Cambio de rumbo (3)

Repiensa la acción comercial Los períodos de recesión tienen un enorme impacto en las personas de los departamentos de marketing y ventas. Adaptarse a la nueva realidad conlleva ajustes a todos los niveles. Obliga a desprenderse de los menos aptos y a ganar en eficiencia mediante consolidación de responsabilidades. Y además reclama la puesta en marcha de nuevas iniciativas. Estas son algunas de la tareas a llevar a cabo con comerciales y vendedores para asegurar la viabilidad de la empresa: Reevaluar la estructura comercial. Se han de redefinir los objetivos e indicadores así como la organización. No se trata tan sólo de reducir costes sino de centrarse en lo que los clientes demandan y aprovechar la ocasión para sentar las bases para el futuro. Formar en nuevas competencias. Mejorará su actitud y eficacia y habrá de hacerse de manera repetitiva. Interesa concentrarse en conocer al cliente y obtener información relevante para redefinir la propuesta de valor a entregar. Fomentar su capacidad de análisis. Deben estar preparados para conocer aspectos aún más profundos de la situación de los clientes y poder determinar la viabilidad del negocio con cada uno de ellos. Sabrán como ayudarles a que mejoren su rentabilidad y satisfacción mediante el contacto estrecho con las personas claves de la empresa cliente. Implicación en el diseño de la propuesta de valor. El compartir la información de que dispongan con los departamentos de I+D y producción les permitirá tomar parte activa en la formulación de propuestas de valor que permitan salir de la crisis con más fuerza que al entrar en ella. Ganar en eficiencia. Mejorar los costes incurridos en el acceso a los clientes. Buscar ahorros pero sin abandonar el esfuerzo del contacto cara a cara con el mayor número posible de ellos. Distinguir...

Cambio de rumbo (2)

Escoge a tus clientes. Es un elemento importante del plan de reestructuración para abordar con garantías la travesía por periodos de crisis. No todos los clientes te interesan por igual, y algunos de ellos no te convienen. Las operaciones con clientes tienen impacto en la liquidez por el crédito que les concedes y las existencias que te ves obligado a mantener. La decisión no es sencilla cuando se trata de un cliente importante, pero debes reconocer las consecuencias que un impago suyo puede ocasionarte. Estás obligado a hacer una evaluación continuada de la situación financiera de tus principales clientes y el riesgo asociado a cada uno de ellos. Si detectas problemas incipientes, habrás de gestionar la manera de obtener prioridad en el pago o, llegado el caso, tratar de recuperar productos entregados y no vendidos. También deberás conocer el modo en que el servicio a cada cliente impacta en tus operaciones y demás elementos de la cadena de valor. Si continuamente te obliga a cambios en los procesos productivos o las materias primas son caras o poco accesibles, quizás no sea de tanto interés como parece. Te consumirá excesiva liquidez y si además se retrasa en los pagos, no es el cliente adecuado para estos tiempos difíciles. Tu fuerza de ventas, aunque les duela, deberá ocuparse de informar acerca de la disponibilidad de los clientes para revisar los acuerdos en el mejor interés de las dos partes. Quizás de este modo se puedan salvar algunos de los que estén en dificultades. Nunca descartes a un cliente sin escucharles. Además ellos se habrán de encargar de suavizar el proceso de abandono. Es un momento particularmente importante para afianzar las relaciones con los clientes más significativos y redefinirlas en nuevos términos de mayor interés para ambas...

Cómo identificarlos

Aparentemente es lo último que te preocupa, ya que crees conocer quien es tu cliente. Sin embargo, algo debe fallar en ese conocimiento si las ventas bajan y el cliente no aparece. No te engañes pensando que son cosas de la crisis que te rodea. Tienes el problema, por tanto, de identificar la verdadera naturaleza del cliente al que debes dirigirte, pero dudas acerca de cómo comenzar… Empieza por lo fundamental. Aunque te parezca obvio, en la definición del propósito de tu organización redescubrirás las pistas necesarias. No desprecies la motivación y creatividad que de esa formulación puede surgir para  servir a los clientes. Pero si la Misión nunca ha sido explícitamente establecida o nadie se siente atraído por ella por considerarla obsoleta, habrás de ponerte a reformularla sin más demora. Continúa por el análisis de la rentabilidad de cada cliente. Te ayudará a detectar aquellos que están dispuestos a pagar un precio más alto por tu propuesta de valor y a separarlos de los que sólo buscan precios bajos, a los que probablemente no estás en condiciones de satisfacer. Después viene la consideración de lo que sabes hacer. Son las competencias adquiridas a lo largo del tiempo y que han hecho que puedas atender mejor a unos clientes que a otros. Son una referencia, pero no definitiva. Cabe la posibilidad de que la pérdida de ventas y clientes se deba a que esas competencias ya no resultan de tanta utilidad y quizás debas completarlas con otras nuevas.   Con los conocimientos adquiridos estás en disposición de abordar a los clientes más significativos y profundizar con ellos la revisión de sus problemas y necesidades. De ahí deberás obtener la información necesaria para configurar la propuesta de valor más apropiada para cada uno de ellos. Este...

