El rol del manager en el equilibrio personal y profesional
Cada vez hay mas organizaciones que se esfuerzan en introducir políticas dirigidas a potenciar la conciliación entre la vida personal y profesional de sus empleados. Este es un aspecto, sin duda, muy apreciado por las personas. Y que, además, contribuye a poner en valor la imagen como empleador de la organización.
Las organizaciones que apuestan por la conciliación, entienden que el coste a corto plazo de estas iniciativas queda compensado y superado por la mejora en la motivación de las personas, el incremento de la empresa en la capacidad para atraer y retener el talento, e incluso, por una mejora de la productividad.
Existen múltiples medidas que se pueden poner en práctica al respecto; aspectos relacionados con la mejora o flexibilización del horario de trabajo, prestaciones adicionales a padres y madres en situación de maternidad, incremento de días de vacaciones o dar la oportunidad de un aumento voluntario a costa de reducción del salario, disminución de los días de trabajo en festivo (organizaciones de retail), aprovechamiento de puentes y, un sin fin de etcéteras.
Sin embargo, hemos de ser conscientes que el hecho de que una empresa tenga vocación por potenciar la conciliación de sus empleados, es más un aspecto de filosofía y cultura interna, que de implantación de iniciativas concretas como las descritas.
En ese sentido, el rol de los managers, directivos y responsables es determinante para implantar una auténtica política de conciliación. Son ellos los que con sus decisiones y actitud diaria pueden establecer una dinámica de trabajo donde el respeto por el tiempo de los demás y la compatibilización del trabajo con su vida personal sea un aspecto a valorar.
De hecho, si nos los paramos a pensar, muchas veces es perfectamente viable encontrar, como managers, enfoques creativos donde los mismos resultados puedan alcanzarse con un mejor impacto en el equilibrio de nuestros colaboradores; por ejemplo estableciendo plazos realistas de los entregables, mejorando nuestra propia organización para poder anticipar las actividades de nuestros colaboradores, preocupándonos por las circunstancias personales que inquietan a nuestros equipos, dotando de las herramientas necesarias a las personas, etc…
En definitiva, se trata de establecer los mecanismos adecuados para que las personas puedan realizar su trabajo de una forma ordenada y sin esfuerzos despropocionados. Esfuerzos que además puedan haber sido evitados con un establecimiento realista de objetivos y/o una adecuada planificación y enfoque de las actividades a realizar. Además de con una supervisión equitativa y respetuosa con las circunstancias de las personas.
Por el contrario si la empresa se esfuerza por lanzar iniciativas, pero su equipo de dirección no tiene una actitud consistente con esa filosofía, lo más probable es que el efecto generado sobre los empleados sea incluso negativo. Teniendo como subproducto además una disminución del reconocimiento de los empleados al propio equipo de dirección.