Piensa en positivo

Igual te cuesta y más en estos tiempos… Entonces razón de más, ya que tiene un efecto contagioso que no debes ahorrar a los que te rodean. Piensa que si al menos eres capaz de leer estas líneas es que no debes estás tan mal. ¡Aún tienes remedio! Tener una actitud positiva es algo al alcance de todos. No se trata de aislarse de los problemas o alejarse de la realidad.  Se pueden reconocer los aspectos negativos de una determinada situación y a la vez fijarse en los positivos y mantener la esperanza en las oportunidades que surgirán. Cultivar esa actitud positiva no es seguro que te ayude a vivir más (hay quien piensa que sí) pero sin duda te permitirá disfrutar más la vida. Identificarás éxitos que podrían pasarte desapercibidos, tus amistades serán más numerosas y ejercerás en ellas una influencia beneficiosa. Esa actitud vital resulta de una combinación de pensamientos, emociones y valores. Ser capaz de identificar y analizar cada uno de esos elementos determina tu percepción del mundo y es clave para poder hacer frente a los acontecimientos que se te presentan. Para lograr esa actitud positiva ten en cuenta los siguientes puntos: Asume tu responsabilidad. El hacerlo en toda situación anula las emociones negativas que pudieran generarse. Olvida las excusas. Cumple con tus obligaciones y te ganarás la confianza de los demás y la gente querrá colaborar contigo. La próxima vez que algo vaya mal fíjate en si buscas culpables o pides disculpas y te pones a trabajar para rectificar el error. Rechaza las críticas y la quejas. Si te enfadas permites que otros controlen tus emociones y eventualmente tu calidad de vida. Ten Autoestima. Se sigue del pensamiento en positivo y es lo propio de quien se mueve guiado...

Conéctate con criterio...

Los nuevos medios de comunicación social se han convertido en una parte integral de nuestras vidas. También es cierto que estamos evolucionando y somos menos espontáneos y más racionales en su manera de utilizarlos para que nos ayuden de manera adecuada en nuestro trabajo en nuestras relaciones. Cada vez más encuentran su lugar en el mundo de la empresa y en el desarrollo profesional. Si en los entornos más masivos y genéricos puedes tener tus reservas (hoy me han dicho que corro el riesgo de ser de los últimos del planeta en abrir una cuenta en Facebook), en el caso de las redes corporativas y profesionales habrás de ser de los primeros.Y la razón principal radica en el poder de las redes informales que las nuevas herramientas son capaces de liberar. Representan un medio increíblemente rápido y eficiente para aprender y hacer circular la información. En este mundo hiperconectado y globalizado, estas herramientas demuestran ser enormemente valiosas. Su aceptación entre las empresas es cada vez mayor. Demuestran ser de utilidad para optimizar el talento disponible y generar mayor valor a partir de sus profesionales. En el origen de la mejora de resultados que se observa en aquellas empresas que gestionan mejor el talento, está el entorno y las herramientas de colaboración que proporcionan a sus empleados. Ya he mencionado en otra ocasión que este es el año de las «redes profesionales», modo en que yo prefiero llamarlas. Introducirlas en tu organización es importante, pero aún más es su gestión adecuada. El análisis de su uso te permitirá identificar quienes son los expertos, quienes realizan más contribuciones, quienes trabajan de manera conjunta y espontánea, quienes son unos buenos intermediarios o quienes acaban obteniendo mayores resultados. El estudio del desempeño individual a partir del análisis de...

¿Tienes ya tu sustituto…?...

