Han salido así, sin más, pensando en directivos y en el mejor modo de ejercitar su responsabilidad. Están tomados de ideas de aquí y de allá… No responden a ningún orden ni prioridad. Seguro que puedes encontrar muchos otros… Actúa más como un guía que como un juez. Tu trabajo es comprender los errores de los otros y ayudar a superarlos. Rodéate de gente mejor que tú. Mejorarán tu productividad y te harán parecer más valioso de lo que eres. Selecciona a la gente por su actitud y mentalidad más que por su pedigrí académico. Establece canales de diálogo y comunicación, para que te hagan llegar sus honestas opiniones. Sé honesto y no les ocultes la verdad, por dura que sea. Desafía el pensamiento único. Pregunta qué es lo que gusta y lo que no; descubre lo que debe cambiarse. Ten el coraje de abrirte a nuevas ideas, independientemente de su origen, y promueve la crítica constructiva. Ataca el elitismo, deshazte de los intrigantes, de los controladores y abusadores, y promueve los valores del crecimiento y dejar huella en los demás. Suprime jerarquías, estimula que se compartan ideas y premia el trabajo en equipo más que el individual. Mantente en contacto con la realidad, suprime tu ego y potencia tu humanidad. Muéstrate compasivo y sensible cuando tus decisiones tengan un impacto negativo en las personas. El resultado será que proporcionarás mayor prosperidad y felicidad a mucha gente....
¿Qué recarga tus pilas?...
Cuando tus energías están al máximo nivel tu agudeza mental es más fina, tu fortaleza física es mayor, te relacionas mejor, estás más comprometido y te sientes mejor. Esta situación crea un círculo virtuoso que influye positivamente en quienes te rodean. Esta recarga de energía habitualmente te llegará porque haces algo por el bien de terceros, porque te relacionas de manera positiva con los demás, o porque realizas actividades que mejoran tu salud física y mental. A continuación tienes algunos ejemplos de actividades que contribuyen a recuperar tus energías: Cuando ejercitas tus cualidades y te aplicas en esos dones que te son propios. Cuando dedicas tiempo y compartes experiencias con la familia y los amigos. Cuando buscas maneras de ayudar o añadir valor a los demás. Cuando te mantienes en buena forma haciendo ejercicio, descansando y alimentándote adecuadamente. Cuando contribuyes al desarrollo de otras personas y organizaciones. Cuando cultivas tu vertiente espiritual y trascendente. ¿Qué otras actividades e interacciones te ayudan a ti, en particular, a recargar las pilas?...
Desconecta
Tienes que encontrar momentos para recomponerte, pensar, respirar con tranquilidad. Serán ocasiones en las que puedas dedicarte a esas actividades que ayuden a desarrollarte. Si sobrecargas tu agenda, en el corto plazo aparecerás como muy productivo, pero al mismo tiempo dejarás escapar oportunidades pues no tendrás ocasión de acceder a ellas. Has de reservar espacios para recuperarte de dificultades y emociones. Lo necesitas para tu salud y eficacia, pues de lo contrario te volverás irritable, impaciente, ansioso e inseguro. Adoptarás una actitud negativa y se deteriorarán tus relaciones con terceros. Es importante que no tengas toda tu agenda organizada hasta el extremo. Deja huecos para atender a lo inesperado y para tener ocasión de recuperarte psicológica y emocionalmente. Ábrete a la sorpresa para que esas oportunidades se te presenten como por casualidad....
El sentido del esfuerzo...
Socialmente parecen valorarse más los resultados que se consiguen de manera natural que los logros alcanzados con esfuerzo. Se aprecia a héroes con cualidades sobrehumanas mientras que el esfuerzo queda para aquellos seres insignificantes e incapaces, personas con limitaciones que no tienen nada que perder por intentarlo. Hay a quienes les asusta el esfuerzo, porque necesitar de él proyecta una sombra de duda sobre sus capacidades o porque ejercerlo te deja sin excusas cuando no alcanzas lo que deseas. La realidad es que incluso los genios han de trabajar muy duro para lograr sus metas. No hay nada de heroico en poseer un determinado don. Es más lógico admirar el esfuerzo pues es lo que transforma una capacidad potencial en un logro. El esfuerzo es determinante para cualquier logro sostenido, pero es verdad que no es lo único relevante. El acceso a diferentes recursos y oportunidades puede condicionar la eficacia del esfuerzo. En cualquier caso, has de poner el máximo sacrificio en las cosas que más te agraden y sostenerlo en medio de las dificultades. El resultado que alcances será, en muchas ocasiones, algo colateral o subordinado respecto a la pasión que pones en lo que haces. Te engañas cuando menosprecias tu talento y desdeñas el impacto que el esfuerzo puede tener para abrirte nuevas oportunidades. Ese esfuerzo te puede cambiar como persona....
Tu estrés
Crece de continuo la cantidad de cosas que pueden ocasionarte estrés y, como cada vez te exiges más, tu tolerancia a la presión aumenta sin cesar. Pero el cuerpo se defiende mandando señales de alerta cuando la situación empieza a ser insostenible. ¿Las escuchas? Podrás observar reacciones físicas y emocionales que te indican cuando debes aflojar la marcha y descansar. Las aftas bucales, dolores de cabeza y de espalda, indigestiones y molestias en el estómago son algunos de esos indicadores más habituales. Es el cuerpo que pide ayuda. Te será muy útil aprender a reconocer esas primeras señales de padecer un estrés excesivo. Así podrás poner remedio antes de que te ocasione unos daños más graves....
