La culpa es tuya

Es frustrante ver que las cosas te llegan mal hechas. Pero pocas veces reconocemos que la responsabilidad última no es de quien hace el trabajo mal, sino nuestra. Cuando los resultados o el comportamiento de un colaborador no están a la altura, hay que hacerlo saber y proporcionar el apoyo y las condiciones para que el trabajo salga bien.

Nadie quiere ser un trabajador malo o desastroso. Si alguien se encuentra en esa situación es porque:

  • No sabe qué hacer
  • No sabe cómo hacerlo
  • No sabe porqué hacerlo
  • O piensa que lo hace bien

Para arreglarlo, hay que hablar con el afectado y explicarle:

  • Que lo que hace no te está ayudando
  • El impacto de sus acciones en otras tareas o personas
  • Lo que desearías que hiciera de modo distinto
  • Cómo puedes ayudarle o darle el apoyo que necesite.

Estás obligado a actuar.

(Leído aquí)