Tendrás que dar la cara si quieres que te reconozcan como un líder destacado y valiente. Son muchos los directivos que se esconden en su despacho todo el día y las consecuencias son evidentes: errores en las iniciativas que se emprenden, incapacidad para identificar las dificultades, desconocimiento de las oportunidades… Se necesita coraje para dar la cara ante los colaboradores, pero es determinante para ganar credibilidad. Si no asumes riesgos, si retienes información o no das un paso al frente, renuncias a ser reconocido como un líder fuerte y justo. Liderar desde la primera línea envía el mensaje de que nunca pedirás a otros que hagan lo que tu no sabes hacer. Esto sirve de motivación para quienes te rodean y les confirma tu actitud participativa y colaboradora. Notas relacionadas: Capacidades para el liderazgo Diles la verdad Los nuevos líderes ya andan por...
Hombre rico, hombre pobre...
Abundantes investigaciones y experiencias personales demuestran que la abundancia de cosas materiales no es un indicador de bienestar. Por el contrario, poseer tiempo, disponer de él para reflexionar, para dedicarlo al entretenimiento, a actividades que contribuyan al desarrollo personal, te convierte en un hombre rico. En consecuencia, es un hombre pobre quien anda siempre apresurado, desbordado, estresado, rezagado… Mira a tu alrededor y a ti mismo y date cuenta de la elevada prevalencia de esta pobreza debida a la escasez de tiempo. Y observa la paradoja de la repentina riqueza que manifiestan aquellas personas a las que les diagnostican un cáncer avanzado. Pero este recurso llamado tiempo no es un capital que puedas acumular. Sólo lo podrás emplear si lo sabes encontrar. Simplifica tu vida y descubre horas cada día que puedas dedicar a actividades que te proporcionen bienestar. O te convertirás en un pobre hombre pobre… Nota relacionadas: Fin de semana El tiempo Sin tiempo ¿Necesitas más...
Dar lo mejor
Ese es el plan, ni más ni menos, en cualquier circunstancia…, siempre dar lo mejor de uno mismo. Claro que no siempre será lo mismo en toda ocasión. Como a todo organismo vivo, te afectan los cambios, y lo mejor unas veces es algo de calidad extraordinaria y otras no tanto. Está bien. No siempre puedes estar al máximo nivel. Lo importante es esforzarse en dar lo mejor en cada momento. Observa que cuando haces menos de lo que eres capaz, cuando no llegas a eso que tu mismo sabes que es tu nivel de excelencia, se da una fisura que puede llenarse de ansiedad y desilusión. Cuando cierras esa grieta haciendo lo mejor que sabes, no queda hueco para la preocupación o la negatividad y te sientes verdaderamente bien. Se trata de aventurarse en una mejora constante e incesante. Cuando estás comprometido con dar lo mejor de ti mismo entras en una espiral de crecimiento y tu mejor nivel no deja de...
Fin de semana
Es difícil desconectar del trabajo durante el fin de semana. O al menos así lo ha sido para mí durante demasiado tiempo. Y parece que también para muchos directivos. Esto se debe a la inercia del propio trabajo que, a menos que planifiques la desconexión, te tienta con mantener la rutina laboral diaria. No sé si te has parado a pensar que cada año viene con 104 días de fin de semana, lo que equivale a un 28,5% de los días. Un tiempo considerable que, bien aprovechado, puede dar mucho de sí. Siempre y cuando lo aproveches para desconectar, que es la clave para ser mucho más productivo el resto de la semana. Pero esos fines de semana capaces de hacerte sentir descansado y recuperado no aparecen por azar, sino que se han de diseñar. Para dar los primeros pasos para lograrlo piensa…: ¿Cómo te gustaría sentirte al concluir el fin de semana? ¿Qué te gustaría recordar de él? ¿La realización de qué actividades te haría pensar que has aprovechado bien ese tiempo? Quizás te ayude el seguir estas reglas: No pienses en el trabajo No hagas nada del trabajo habitual No hables del trabajo No leas asuntos del trabajo Lo cierto es que no es fácil cumplir a rajatabla esas reglas, pero puedes acercarte a ellas si encuentras algo con que sustituir al trabajo. Se trata de decidir qué cosas hacer en vez de qué cosas evitar. Tendrás muchas opciones que habitualmente se encuadrarán en alguno de estos apartados: El fin de semana es una buena ocasión para recuperarse, para dormir algo más o al menos lo que te corresponde. Disfrutar con una comida especial, cocinando en casa o salir a un lugar especial, para variar. Participar en actividades que estimulen la creatividad...