Lo que importa

Ando estos días preparando este seminario sobre Innovación Estratégica en Santander. He observado que muchas aportaciones recientes sobre el concepto de Innovación tienen un interés más académico que práctico. Son diversos los calificativos utilizados para caracterizar distintos tipos de innovación: Incremental, Semiradical, Radical, Transformadora, Explosiva… Estas categorías dependen del modo en que las innovaciones se apoyan en cambios tecnológicos o del modelo de negocio y en la intensidad de las mismas. Desde el punto de vista práctico me parece más interesante destacar que: La innovación no es el resultado del azar sino de la aplicación de un conjunto de elementos fundamentales de la organización: Capacidad de liderazgo, estrategia, cultura, sistemas y recursos… Sólo la generación continuada de innovaciones, mejores que las de los demás y durante más tiempo, es lo que dará soporte a la viabilidad de la organización. La innovación determinada por la mejora de la tecnología (en el producto, en los procesos o en los sistemas de soporte) y el cambio en el modelo de negocio (en los clientes, en la propuesta de valor o en el modo de crearla y entregarla) ya van hoy juntas. No se da una sin la otra, por lo que deben idearse e implantarse como un todo.   Y al directivo le corresponde asegurar que gestiona adecuadamente los determinantes para el éxito de cualquier innovación: Capacidad de liderazgo en las decisiones estratégicas y de la cartera de innovaciones. Motivar, respaldar y recompensar las innovaciones. Hacer que la innovación forme parte de la naturaleza del negocio, de las operaciones diarias. Asegurar la alineación de las innovaciones con la estrategia de la empresa. Equilibrar las posibles tensiones entre la creatividad y la generación de valor. Eliminar posibles barreras organizativas a la innovación. Facilitar la integración de personas y...

Contexto estratégico...

Si sigues funcionando con una definición de mercado ligada a un determinado sector económico seguramente hace tiempo que estás confundido por la ausencia de resultados. Los análisis estratégicos tradicionales del entorno sectorial y competidores para determinar la estrategia para tu organización carecen de sentido. La naturaleza de los sectores aparece cada vez más difuminada y no se sabe bien dónde mirar. Ni los competidores ni los productos sustitutivos son ya los obvios. Nuevos entrantes insospechados y atípicos capturan por sorpresa una y otra vez distintos segmentos de mercado. Tienes ejemplos sobrados en operadores de telefonía, reservas de alojamientos turísticos, sistemas de pago, etc… Hoy ya no se trata de obtener mejores resultados que los competidores sino de responder a lo que los clientes necesitan para poder desarrollar sus operaciones o satisfacer sus necesidades, en un contexto específico. Esto representa pasar de una definición objetiva de mercado a otra subjetiva, innovadora, que será la clave para sobrevivir y prosperar. Es un concreción más precisa y detallada del “terreno” donde se opera que no se identifica necesariamente con un espacio geográfico ni viene determinado por un producto concreto. El contexto estratégico, en mi opinión, debe definirse como la combinación de un grupo de clientes, una propuesta de valor específicamente elaborada para ellos y el modo característico en que se entrega esa oferta. Los competidores, en efecto, ya no son relevantes. Aunque algunos de ellos quisieran copiar la fórmula utilizada para definir tu contexto, tendrán muy difícil penetrar en él por lo siguiente: De entrada, el acceso a tus clientes lo tendrán más complicado. De eso te habrás encargado tu mismo. No podrán conocer a tus clientes lo suficiente como para comprender sus necesidades o los requisitos que precisan para completar sus operaciones. Serán incapaces de elaborar...

