El sentido del esfuerzo

Socialmente parecen valorarse más los resultados que se consiguen de manera natural que los logros alcanzados con esfuerzo. Se aprecia a héroes con cualidades sobrehumanas mientras que el esfuerzo queda para aquellos seres insignificantes e incapaces, personas con limitaciones que no tienen nada que perder por intentarlo.

Hay a quienes les asusta el esfuerzo, porque necesitar de él proyecta una sombra de duda sobre sus capacidades o porque ejercerlo te deja sin excusas cuando no alcanzas lo que deseas.

La realidad es que incluso los genios han de trabajar muy duro para lograr sus metas. No hay nada de heroico en poseer un determinado don. Es más lógico admirar el esfuerzo pues es lo que transforma una capacidad potencial en un logro.

El esfuerzo es determinante para cualquier logro sostenido, pero es verdad que no es lo único relevante. El acceso a diferentes recursos y oportunidades puede condicionar la eficacia del esfuerzo.

En cualquier caso, has de poner el máximo sacrificio en las cosas que más te agraden y sostenerlo en medio de las dificultades. El resultado que alcances será, en muchas ocasiones, algo colateral o subordinado respecto a la pasión que pones en lo que haces.

Te engañas cuando menosprecias tu talento y desdeñas el impacto que el esfuerzo puede tener para abrirte nuevas oportunidades. Ese esfuerzo te puede cambiar como persona.