Seguramente no entra en tus planes más inmediatos el buscar a un sustituto para tu puesto. Quizás eres de esos que piensan que planificar la sucesión es una cosa propia de empresas familiares. Y el asunto es más grave de lo que piensas. El verdadero problema de no desarrollar a tu sustituto es que perderás a la gente más valiosa. No es verdad que la gente marche de su trabajo por dinero. O al menos en pocas ocasiones ésta es la razón principal. Marchan por que no perciben que progresen o se desarrollen en su posición actual, porque no se sienten valorados por aquél de quien dependen. Y al marcharse se pone en riesgo la construcción de una empresa sólida y viable. Y no es este el único aspecto significativo. No esperarás que a nadie se le ocurra promoverte a una responsabilidad mayor si tu, como directivo no has sido capaz de desarrollar a nadie que pueda sustituirte en tu puesto. No es que peligre el desarrollo de las tareas que ahora llevas a cabo, es que dice muy poco de tu capacidad de liderazgo, lo que te incapacita para aspirar a cargos superiores. Planificar la sucesión es parte del proceso de preparación del futuro de tu empresa. Toda persona y todo puesto clave son candidatos para formar parte de un plan de sucesión. Dicho plan ha de ser dinámico y personalizado. Ha de tener en cuenta las características de las personas implicadas y atender a sus necesidades y capacidades. No has de esperar a que aparezcan vacantes, sino desarrollar a las personas de modo proactivo y continuado, ayudando a que adquieran experiencia en diferentes áreas, y antes de que se les necesite para cubrir puestos de responsabilidad. Los efectos de un plan de...

Ductilidad

Uno de los términos que más se están escuchando últimamente en entornos empresariales es el de “pivotar”. Se emplea principalmente para describir la cualidad de las empresas de nueva creación para cambiar de rumbo rápidamente pero manteniendo lo que han aprendido. Se atribuye su uso en este contexto a Eric Ries en su artículo Lessons Learned. No me convence la traducción al castellano de “pivot” y menos cuando la cualidad descrita implica que las empresas se acaban alejando de sus ideas originales aunque sigan siendo fieles a los principios que han determinado su evolución. Defiendo aquí el uso de ductilidad para describir ese proceso de acomodación del modelo de negocio de las empresas para responder al aprendizaje adquirido acerca de los clientes y la mejor manera de servirlos. Es esta capacidad de adaptación la que evita que la empresa desaparezca. La ductilidad permite responder a las necesidades de acomodación exigidas desde distintos elementos del modelo de negocio: Propuesta de valor. Puede modificarse, a partir de la concepción inicial y de manera gradual, con la intención de resolver una necesidad adicional de un mismo segmento de clientes. En ocasiones exige abandonar algunas características del producto inicialmente elaborado. Otras veces lleva a desplazar la oferta hacia los servicios quedando el producto físico en segundo término. Segmento de clientes. Permite utilizar un producto, del que ya se dispone, para resolver un problema similar de un nuevo segmento de clientes. O incluso escapar de un determinado mercado para alejarse de un competidor indeseable. Tecnología. Se redefine la plataforma tecnológica utilizada para dar con una solución más rápida, más fácil de comercializar o más idónea para atender las necesidades de los clientes. Modelo de ingresos. Admite el cambio en la política de precios, pasando de un alto precio para una solución...

¿Quién tiene el poder?...

Parece que el sueño de todo directivo es sentarse en el Comité de Dirección pues ahí es dónde radica todo el poder. Y sin embargo, mi experiencia me lleva a afirmar que esos altos comités no son precisamente muy eficaces. Parece que tienen la maldición del Principio de Peter. Hoy día la eficacia nace de la red de relaciones informales dentro de las organizaciones y la determinación consciente de aprovecharlas. La capacidad de organizar grupos de trabajo dirigidos a la resolución de problemas específicos. Los componentes de los altos equipos directivos deben ser conscientes de ellos o están abocados al fracaso. Su contribución será significativa en la medida que puedan aportar la experiencia y la capacidad de asumir responsabilidades que reside en grupos informales distribuidos por la organización. Ellos son los que tienen la información de lo que verdaderamente ocurre, los que pueden identificar los problemas y encontrar la solución. Lamentablemente muchas empresas parecen tenerlo difícil para cambiar su forma tradicional de operar. Es responsabilidad de los directivos el organizar entornos de trabajo y relación adecuados que permitan la consolidación de esos grupos de máxima eficacia. Una manera de hacerlo (según este artículo) es el establecimiento de tres tipos de grupos: Grupos de discusión. En ellos se intercambia información pero no se toman decisiones estratégicas ni hay necesidad de un liderazgo especial sobreimpuesto. Unidades responsables. Tienen asignadas unas tareas concretas, un líder identificable y responsabilidades asumidas por cada uno de los componentes del grupo. Se caracterizan por su capacidad operativa, rapidez y eficiencia. Auténticos equipos. Especialmente necesarios para actuaciones singulares, innovadoras y en las que se esperan unos desempeños extraordinarios. Los forman unas pocas personas bien preparadas, con competencias complementarias y enfocadas a la consecución de un objetivo común. Cualquiera de ellas puede ejercer...