¡Respira…!
Si puedes leer esto, parecería innecesaria esta indicación. Sin embargo se demuestra cada vez más extendido el síndrome de la “apnea de la pantalla”, descrito como la suspensión temporal de la respiración en quienes están sentados ante una pantalla de ordenador, dispositivo móvil, o la televisión. Los estudios realizados confirman que este fenómeno es más común de lo que imaginas y se manifiesta especialmente en el momento de leer y contestar correos electrónicos. La postura inadecuada que suele acompañar a esta actividad contribuye a dificultar aún mas la respiración. Nuestra relación con las tecnologías de la información es todavía inmadura y generadora de estrés. Los dispositivos actúan como unas muletas para la mente en ver de funcionar como herramientas que faciliten su creatividad. Han determinado cambios significativos en nuestros hábitos de vida y nos han vuelto extremadamente pasivos y sedentarios. Ahorro aquí la descripción de los trastornos metabólicos observados que resultan de una respuesta fisiológica primaria, similar a la que prepara al organismo cuando ha de hacer frente a un peligro, preparándolo para luchar o huir. La atención se concentra en ahorrar recursos, se pierde la sensación de hambre o sed, y se sustituye la comida por la información, como si la última oportunidad de sobrevivir dependiera de lo que aparece en la pantalla del teléfono, que se consulta de forma compulsiva a la espera de correos y mensajes. Es de justicia reconocer que el problema no es tanto de la tecnología como del uso que hacemos de ella. Los profesionales de cualquier ámbito, bien entrenados y acostumbrados a una correcta respiración, no padecen este síndrome. La respiración consciente, pausada, diafragmática, proporciona la necesaria calma y regula la respuesta neurohormonal a las situaciones de estrés mediadas por un mal uso de la tecnología. No...
Qué te preocupa
Preocuparte por esas pequeñas cosas te impide centrarte en lo relevante y difícil. No es que los detalles no sean importantes. Lo son. Pero con frecuencia, te entretienes con la lista de cosas por hacer como manera de evitar eso verdaderamente importante en lo que te deberías ocuparte. Te preocupa una reacción inmediata en vez de considerar el atractivo futuro que se derivará de ella. Las preocupaciones te dan algo en qué pensar pero no te llevan a ninguna parte. Suelen ser el modo de evitar hacer frente a la visión de conjunto. Si estás preocupado por un detalle, déjalo ya. Abandónalo y piensa en lo que tratas de...
Paralizado
El excesivo análisis te lleva a la indecisión y ésta a la parálisis. Piensas demasiado en esa decisión difícil y no avanzas en ningún sentido. Esta era de sobreabundante información te propone con demasiada frecuencia una oferta inacabable de opciones que te dificultan decidir con seguridad. Cuando te encuentres en esa situación: Ten cuidado con las emociones. No es que siempre sean inútiles pero pueden ser engañosas. En ocasiones los miedos te pueden impedir crecer cuando se trata de asumir riesgos o avanzar por terrenos desconocidos. Otras veces, la sensación de comodidad te señala que no estás haciendo lo que debieras. Por tanto, no te bloquees esperando sentirte bien para decidir porque esa sensación no suele llegar hasta que hayas dado ese paso al frente. Pide consejo. Como los sentimientos pueden traicionarte sigue la recomendación de alguien de tu confianza. Es muy importante a quién eliges como asesor. No te ayudará quien te diga que “si” a todo ni un hipercrítico que continuamente te desmoralice. Necesitas un compañero de viaje, alguien a quien admires y te respete. Sé atrevido. No se pasa de la inacción a un estado de perfecto equilibrio. Lo normal es avanzar a trompicones en el camino de descubrir y alcanzar algo valioso. Que no te detengan el perfeccionismo ni la excesiva...