Relaciones con clientes...

Parece claro que la base de todo negocio viene determinada por las necesidades y deseos de los clientes. Esto es particularmente cierto en entornos en los que la oferta supera a la demanda, donde sólo producir un producto de calidad al menor no precio no basta. Es preciso por tanto persuadir a los potenciales clientes para que se decidan por tu producto o servicio. Y para lograrlo no hay camino más seguro que el de establecer unas relaciones estrechas con ellos. El número de contactos que se tengan ha demostrado ser un buen predictor de las ventas que se realicen, mejor que el precio o la innovación tecnológica demostrada. Cada vez es más excepcional cerrar una venta que no venga precedida de otra venta anterior. Las razones son fáciles de entender. Las relaciones establecidas permiten el intercambio de información con los clientes y el conocimiento de sus necesidades y problemas. Asegúrate de llevar a cabo iniciativas como las siguientes: Amplía tu red de contactos. Incluye a tantos como puedas y mantén una relación periódica con ellos. No aparezcas sólo cuando los necesites. Es una inversión a largo plazo. Trata de anticipar sus necesidades por la información que obtengas de ellos y la investigación de mercado que lleves a cabo. Se trata de que puedas presentar tu solución antes de que el propio cliente empiece a buscarla. Utiliza diversos canales de comunicación para mantener en contacto. Tradicionales, como las visitas y llamadas de teléfono, y actuales, como los medios digitales y las redes sociales. Sé completamente transparente en tu relación con ellos. Responde de manera completa sin ocultar nada. Sé honesto y genera unas expectativas razonables. Demuestra que servirles es tu prioridad. Solicita su evaluación y sugerencias. Acepta sus críticas en relación a las características...

Dónde jugar

Esta era una pregunta fundamental en el proceso tradicional de formulación de la estrategia empresarial. La elección de una respuesta resultaba crucial pues llevaba a concretar el producto a ofrecer, ámbitos geográficos en los que operar, lugar dónde fabricar, clientes a los que dirigirse, precio al que vender, canal de distribución a utilizar… Hoy debería reformularse la pregunta. El adverbio de lugar lleva implícito que ya tienes un producto en la mano que debes colocar. Es mucho más correcto preguntarse, desde el inicio, “con quién quieres jugar”. Carece de sentido tratar de servir a todos en todas partes. La estrategia empieza en la elección de los clientes, con la identificación de sus deseos y necesidades y por optar con el grado de vinculación que se desea establecer con cada uno de ellos. Sólo el esfuerzo por comprenderlos permitirá determinar la oferta de valor más adecuada y el compromiso que se pretende adquirir. El resto de los elementos a decidir constituirán más propiamente la base del modelo de negocio a desarrollar. Los lugares donde fabricar y entregar el producto o servicio van hoy más allá de un contexto geográfico limitado, pudiendo resultar indiferentes. Y el modo de entregarlo podría obviar el uso de los canales tradicionales. Y la comparación de precios con los competidores, irrelevante. Has de profundizar en las actividades diarias de aquellos a quienes pretendes servir y descubrir los problemas que necesitan resolver. De ahí nacerán las ideas para construir tu oferta y determinar el modelo de negocio más apropiado. No caigas en la comodidad de dar por bueno lo que ya haces, de seguir sirviendo a los de siempre con el producto de toda la vida. Seguramente habrás observado que ya no funciona como antes. Tu posición no es inevitable. Busca nuevos...

Los que no te compran...

