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¡Descansa. No hagas nada!
No es una contradicción respecto a otras muchas notas de este blog que buscan ayudarte a mejorar tu productividad. Ese nada de hecho significa hacer algo distinto a lo que te ocupa habitualmente tu tiempo; una pausa que te permita ganar perspectiva y apreciar lo que haces.
¿Puedes dedicar un día a ese no hacer nada? Y lo empleas en:
- Escapar de la rutina en la que te encuentras atrapado. Que la programación no te dicte siempre lo que debes hacer.
- Recordar que no todo en la vida es trabajo. Y que el trabajo sale adelante sin ti. Y que la vida te la perderás si no e prestas atención.
- Observar el efecto de tus actuaciones en tu propia vida y en la de quienes te rodean. ¿Estás donde buscabas? ¿Eres quien quien pretendes?
- Dejar aflorar ideas arrinconadas: lo que quieres hacer con tu vida…, lo que esperar alcanzar en el futuro…
¿Que no tienes un día? ¡Pobre…¡ Entonces una hora. Todos tenemos al menos esa hora. (La de comer no; nunca comas sólo…). Escápate. Hacer nada es en ocasiones más importante que hacer algo.