Disputas inútiles
Es impresionante el tiempo que se pierde en el trabajo en las discusiones con colegas y colaboradores. Podrían denominarse conversaciones de frontón por ese ida y vuelta de argumentos que buscan vencer a toda costa. No se puede perder tanto tiempo y eficacia. Y te dejan en un estado mental y emocional penoso cuando no se resuelven. Para resolver ese mal hábito: Antes que nada, escucha. Aunque tengas la seguridad de estar en lo cierto y te apetezca discutir. Es iluso pensar que cuando escuchen tu lógica cambiarán de idea y se avendrán a tus razones. Si quieres persuadir a otros has de tener la disciplina de escuchar antes de manifestar tu posición. Sólo cuando se sientan escuchados podrán atender tus razones. Mientras tanto sólo pesarán en lo equivocado que estás. Escuchar no significa aceptación pero te ayudará a comprender sus puntos de vista y las posibilidades de colaborar, persuadir o corregir según la circunstancia. Discutir sólo crea resistencias mientras que escuchar te permite controlar la conversación. Renuncia a demostrar que tienes razón. Aunque así sea, no lo necesitas. Lo más probable es que esa discusión inútil no importe mucho. Concede o difiere pero avanza. Y si el asunto importa, busca comprender antes que vencer. Asume el control propio y de la situación, y verás como el comportamiento de la otra parte cambia al sentirse comprendida. Desiste de arreglar a los demás. Ese es el origen de la mayor parte de las discusiones, de las resistencias que encuentras. Pero ellos no te comprarán tus ideas. No puedes cambiar la forma de pensar de otras personas o sus opiniones, y sólo con suerte y paciencia, algunos comportamientos. Trata de que comprendan las consecuencias de ignorar tus observaciones. Puedes ayudarles, corregirles, pero no arreglarles. Para ganar tiempo...
Buenas noticias
Trabajar de forma meticulosa no parece ser lo prioritario en el mundo empresarial actual. Es más sencillo realizar un trabajo superficial y, en ausencia de unas metas laborales claras y objetivables, el mostrarse enormemente ocupado permite sobrevivir en una cultura en la que todo lo relacionado con Internet parece bueno, independientemente de su capacidad para producir unos resultados valiosos. Pero si crees en el valor de un trabajo hecho a conciencia, la miopía de tus colegas y superiores te proporciona una gran ventaja personal. Si continúan las tendencias antes descritas, cada vez será más raro encontrar a personas que trabajen en profundidad lo que te convertirá en alguien muy valioso....
Preocupaciones
¿En qué piensas que estás tan preocupado…? Porque toda preocupación nace siempre de tus pensamientos más que de realidades. Si eres honesto con esa idea que está causando la preocupación, y la ponderas y la observas desde diferentes ángulos, verás que pierde fuerza porque carece de credibilidad. La hipótesis, y la preocupación, de no ser capaz de manejar una determinada situación se disuelven si consideras todas las circunstancias similares de las que has sido capaz de salir airoso anteriormente. De una manera o de otra has podido superar cualquier problema que la vida te ha planteado. Por tanto, no debe preocuparte eso que temes que ocurra y que aún está por llegar. Observa la diferencia. Es más tolerable pensar en la incomodidad asociada a algo te pueda llegar a ocurrir, que dar por seguro que no podrás hacer frente a eso que te podría suceder. La imaginación juega siempre malas pasadas. Cuando algo parece difícil de hacer o se acompaña de incertidumbre, esa sola idea genera inquietud y se hace sumamente incómoda. Cuando se cuelen esos pensamientos en la cabeza, te compensa ponerlos por escrito y confrontarlos una y otra vez porque se demostrará que no son verdaderos. Prueba y...