Los sistemas de información y los canales de acceso a la información son capaces de crear el espejismo de estar haciendo algo cuando en realidad no se produce nada. La creatividad de muchas personas está dormida mientras que su cerebro se ocupa en capturar y organizar información: leer, investigar, anotar ideas, reflexionar… Todo esto les sitúa en un entorno confortable, sin cuentas que rendir, sin que nadie evalúe su trabajo, sin tener que confrontar propuestas concretas. Basta con leer y distribuir correos, asistir a reuniones, cumplir encargos y consultar las redes sociales. Se establece de este modo una barrera que impide desarrollar un trabajo creativo propio. Se tranquiliza la mente con la idea de que uno está investigando, aprendiendo, al leer lo que escriben otros, al admirar lo que diseñan otros, al comprobar las soluciones de otros. Pero tu ausencia de resultados, tu carencia de iniciativa, no se resuelven con más información. Tienes que perder el miedo y dejar de engañarte; tienes que crear algo. No te escondas tras esa montaña de trabajo que te has construido y empieza a elaborar algo propio. Elige una idea y empieza a hacer algo con ella. Escribe una página desarrollándola, o dibújala, o define el problema y encuentra una solución… Crea algo real ahora mismo. Reserva 90 minutos para avanzar en ello. No importa si no es bueno, no tiene que gustarte ni has de compartirlo. Te hará sentir mejor que vivir en ese mundo de disimulo estéril. Notas relacionadas: Haz algo Hazlo por...
Los misiles
Lamentablemente vuelven a aparecer en las noticias, lo que da ocasión para recordar alguna lección acerca de su comportamiento. Lo natural es que se aparten del curso establecido y por eso necesitan sistemas de guía que introduzcan las correcciones necesarias. Pero no puede corregirse el rumbo si no se mueven hacia un objetivo. Para aprender y recordar: Has de tener un objetivo claro y dirigirte hacia él. En ese proceso cometerás frecuentes errores. Habrás de reconocerlos como tales o no apreciarás la necesidad de cambiar. Tendrás que corregir cada error sin pararte a considerar la posible vergüenza acompañante. Ni los misiles ni las personas son perfectos ni avanzan en línea recta hacia sus objetivos. Por tanto, progresa siempre; no te detengas ni dudes por la preocupación de caer en un error. Cuando lo cometas, rectifica mientras avanzas incansable....
Irritantes
Hay circunstancias y personas que pueden calificarse objetivamente como irritantes. Y es comprensible que muchos reaccionen mostrándose razonablemente irritados. Pero no necesariamente ha de ser así. Considera que la propia irritación surge como consecuencia de: Dar importancia a asuntos triviales y permitir que se acumulen mental y emocionalmente esos agravios, en vez de mantener una perspectiva más equilibrada. Permitir que se acumulen pequeños fastidios que se acaban convirtiendo en una carga insoportable, en vez de asumirlos como algo natural que forma parte de la rutina laboral, e ignorándolos y olvidándolos de manera inmediata. Piensa que serás todo lo infeliz que tu mente te lo permita, no más… Por tanto, nada puede obligarte a sentirte irritado si tú no lo deseas. Tu libertad también incluye decidir tu estado de ánimo. He tenido que escribir esta nota porque me estaban empezando a hacer sentir profundamente irritado. Notas relacionadas: Cliente con...
Valientes
La audacia nace de tu cabeza. El coraje, del corazón. La audacia es el resultado de una actividad intelectual que identifica oportunidades, elabora planes y evalúa los peligros. El coraje es una reacción que nace de tu instinto. Expresa tus sentimientos más profundos y te empuja a actuar sin tener asegurado el resultado. Podrás tener dudas, pero nunca alcanzarás nada si dejas que el miedo te paralice. La primera vez que te rindas abrirá el camino al hábito de la inoperancia. No quieras morir lamentándote por todo aquello que podrías haber sido si hubieras vivido con más valentía. Otras notas relacionadas: Ten coraje Temores...
Hombre rico, hombre pobre...
