La empresa social

El calificativo “social” lo veremos cada vez más con más frecuencia aplicado a la denominación de la empresa, negocios y marcas. Y no debe confundirse con la descripción de una mayor sensibilidad o preocupación por la comunidad en la que opera la empresa sino el impacto que genera en la multitud de clientes y usuarios con los que se relaciona y el valor agregado que desarrolla en ellos.

Esta cotización social, que puede llegar a medirse, será determinante para la posición competitiva de tu empresa y el éxito de tu marca. Estamos ante un concepto nuevo y nos movemos en un terreno poco conocido todavía, pero no puedes despistarte por sus implicaciones estratégicas.

Ese carácter social de la empresa no tiene que ver tanto con la tecnología como con las personas y las relaciones que se establecen con ellas. Estas relaciones requieren compromiso y dedicación de tiempo, y no dependen tanto del dinero o de un determinado medio de comunicación o las infraestructuras utilizadas.

Ciertamente todo deriva en origen del desarrollo de Internet. En un mundo en el que todos estamos distantes, de nuestras familias, amigos, proveedores, clientes, Internet nos ha facilitado la conexión y recuperar la cercanía.

Con la red hemos tenido acceso a una nueva era de oportunidades, de mejora de la productividad y prosperidad. Con ella ha cambiado de manera fundamental el modo y la velocidad con la que operan los negocios. Prácticamente todos los sectores de la actividad económica se han visto afectados y algunos de ellos de manera radical.

Su impacto se ha extendido también a las relaciones personales, a la manera como trabajamos y el modo en que buscamos información o compramos. Incluso la política y los gobiernos de algunos países han padecido sus efectos, siendo el detonante de cambios históricos.

La empresa, tu empresa en particular, ha de reconocer esta situación y evolucionar de manera apropiada. No sólo es que no puedes quedarte atrás, es que debes ser de los primeros en adoptar estas transformaciones:

  • Has de aprovechar estas tecnologías para volverte más eficiente, transformando los procesos operativos y tu manera de pensar.
  • Has de implicar a tus empleados y a tus clientes en un diálogo mutuo mediante el uso de herramientas sociales.
  • Has de conectar los expertos de tu organización para aprovechar el capital intelectual disponible y generar la innovación que precisas.
  • Has de crecer en transparencia y compartir el conocimiento con otros de fuera, y adoptar el de ellos para cambiar con agilidad.
  • Has de aprender a analizar la información disponible para conocer mejor la actitud y preferencias de tus clientes y su comportamiento de compra.

 

Y esto por mencionar sólo algunos de los ámbitos en los que la aplicación de las tecnologías sociales afectan a tus procesos de negocio.

¿Sabes por donde empezar…?