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Si abusan… ¿qué haces?
A veces, en el entorno profesional, nos toca padecer a personas que se comportan de manera abusiva, intimidadora, que buscan humillarte o sabotear tu trabajo. Hay estadísticas que confirman que es más frecuente de lo que parece y que quienes se quejan pierden su trabajo.
¿Qué hacer entonces…? No me resulta fácil dar una opinión genérica, y menos cuando yo creo haberme equivocado en la manera en que algunas veces he respondido a esa situación. Mis sugerencias:
- No pierdas la calma. Más fácil de decir que de hacer. No te pongas a su altura; no reacciones como él; ese no eres tu.
- Piensa al menos 24 horas. Tu respuesta, si es que debes darla, ha de esperar, y siempre busca el criterio de un amigo próximo para que la evalúe.
- No olvides que eres libre. Tu decides dónde quieres trabajar y con quién. Esa decisión es capital pues determinará tu crecimiento personal y desarrollo profesional.
- ¿Defender tus derechos? En mi experiencia no conduce a nada positivo. Es decepcionante ver cómo quien tiene autoridad para juzgar no acierta a defenderte. Yo prefiero marcharme con mi dignidad y dejar que sea la vida quien se encargue de poner las cosas en su sitio. El mal nunca prevalece.
Ya te digo, cuando no actué de este modo me quedé con la sensación de haberme equivocado.
¿Tu que harías…?
Estoy de acuerdo con dejar pasar 24 horas, cuantas veces hemos borrado un email guardado en Borradores tras releerlo a la mañana siguiente….
Sin embargo, en determinados entornos de empresas multinacionales, sí que creo que hay que «marcar» en algunas circunstancias la honorabilidad y respeto de cada uno, pese a que estoy de acuerdo que el mal nunca prevalece y no hay que competir en ponerse al «nivel exigido» por algunos.
Estoy de acuerdo con las estadísticas. Estas situaciones se dan en pequeñas y medianas empresas, empresas familiares y no solo en multinacionales y grandes empresas. Los derechos y libertades son los mismos independientemente del tamaño de la empresa. Desgraciadamente me ha tocado vivir, una de esas experiencies durante más de una década. Aguanté hasta que psicológicamente y físicamente me derrumbe. Por supuesto, decidí quedarme sin trabajo y sin empresa. Decisión tomada demasiado tarde.
Hoy trabajo como profesional independiente, aun no he recuperado la autoestima y la inseguridad me persigue, pero ahora sé quién soy, lo qué quiero y dónde me gustaría llegar.
Ante estas situaciones no perder la calma y pensar esta bien, pero creo que lo más importante es la libertad y hacer valer tus derechos. En mi caso olvidé que tenia derechos y que era libre.
Es importante que quien pierda los nervios sea la parte contraria.Si estás sentenciado, y como indicas en el último punto, la otra parte vence pero no convence,sé inteligente y actúa pensando en la indemnización que te corresponde y te has ganado.Puede que no sea tan digno como «irse a la francesa»,pero tu orgullo estará «compensado».A partir de aquí..utliza todas tus fuerzas por un nuevo objetivo.