¿Cuál es el carácter de tu relación con el cliente?...

Ya sabemos que en la base de la estrategia está el construir una vinculación con el cliente y que diferentes posiciones estratégicas reflejan distintos grados de intensidad de esa vinculación [Ver Posiciones Estratégicas (1) y siguientes]. Se trata por tanto de establecer una alianza con el cliente con el fin de desarrollar una relación estrecha basada en la confianza y el respeto mutuos. Pero al abordar el modo de establecer esta relación, no todos los participantes se comportan de la misma manera. Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn identifica en un artículo reciente (Connections with Integrity) cuatro categorías en las que agrupar el modo en que las personas buscan establecer alianzas con otras. Él defiende su utilidad para decidir si establecer una relación profesional o de negocio con terceros dependiendo de la motivación que demuestran. Las actitudes que describe son cuatro: “Haré algo por ti si tu haces algo por mí”. Es la actitud de personas que sólo buscan acuerdos en los que su beneficio inmediato es al menos tan grande como el de los demás. No suelen estar dispuestos a hacer nada por alguien a menos de que obtengan una compensación segura. Hacer negocios con gente así tiene sus riesgos. En cuanto surja un problema de intereses y no obtengan lo que esperan, la relación se deshará. No les interesarán tus explicaciones dado que en ningún momento se ha establecido una relación de confianza. “Haré algo por ti pero recuerda que me lo debes”. Estas personas tienen enfocan la vida como un sistema contable. Si te hacen un favor has de saber que estás en deuda con ellos y esperan su compensación en algún momento. No les urge tanto como a los primeros, pero no olvidan. Y en su mentalidad, cualquier cosa que les des...

Ser el mejor no es lo mejor...

Para la mayoría de las empresas y de las personas competir consiste en tratar de ser el mejor. En el ámbito de la estrategia empresarial, parece que ahora Michael Porter, promotor del concepto de Estrategia Competitiva, opina que pensar en términos de competencia es completamente erróneo. Sorprende la afirmación e ignoro cuando se produjo ese cambio, pero su colega Joan Magretta así lo defiende. En estas notas he defendido muchas veces que para la mayoría de las empresas la idea de “ser el mejor” carece de sentido, y que comparar la estrategia con la guerra o el deporte resulta ocioso. No existen los vencedores únicos. Los mercados son más abiertos y son muchas las empresas coexisten atendiendo necesidades de sus respectivos clientes. Ya hemos comentado otras veces que cuando las empresas tratan de alcanzar el mejor producto rivalizando con sus competidoras acaban desarrollando productos similares y los clientes sólo deciden sobre la base del precio. El resultado: la falta de rentabilidad. Lo que ayuda a comprender el Modelo Delta de Arnoldo Hax es que las singularidad que permite desarrollar una oferta de valor inigualable nace del conocimiento y la vinculación con el cliente. Sólo ofreciendo aquello que no pueden los demás es lo que te permitirá alcanzar unos buenos resultados. Se ha de abandonar la idea de que estás compitiendo. Estás sirviendo a tus clientes. Quizás otros te vean a ti como competidor porque pierden sus clientes a favor tuyo. Pero tu no haces mucho por quitárselos. De hecho te llegan  porque tus clientes les han comentado o te los han referido. Tu objetivo principal es hacerles ganar dinero y como lo logras y lo saben, acuden sin cesar en tu busca. Y puede que algunos de ellos no te interesen y te los...

Los nuevos líderes ya andan por aquí...

Ayer me topé con uno. Me llamó enormemente la atención lo mucho que se ajustaba a las características que Vineet Nayar describía de ellos en una nota que publicaba a principios de este mes. Son unas condiciones que se consideran “atípicas” para los líderes actuales y que aquí describo en mis propios términos: Influyentes: No buscan autoridad ni creen en ejercer el control. En cambio inspiran respeto y disponen de ámbitos concretos de influencia que incluyen a colegas, y tanto a gente más joven como a personas con más experiencia. Y a su vez aceptan verse influidos por los propios miembros de ese mismo ámbito. Pilares: No son las estrellas de sus equipos ni aspiran a serlo. Les preocupa más ofrecer su apoyo muchas veces invisible, para crear equipos estrella que destaquen por sus capacidades y potencialidad. “Sinvergüenzas”: Es una manera de describir su valor para hacer frente a los errores. Para llevar a cabo una innovación radical, para promover el cambio, se precisa de gente que no tenga miedo a cometer errores, dispuesta a romper con lo establecido, a tumbar equilibrios. Es una condición necesaria para poder dar con las nuevas respuestas que reclaman los problemas hasta ahora desconocidos. Apasionados: Todo lo contrario a estereotipos de líderes fríos, distantes, inaccesibles. Se muestran sensibles y emotivos, transmiten pasión por su trabajo y destacan por sus valores humanitarios. Manifiestan una responsabilidad por el bienestar de los individuos y la sociedad, por lograr un mundo mejor. “Irrealistas”: Ser realista y práctico son conceptos que desconocen. Su carácter visionario, de un optimismo irracional, podría considerarse como propio de un trastorno bipolar. Contagian el convencimiento de que todo se puede conseguir por imposible que parezca.   Alerta. Van camuflados. Si te encuentras de improviso con un personaje así,...

Siempre aprendiendo

La necesidad de formarse es continua. Percibo últimamente en nuestro entorno económico y social una tendencia a pararse, a detenerse ante la posible puesta en marcha de nuevas iniciativas dada la incertidumbre imperante. Esta actitud, que pretende ser una muestra de prudencia, no está exenta de riesgos, y en particular si afecta a la necesidad de actualizar los propios conocimientos. Lo he preguntado alguna vez en estas notas. ¿Cuánto tiempo dedicas al estudio? Los sectores económicos son hoy mucho más dinámicos con competidores nuevos, con reglas cambiantes, y unos conocimientos que crecen de manera exponencial. Para mantenerse en una empresa con futuro, y mucho más si buscas trabajo, hay que demostrar una capacidad de aprendizaje extraordinaria, disponibilidad para adquirir nuevas competencias, y saber manejarse en la incertidumbre. Lo exige el entorno global y cambiante de cualquier sector. Los aspectos técnicos son importantes, pero las relaciones aún mucho más. La experiencia no sirve de mucha ayuda en unos contextos completamente nuevos y los más jóvenes pueden aparecer como mejor preparados para desenvolverse en las situaciones actuales. La necesidad de inventarse el futuro exige prepararse de manera continuada. Estar al día requiere dedicar tiempo y estar bien asesorado para no perderse. Si aún no lo haces… empieza a estudiar...

La llave de la ejecución de la estrategia...