Abundantes investigaciones y experiencias personales demuestran que la abundancia de cosas materiales no es un indicador de bienestar. Por el contrario, poseer tiempo, disponer de él para reflexionar, para dedicarlo al entretenimiento, a actividades que contribuyan al desarrollo personal, te convierte en un hombre rico. En consecuencia, es un hombre pobre quien anda siempre apresurado, desbordado, estresado, rezagado… Mira a tu alrededor y a ti mismo y date cuenta de la elevada prevalencia de esta pobreza debida a la escasez de tiempo. Y observa la paradoja de la repentina riqueza que manifiestan aquellas personas a las que les diagnostican un cáncer avanzado. Pero este recurso llamado tiempo no es un capital que puedas acumular. Sólo lo podrás emplear si lo sabes encontrar. Simplifica tu vida y descubre horas cada día que puedas dedicar a actividades que te proporcionen bienestar. O te convertirás en un pobre hombre pobre… Nota relacionadas: Fin de semana El tiempo Sin tiempo ¿Necesitas más...
Exceso de confianza
Es bien conocida la limitación de los seres humanos para establecer juicios acertados respecto a los niveles de incertidumbre. Esto se manifiesta en el ámbito de los negocios en una infravaloración de los riesgos, elaboración presupuestos insuficientes y en la costumbre de sobrepasar las fechas de entrega límites. El optimismo y la confianza en uno mismo son características del directivo necesarias para el éxito empresarial. Quienes las poseen promueven la innovación, aumentan la producción, establecen estándares más altos, exigen mayores esfuerzos, reducen ineficiencias… Pero también pueden ser origen de problemas. El exceso de confianza es una característica del comportamiento que implica una sobrevaloración de las propias capacidades y que es más prevalente entre los directivos. Su predisposición para asumir riesgos y los éxitos del pasado les llevan a realizar estimaciones distorsionadas por un exceso de confianza firmemente asentado. De manera consistente algunos directivos valoran la probabilidad de su propio éxito por encima del de los demás lo que les lleva a descartar sus opiniones e ignorar señales externas de alerta. Esto les conduce a decisiones equivocadas en ámbitos como los siguientes: Inversiones excesivamente arriesgadas. Entrada en sectores aún experimentales. Asumir excesivo endeudamiento. Aprobar adquisiciones por las que pagan más de lo debido o que destruyen valor. En lo personal, el exceso de confianza puede llevarles a cruzar determinados límites que acaban en comportamientos fraudulentos. Cuando experimentan un mal resultado lo atribuyen a la mala suerte y creen defender el interés de todos los grupos partícipes al esconder el problema. El exceso de confianza les lleva a pensar que la empresa se recuperará en el siguiente periodo de los malos resultados actuales. Quizás no pensaron en engañar ni perjudicar a nadie, pero se acaban encontrando en una posición en la que el fraude parece su...
¡Innófobos cerca!
Los innófobos, aquellos que odian los cambios, han existido en todas las épocas. Afortunadamente sabemos que nunca prevalecieron, pues de otro modo ya habríamos desaparecido como especie. No se puede contar con ellos para que den lo mejor de sí mismos pues eso requiere esfuerzo y dedicación, lo que a su vez conlleva el riesgo de fracasar. Por eso, cuando ven a otros que se esfuerzan y adaptan para integrarse en un nuevo mundo, suelen menospreciarlos con sus críticas y rechazo. Les juzgan y condenan, les injurian y se mofan para justificar su propia falta de progresión. Con toda probabilidad tienes un innófobo conocido cerca de ti que intenta bloquear tu crecimiento para justificar su propia incompetencia. No hace tanto compartíais las mismas dificultades que tú ya has dejado atrás pero que el todavía acarrea con agobio. Otras veces el innófobo será un extraño que carga con su propio dogma o, aún peor, con su propio fracaso. Y le verás mostrarse intolerante con la gente con iniciativa, que piensa y está dispuesta a cambiar. No te dejes intoxicar. Que no te arrastre su frustración. Abandona el miedo, acepta el cambio, explora nuevas oportunidades. Pon todo tu empeño. Te sentirás mejor y los otros lo notarán....
