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El peligro de la inercia
La mayoría de las organizaciones, incluso en momentos de grandes cambios, o precisamente por ser de gran incertidumbre, favorecen la actitud de no hacer nada y dejar que las cosas sigan realizándose como siempre.
Los sistemas establecidos en las empresas están configurados, de manera inconsciente después de tanto tiempo en funcionamiento, para dar soporte al modelo de negocio vigente. La remuneración de los directivos está ligada a la obtención de unas metas predecibles, y no animan a realizar experimentos de resultados inciertos. Los distintos indicadores utilizados penalizan el dejarse llevar por la atractividad de nuevas iniciativas.
Esta inercia, basada en rutinas obsoletas o inapropiadas, sólo puede corregirse si los directivos con capaces de identificar la necesidad del cambio y actuar. Lamentablemente muchas empresas no perciben la urgencia de realizar esos cambios hasta que adquieren la conciencia de encontrarse al borde de su desaparición.
Cuanto antes optes por la revisión y redefinición de tu modelo de negocio, más pronto podrás capturar las nuevas oportunidades y beneficiarte de un rápido crecimiento.
De acuerdo totalmente. Peter Senge describe esta idea de una forma muy gráfica con «la parábola de la rana hervida». Los aparatos locomotrices de las ranas solo están preparados a cambios súbitos de temperatura, no progresivos. De tal manera que si ponemos una rana en un cazo de agua y subimos progresivamente la temperatura la rana no lo percibe y se va calentando hasta abrasarse y morir. Si, por el contrario, la lanzamos directamente al cazo de agua hirviendo la rana reacciona, salta y se va. Como comentas en tu post, Peter Senge sostiene que, como la rana, las empresas muchas veces no perciben los cambios progresivos en el entorno, mercado u organización, y no reaccionan. Solo perciben los grandes shocks, ante los que si reaccionan. Por lo que, ante cambios progresivos (los mas habituales) se dejan llevar por la inercia sin apenas darse cuenta, a veces, hasta su desaparición