que deberías tener en cuenta y que te ayudarán a lograrlo: Pasión por encima de todo. Demasiadas veces le damos prioridad a los aspectos racionales, conocimientos, capacidades, experiencia, como determinantes de la intensidad y calidad de la tarea que se realiza. Y sin embargo todo parece indicar que la actitud positiva, la pasión por el trabajo, son motivadores más fuertes para trabajar más y ser más productivos. Deja actuar. Trata a tus colaboradores como personas responsables y capaces de encontrar su propio camino para crecer dentro de la organización. Se supone que han sido contratadas por saber como resolver sus propios problemas y tomar decisiones en beneficio de la empresa. Decide con diligencia. Cuantas más personas participan en la toma de una decisión determinada, más lento y difícil es llegar a un acuerdo. Los equipos de pocas personas, mejor no más de tres, son más fáciles de coordinar y más rápidos para avanzar. Sé flexible. Son muchos los estudios que confirman las diversas maneras que existen a la hora de abordar un trabajo con eficacia. El modo de trabajar y el lugar donde hacerlo deben ser adecuados a las características personales de cada uno, aunque estemos habituados a estilos y normas rígidas y uniformes para todos. Redefine la cultura. Quizás no ha sido explícitamente definida y la imperante es resultado de la inercia y de unas maneras de hacer de muchos años, con prácticas poco eficaces e ineficientes. Es el momento de revisarla y abordar con decisión el cambio. Actualiza las herramientas. Si no haces un...

Corrupción

¡Cómo no hablar de ella! En la estación de Atocha me ha pedido una ayuda un hombre de 48 años, con buena presencia, que ya ha visto agotada su cobertura por desempleo. Hemos hablado un rato. Por las mañanas busca trabajo y por la tarde pide limosna en la estación. Para su desconcierto, la respuesta de muchas de las ofertas a las que aplica es que ya tiene demasiada edad. Se lamentaba de la pasividad de nuestra sociedad ante la corrupción y de la avaricia desmedida de algunos por acumular dinero y sacarlo a Suiza impunemente. Si yo le contara… No hace mucho fui consciente, como en pocas ocasiones, de la gravedad moral de la corrupción. Incomprensiblemente, personas con trabajo, estudios y posición social destacada, se corrompen y corrompen a otros con tal de llegar a acumular cosas que en el fondo no necesitan. Y duele especialmente saber que quienes tienen la obligación de parar la corrupción, no se atreven y se hacen cómplices de la inmoralidad. Es como ser diagnosticado de cáncer y renunciar a someterse a tratamiento. La corrupción tiene cura. Exige extirpar el mal para sanar al resto. Necesitamos encontrar al cirujano adecuado y dejarle actuar....

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies