La llave de la ejecución de la estrategia

La implantación de la estrategia es probablemente el reto principal de la actividad directiva. En pocas organizaciones se lleva a cabo de manera correcta y es más consecuencia de un arte o intuición que de una ciencia. En pocos casos pueden señalarse empresas que tengan un proceso de ejecución de la estrategia que esté bien definido, documentado, comunicado y puesto al día.
Definir una estrategia es sencillo: se reúne información relevante, se organiza una reunión de trabajo con directivos, se ordenan las ideas, se establecen objetivos y algunos planes de actuación. Pero el final de este proceso coincide de nuevo con el trabajo diario y los asuntos urgentes; y lo importante entonces se olvida.Que la estrategia sea buena es más complicado, requiere el dominio de conceptos y metodologías apropiadas e incorpora mecanismos para asegurar su ejecución.

Algunas sugerencias para poder conseguirlo:

  • Centrarse en unos pocos objetivos estratégicos.
  • Identificar los indicadores adecuados que miden el avance hacia la consecución del objetivo.
  • Establecer prioridades en las iniciativas a desarrollar para lograr los objetivos.
  • Poner en marcha programas que generen resultados.
  • Comprobar los avances en relación a las metas establecidas.

 

Nada nuevo bajo el sol. Lo determinante, una vez más, no es saber lo que hay que hacer, sino llevarlo a cabo.  Aquí necesitamos la capacidad de los directivos para realizar con eficacia lo que se espera de ellos, es decir, que hagan lo correcto.

Y cada día lo mismo…