Visión y liderazgo personal
Cuando Alicia estaba intentando encontrar un camino para escapar del País de las Maravillas, se encontró ante la tesitura de escoger entre dos caminos en el bosque. Ante la duda, preguntó a un misterioso gato con sombrero que se encontraba exactamente allí:
- Alicia: Hola, ¿Cual es el camino correcto?
- Gato con sombrero: Eso dependerá de a donde quieras ir
- Alicia: No lo se
- Gato con sombrero: Entonces da igual el camino que escojas
En este pasaje de este cuento repleto de sabiduría, se ponía de manifiesto la importancia de clarificar nuestro destino y dirección asociada, en las cuestiones de la vida, antes de poder avanzar hacia él por el camino correcto.
Igualmente determinante es que, el liderazgo en la organizaciones empiece por la visión de hacia donde debemos dirigir a la organización, departamento o equipo, antes de movilizar a las personas en alguna dirección.
Los líderes que no establecen una visión previa, y se dirigen directamente a la implementación, suelen padecer el síndrome de la hormiga fumigada, es decir que se mueven histéricamente sin parar pero sin ninguna dirección concreta.
Esta situación es muy evidente cuando ocurre y, además del riesgo para el negocio, la perdida de credibilidad ante sus equipos es inevitable.