¿En qué eres competente? (2)

Sigo hoy con el estudio del papel que el análisis de las competencias tiene para el correcto desarrollo de cualquiera de las estrategias establecidas a partir de las orientaciones del Modelo Delta.

Es fácil deducir que las propuestas de valor se orientan hacia las actividades futuras a realizar. Su formulación no hace referencia tanto a lo que la empresa hace ahora como a lo que se propone llevar a cabo para satisfacer las necesidades de sus clientes.

Por esta razón, el análisis de las competencias de la propia empresa ha de comenzar por las identificación de las competencias actuales, para centrarse después en las competencias futuras a desarrollar de modo que sea posible alcanzar lo exigido por las nuevas propuestas de valor.

Afortunadamente, la identificación de las competencias actuales y deseadas es una tarea más sencilla que la de segmentar a los clientes o la propia definición de las propuestas de valor más adecuadas. Para la opción del Mejor Producto, las capacidades apropiadas son bastante concretas y reconocibles.

Las necesarias para pasar a ser la Solución Total para el Cliente pueden llegar a ser más complicadas, particularmente si la empresa está excesivamente centrada en los productos. Pero determinarlas es de vital importancia puesto que se trata de lograr la transformación necesaria que permita avanzar en la propuesta de valor y la intensidad de la vinculación.

Para construir la opción del Ecosistema Empresarial, hay que acudir a la colaboración de los directivos más capaces para que identifiquen los elementos que permitirían la creación en el futuro de dicho ecosistema. Que sea un ideal difícil de alcanzar no significa que no pueda ser considerado. Se ha de reconocer el beneficio de la extraordinaria motivación que proporcionaría lograrlo a los directivos responsables de hacerlo realidad.

 

El Análisis de los Competidores

En este proceso de análisis de las competencias de la empresa se ha de ir más allá de la elaboración del catálogo de las propias capacidades de las que se dispone. Es preciso compararse además con los competidores más destacados.

Ya mencionado en otras ocasiones que no se han de buscar referencias en los competidores puesto que esto nos llevaría a imitarles y podríamos acabar elaborando productos genéricos. Se trata más bien de evaluar de manera comparativa nuestras capacidades para determinar si somos capaces de proporcionar a nuestros clientes propuestas de valor verdaderamente singulares.

¿Vamos hoy con este segundo paso?

 

Otras notas relacionadas:
¿En qué eres competente?