Control emocional del feedback
Hemos hablado en varios post sobre la importancia del feedback entre directivos y colaboradores. Hemos subrayado la importancia de que éste sea continuado, constructivo, claro y concreto, además de rápido y ligado a hechos observables.
Hoy queremos compartir la importancia de evitar excesivos alardes emocionales en el momento de su transmisión. Un feedback excesivamente emocional nos puede llevar a perder rigor, claridad e incluso proporcionalidad. Todos sabemos que las emociones positivas o negativas pueden llevarnos, en ocasiones, a sobreactuar en un sentido u otro.
Además, en el caso del feedback negativo un exceso de emoción por parte del directivo que lo está trasladando (enfado, dolor, tristeza, etc…) puede hacer perder receptividad al colaborador evaluado. Incluso esa actitud del superior le puede hacer poner a la defensiva y hacer adoptar una actitud de negación ante la situación.
Por otro lado, un exceso de emoción en el feedback positivo puede llegar a parecer artificial en determinadas ocasiones, además de proyectar una imagen un tanto lunática del que lo está trasmitiendo si su actitud emocional oscila excesivamente en un sentido u otro.
Esto no quiere decir que no se deba mostrar energía y entusiasmo en el momento de trasmitir el feedback, especialmente el positivo, pero siempre manteniendo la proporcionalidad, la objetividad y sobretodo, evitando que la forma o tono empleado pueda ensombrecer el fondo del mensaje a trasmitir.