Me encuentro a muchos que se sienten cómodos con una aparente sensación de estabilidad que pretenden mantener evitando el riesgo de cualquier asunción de responsabilidades.
Pero has de ser consciente de que tener un trabajo ya no es garantía de seguridad. Si piensas que por seguir las indicaciones del jefe, por absurdas que sean, tu puesto no peligra, estás en un error. Esa actitud no te conducirá a nada bueno. Me temo que acabarás mal y en un plazo no muy largo.
En un entorno impredecible como el actual, sólo sobreviven y prosperan quienes apuestan por el cambio y deciden tomar las riendas de su propio destino.
Si fueras de los que prefieren tener un puesto de trabajo cómodo y estable, de aquellos que no exigen asumir especiales responsabilidades, no leerías este blog. Pero si has caído aquí por casualidad, debes saber que este blog se escribe, entre otras cosas, para que te animes a cambiar, para ayudarte y orientarte en ese cambio.
Créeme, te proporcionará más satisfacciones, te hará ser más feliz. Ver cómo tu buen hacer y tus iniciativas se ven compensadas, aunque sea mínimamente, te hará sentir un sano orgullo. Si dónde estás no te lo proporciona, ¿qué esperas para cambiar? Eres dueño de tu destino, del modo en que utilizas el escaso tiempo de que dispones.
Comprendo que el miedo puede ser paralizante. Todos lo sentimos. Pero con fuerza de voluntad se puede superar. Nunca del todo, pues siempre andará rondando, pero no te impedirá ser libre para elegir el camino que deseas. Y los resultados no se harán esperar.
¡No esperes a ser el último! |