Paciencia y a insistir...
Cuando presentas y defiendes una idea original, te enfrentas a la indiferencia que genera el desconocimiento de la misma. Lo que para ti es perfectamente aceptable y comprensible, por las muchas horas que le has dedicado, para el resto, que la escucha por vez primera, resulta ininteligible. Esa familiaridad que tienes con el problema que has analizado y la solución encontrada, te lleva a comunicar de manera insuficiente con una audiencia que necesita mucha más información para comprenderte y aceptarte. La exposición repetida a tus ideas hará que se vuelvan más conocidas y se acepten con comodidad. La explicación de este fenómeno nace de la mayor facilidad para procesar tu propuesta. Cuanto más se vea y se escuche, menos amenazadora se vuelve y más simpatías genera. Cuenta con tener que repetirla entre diez y veinte veces, e incluso más si se trata de algo complejo. Será más efectiva si esa exposición es siempre breve y combinada con otras ideas, pues ayuda así a despertar la curiosidad de la audiencia. Y aleja siempre en el tiempo la presentación de tu propuesta y la evaluación de la misma. Tienes que dar ocasión a que se aposente....
Reuniones diarias
Que la mayoría de las reuniones sean un desastre no significa que no sean útiles. Si eres capaz de organizarlas bien y sobre algo conveniente, compensa tener reuniones cada día. Si no lo haces así, tus colaboradores pronto se dispersarán en distintas direcciones no deseadas. El resultado serán objetivos que no se alcanzan, pérdida de confianza y abandono de actividades. Cualquiera que sea el ámbito de la organización, las reuniones refuerzan el sentido de pertenencia, quién se es y qué se hace, lo que se espera alcanzar y lo que se debe entregar a los clientes. Además, deberás complementarlas con encuentros diarios con tus colaboradores, formales e informales, para demostrarles que les prestas atención, que sigues su desempeño. Finalmente, habrás de celebrar los éxitos. Si no lo hicieras es que no tienes claras las prioridades. Pensarán que lo que hacen no es importante para ti, la motivación se perderá y el cumplimiento será mediocre. No puedes excusarte en la falta de tiempo. Todo esto se puede hacer de manera muy breve....
Poder y autoridad
No son lo mismo, ya lo sabes. El poder implica el ejercicio del control sobre otros y la autoridad se te otorga por ser respetado y admirado. Es contraproducente ejercer el poder sin tener autoridad. Quienes quieren influir pero no son respetados, son percibidos como opresores, ventajistas y peligrosos. Al no ser admirados, no se les reconoce el derecho de dirigirnos y se les rechaza. Si tratas de influir en otros y descubres que no te respetan, pondrás en marcha actitudes de resentimiento. Si te empeñas en ejercer el control, te responderán con unos comportamientos cada vez más irrespetuosos....
Intuiciones
Las intuiciones sólo se demuestran acertadas en los ámbitos en los que se posee amplia experiencia. Sólo entonces la intuición puede superar al análisis, por la capacidad del inconsciente de identificar determinados patrones. Si te detienes y reflexionas en exceso, los árboles no te dejarán ver el bosque. Pero cuando careces de experiencia, la intuición no te ayudará nada. En esos asuntos, necesitas tiempo para evaluar con detalle. Es entonces, tras un análisis en profundidad, cuando estarás en condiciones para dar una opinión ponderada. Además, hay que tomar en consideración la materia de que se trate. En algunas áreas, como por ejemplo en la Medicina, existe una relación sólida y estable entre los patrones observados con anterioridad y los actuales, lo que hace que las intuiciones sean más acertadas. Sin embargo, en otras áreas como las inversiones en bolsa o la política, los acontecimientos del pasado no impactan de manera fiable en el presente. Cuando las relaciones causa-efecto son consistentes, disponer de experiencia ayuda a tomar decisiones. Pero en un mundo que evoluciona con tanta rapidez, lo aprendido por la experiencia puede orientarte en la dirección equivocada. Y ante un cambio tan acelerado, el entorno en el que nos movemos es cada vez más impredecible. Por eso la intuición es de menor utilidad a la hora de evaluar las innovaciones, y el análisis pasa a ser más determinante....
Prolíficos
Emprendedores e innovadores se suelen ver afectados por un exceso de confianza en las posibilidades de éxito de sus ideas originales. Su cercanía y compromiso con ellas les hacen difícil evaluarlas correctamente. Incluso la información que reciben de terceros la matizan, centrándose en sólo en los aspectos positivos e ignorando los negativos. Para dar con una idea verdaderamente extraordinaria y aceptable para expertos y usuarios, los creativos han de producir gran número de ellas. Sólo los más prolíficos son capaces de generar las ideas más valiosas y en mayor cantidad. No existe aquí la disyuntiva entre cantidad y calidad. En lo relativo a la generación de ideas innovadoras, es falso afirmar que si quieres lograr un buen resultado has de hacer poco trabajo. De hecho, cuantas más ideas produzcas más probable es que los resultados sean de mayor calidad. Muchos se estrellan en su búsqueda de ideas originales porque se centran en unas pocas ideas y se obsesionan con perfeccionarlas. Que esa estrategia dé resultado es muy excepcional. Lo habitual es que las primeras ideas sean convencionales, poco innovadoras. Es sólo después de muchos intentos cuando se empieza a abandonar lo obvio y se alcanza la libertad para idear las propuestas más radicales y originales....