Un camino para innovar en tu modelo de negocio es empezar a diseñar una propuesta de valor para esos clientes que todavía no te compran. El hecho de que estés creando ya valor para algunos clientes hace que sea muy probable el que dispongas de activos y capacidades que también serán valiosas para otros grupos que aún no son clientes tuyos. Por ejemplo, tener una marca reconocida, unos buenos procesos productivos o de relación con los clientes, patentes, sistemas de calidad, relaciones con proveedores, etc… Cabría el riesgo de que al considerar todo el negocio sólo a la luz de los clientes actuales no acabaras de explotar suficientemente tus propios recursos y capacidades. Podrías llegar a descartar ideas innovadoras por no encajar en el modo de hacer habitual, desechando así posibilidades de nuevos modelos de negocio y desperdiciando activos y capacidades potencialmente muy valiosas. Abrirse a esas nuevas ideas no necesariamente significa descentrarse o alejarse de la misión. Al contrario, es quizás la señal de que necesitas preguntarte con sentido crítico cuál es el verdadero núcleo de tu negocio. Igual descubres que no pivota ya tanto en torno a un producto concreto sino a la forma y lugar en que lo entregas a tus clientes o la estrecha relación de colaboración que mantienes con ellos. Puedes empezar desde tu modelo de negocio actual y empezar a preguntarte que podría pasar si cambiaras cosas, como el modo en que segmentas a los clientes, si ofreces productos o servicios gratuitos, o si los entregaras de distinta manera o en diferentes lugares. Pero la innovación puede surgir además: A partir de la consideración de factores externos como nuevas tendencias sociales, culturales o la aplicación de nuevas tecnologías. Como respuesta a peticiones de proveedores, clientes y complementadores. Utilizando...

El cambio de modelo

Hoy quiero llamar de nuevo la atención sobre la necesidad de innovar en los modelos de negocio. La ventaja competitiva hoy día se construye más sobre la innovación en el modelo del negocio que no en la innovación en productos y servicios. Si lo piensas, es lógico. No es posible que dado el enorme número de empresas existentes en cualquier sector, todas ellas sean capaces de generar innovaciones radicales y singulares en sus productos o ser capaces de fabricarlos a unos costes sensiblemente más bajos. Este hecho empieza a ser aceptado por los directivos de las empresas aunque aún no se manifiesta en el desarrollo de nuevos modelos. No debieran dormirse. El éxito de las nuevas empresas que aparecen se construye a partir de la creación de modelos de negocios radicalmente nuevos que rompen las reglas de juego de los sectores en los que operan. Las empresas ya establecidas deben revisar con rapidez sus obsoletos esquemas de funcionamiento, formular nuevas propuestas de valor para sus clientes y redefinir la dinámica de la competencia en sus sectores. De no hacerlo están condenadas a una rápida decadencia que las tecnologías de redes sociales se encargarán de acelerar. Si esperas que el crecimiento de tu empresa se genere por la inercia de la recuperación económica mundial, estás en un error. Dependerá de la transformación de tu negocio y del descubrimiento de nuevas fuentes de generación de valor y de  ingresos. No trates de optimizar procesos y mejorar la eficiencia de tus operaciones actuales. Reinventa los mercados a los que te dirigirás, descubre en ellos nuevas oportunidades y desarrolla las capacidades que te permitan alcanzarlas. Implícate en un pensamiento estratégico innovador....

Neuromarketing

Me han llegado peticiones de que aclare el concepto de neuromarketing que últimamente se escucha con una cierta intensidad. Se trata de una disciplina que estudia el comportamiento del consumidor y las técnicas de marketing desde el ámbito de las neurociencias. Investiga, mediante diversos experimentos, las reacciones del cerebro a los estímulos desencadenados por propuestas comerciales concretas. Trata de desarrollar una interpretación coherente del comportamiento de los consumidores, pretendiendo comprender sus reacciones irracionales e inconscientes. Esta generalización serviría para influir en la toma de decisiones de compra y aumentar la satisfacción de los clientes. Es indudable que determinadas marcas, con su manera de presentarse y abordar a los consumidores, son capaces de conectar con ellos tanto a un nivel racional como emocional, y de manera profunda y estable. De ahí que profesionales del marketing quieran identificar los mecanismos generadores de esa atracción para desarrollar productos y comercializarlos de manera más eficiente. De este modo esperan superar a los competidores y asegurar la captación y retención de clientes. En principio no hay nada que objetar a la adquisición de conocimientos que ayuden a comprender mejor el comportamiento y la toma decisiones. El problema surge, en mi opinión, cuando la generalización sirve para construir un modelo del consumidor que es reduccionista e incapaz de comprender la totalidad del individuo y su libertad para decidir. Sorprende que en muchos de los estudios se observe a la persona sólo como un primate un poco más evolucionado, cuyas respuestas ante estímulos concretos puede ser fácilmente predecible. Y cuando se descubre la diversidad real de comportamientos ante un mismo estímulo, se busca explicarla en la distinta configuración de estructuras neuronales y las respuestas a neurotransmisores. Desde el punto de vista práctico creo que es preciso aclarar que: Es más importante...

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