Callar

Seguro que, como a mi, te ha pasado muchas veces. No puedes callar, no te resistes al impulso de dar tu opinión, aunque no te la hayan pedido. Es difícil. Bien lo expresa el viejo y conocido refrán: Eres dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras.

Igual recuerdas la deliciosa película Bienvenido, Mr. Chance (Being There) protagonizada por Peter Seller. En ella, un sencillo jardinero sin formación es tomado por un sabio filósofo tan solo por su actitud callada y sus parcos comentarios aparentemente fuera de lugar. Ya sé que no es tu caso, pero es bueno recordar que de hablar en exceso siempre nos arrepentiremos.

Hay que ejercitar el silencio “exterior”. Es preciso aquietar la impaciencia y ser discreto; tomarse tiempo para ponderar las cosas y las opiniones. Esta actitud no está reñida con la eficacia, con el trabajo intenso, con las relaciones sociales. Al contrario, nos proporciona gran valor en la medida que nos defiende de la vanidad, de la frivolidad y la dispersion.

Y además tienes necesidad del silencio “interior” que te ayude a escuchar las buenas inspiraciones de esa sabiduría tuya que pareces desconocer o que tienes olvidada. Te servirá de preparación para el estudio, para tu desarrollo personal, que te hará ser de más utilidad a los demás.

Para esto último, cierra algún momento cada día en tu agenda.