Resistencia
Hace tiempo que le tengo ganas a la palabra “resiliencia”. No me ocurre sólo con ella. En el ámbito de la empresa y del desarrollo personal o profesional son muchos los términos que, perezosamente, más que traducirse se castellanizan, sin dedicar mucho tiempo ni neuronas a encontrar la palabra adecuada. No soy lingüista, pero aún así me incomoda tener que adoptar expresiones artificiales y que suenan extrañas en las conversaciones entre profesionales. Mucho más en el ámbito de la docencia, donde se complican innecesariamente las explicaciones cuando se adoptan términos de oscuro significado. Nadie se extraña del uso de palabras como resistencia, adaptación o recuperación para describir la capacidad de superar con esfuerzo una y otra vez situaciones adversas. Y sin embargo algunos emplean “resiliencia” para tratar de hacer énfasis en el gran valor que representa aquella recuperación. El caso es que además, la “resiliencia”, en su origen tecnológico, describe la vuelta al estado normal de los sistemas a que los se aplica como espontánea y sin alteraciones. Cuando nos referimos a personas o instituciones que superan circunstancias difíciles, se ha de reconocer que habitualmente las reacciones no son espontáneas ni automáticas sino que exigen trabajo y sacrifico y de ellas no se suele salir incólume. Por tanto, resistencia describe incluso mejor la actitud y capacidades de los resistentes, por lo que seguiré resistiéndome al uso de aquella palabra....
Ideales
He caído en la cuenta de que esta palabra la tenía olvidada. Para los de mayor edad les puede recordar a una vieja marca de cigarrillos. Pero en el mundo de la empresa éste ha sido un término abandonado. Lo hemos sustituido por otros con menos fuerza, como objetivos, propósitos o metas. Una posible razón de su caída en desuso quizá esté en la percepción de que se trata de algo que sólo existe en el pensamiento y que resultará inalcanzable. Pero también pudiera ocurrir que no se hable de ideales porque se carezca de ellos. Sería una desgracia no disponer de ideales. Significaría que hemos perdido la motivación para realizar cualquier sacrificio y que sólo ansiamos alcanzar espejismos que proporcionen gratificaciones inmediatas. Son muchas las razones que justifican recuperar los ideales en lo profesional y lo personal: Nos describen un modelo a alcanzar que sirve de norma en las decisiones ordinarias. Son los patrones que ayudan a construir el mundo profesional o personal en el que deseamos vivir. Sin ideales, el sentido de nuestro trabajo se queda meramente en lo cuantitativo. Trabajaremos más o menos pero carecerá de interés su calidad o su finalidad. Carecer de ellos significa reconocerse perdedor por naturaleza pues no hay empresa que tenga sentido ser abordada. Los ideales aúnan esfuerzos colectivos para su definición y ejecución pues somos conscientes de que solos no podemos lograrlos. No solamente son alcanzables los ideales, sino que como resultado de nuestra experiencia y crecimiento pueden superarse para redefinir otros más ambiciosos. Los ideales marcan el rumbo de nuestras acciones a la vez que nos transmiten un sentido de urgencia pues no estamos seguros de disponer del tiempo necesario para alcanzarlos. Apuesto por recuperar esta palabra y su sentido. No puedes pasar un día...
Programa 7×52
Esta nota es para presentarte una de las propuestas singulares de este curso. Si sigues este Blog, seguro que te interesa la mejora de la productividad, la capacidad de iniciativa y el crecimiento de tus actividades, tanto para ti como para tus colaboradores. En el documento adjunto encontrarás información del Programa 7×52. Es mi compromiso para ayudarte a conseguir los objetivos anteriores mediante una actividad de coaching compatible con las actividades profesionales. No es fácil que encuentres una propuesta de orientación y acompañamiento tan comprometida como la que te presento. El Programa 7×52 dará comienzo el día 1 de Octubre. Verás que hay que estar loco como para ofrecerlo. Seguro que te interesará. No te pierdas esta oportunidad. Un fuerte abrazo. Paco Guillén...