Sentido del humor
Es habitual pensar que un comportamiento profesional implica necesariamente mantener un tono permanente de seriedad y sobriedad, en particular cuando nos relacionamos con equipos y clientes.
Diríamos que, esa actitud, en general, es adecuada en el entorno laboral y, en particular, cuando iniciamos una relación con un compañero, colaborador o tercero externo.
Sin embargo, aprender a relativizar determinadas circunstancias y, dentro de un orden lógico, mostrar sentido del humor puede tener efectos muy positivos en la cohesión y motivación de equipos y personas. Siempre dentro de un marco de respeto a los demás y rechazando tonos sarcásticos, prepotentes o de mal gusto.
Diriamos por tanto que, para hacer bien nuestro trabajo no tenemos porque hacerlo aburrido necesariamente y, aprender a divertirnos con las anécdotas e interacciones humanas del día a día puede ser un aspecto muy saludable para todos.
Incluso, diríamos que aprender a reírse de uno mismo en algunas ocasiones, es un rasgo que nos humaniza y acerca a los demás. Podemos afirmar que, bien canalizado, es una buena muestra de humildad y apertura.
De hecho, como alguien dijo alguna vez, “bienaventurado el que sepa reírse de si mismo porque jamas acabara de divertirse…”