La implantación de la estrategia es probablemente el reto principal de la actividad directiva. En pocas organizaciones se lleva a cabo de manera correcta y es más consecuencia de un arte o intuición que de una ciencia. En pocos casos pueden señalarse empresas que tengan un proceso de ejecución de la estrategia que esté bien definido, documentado, comunicado y puesto al día. Definir una estrategia es sencillo: se reúne información relevante, se organiza una reunión de trabajo con directivos, se ordenan las ideas, se establecen objetivos y algunos planes de actuación. Pero el final de este proceso coincide de nuevo con el trabajo diario y los asuntos urgentes; y lo importante entonces se olvida.Que la estrategia sea buena es más complicado, requiere el dominio de conceptos y metodologías apropiadas e incorpora mecanismos para asegurar su ejecución. Algunas sugerencias para poder conseguirlo: Centrarse en unos pocos objetivos estratégicos. Identificar los indicadores adecuados que miden el avance hacia la consecución del objetivo. Establecer prioridades en las iniciativas a desarrollar para lograr los objetivos. Poner en marcha programas que generen resultados. Comprobar los avances en relación a las metas establecidas.   Nada nuevo bajo el sol. Lo determinante, una vez más, no es saber lo que hay que hacer, sino llevarlo a cabo.  Aquí necesitamos la capacidad de los directivos para realizar con eficacia lo que se espera de ellos, es decir, que hagan lo correcto. Y cada día lo...

Escasa lealtad de los clientes...

Un estudio recientemente publicado por Accenture (Global Consumer Research Study) confirma el cambio de comportamiento de los consumidores del cual hemos hablado en diversas ocasiones. Nuestra predisposición a cambiar de proveedor es muy elevada y viene condicionada por factores como el acceso a las tecnologías de la información, la globalización de los mercados y la incertidumbre económica. La lealtad de los clientes ya no se consigue con solo unos precios ajustados y unos productos atractivos o un servicio ágil y eficiente. Sus expectativas son cada vez más altas y su frustración mayor cuando comprueban que no reciben lo que esperaban. Para incrementar la vinculación de los clientes actuales y atraer otros nuevos se proponen las siguientes iniciativas: Establece unas expectativas claras. Esto se ha de hacer al comienzo de la relación y como mínimo se han de mantener durante todo el período de la misma. Y debiera ir acompañado de un análisis cuidadoso para profundizar en el conocimiento de dichas expectativas para proporcionar un mejor servicio. Muestra agradecimiento. Más allá de un buen servicio, los clientes esperan ser recompensados por su lealtad. Es obligado, por tanto, seguir el comportamiento de compra de los clientes y proporcionarles en los momentos adecuados recompensas que consideren valiosas. Identifica las señales de posible abandono. Hay que hacerlo antes de que sea demasiado tarde para tratar de poner remedio. Diseña mecanismos de vinculación. Las tecnologías de la información y los medios de comunicación social permiten establecer unos canales en los que proveedores y clientes pueden interactuar. Su contribución puede ser especialmente valiosa cuando se trata de innovar y descubrir nuevas vías de crecimiento.   No dirás que no lo...

El estilo de George Washington...

Creí que no lo conseguiría. Aquejado por un proceso gripal, ya me hacía a la idea de que hoy no saldría esta nota… Pero vamos a por ella. En un artículo de opinión del WSJ de este fin de semana se comenta la distinta frecuencia con que los actuales candidatos republicanos a la presidencia de los EEUU se refieren a figuras históricas de presidentes anteriores. El menos citado es George Washington. Su estilo de liderazgo, distante y frío, pródigo en silencios, no parece adecuado para los tiempos actuales, en los que se valora más la autenticidad, el manifestarse de forma abierta y expresar las propias emociones.Si traigo aquí este artículo es porque me parece que es posible identificar aún hoy a muchos directivos que mantienen esas maneras anticuadas. Los hay que todavía piensan que no deben ser ni muy cercanos ni muy familiares. Que necesitan ganarse el respeto pero no buscan gustar, ni mucho menos ser queridos. No es que estén pasados de moda…, es que carecen de los más básicos conocimientos de lo que significa liderar a...

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