Existe una generalizada resistencia a pedir disculpas, seguramente ligada a la dificultad para reconocer los propios errores. Esta actitud tiene consecuencias negativas tanto en el desarrollo personal como profesional, por lo que compensa dedicarle algunas líneas aquí.
Quizás la razón por la que no se piden disculpas nace de una mala concepción del poder. Se podría pensar que cuando se piden disculpas se está admitiendo estar en una posición personal de debilidad. De hecho es al contrario; disculparse demuestra una enorme fortaleza. Si te disculpas, tanto tu como quien la recibe sois conscientes del error que has cometido o de la situación que has podido crear. No hacerlo da lugar a una situación peor porque el error se da por poco significativo y además pasa desapercibido.
La ausencia de mala intención no evita la necesidad de pedir disculpas. No puedes adoptar una actitud defensiva. Lo que importan son los resultados y es por ellos por los que te has de disculpar. Es inútil buscar que te reconozcan tus buenas intenciones en esa situación. Por tanto, evita las excusas sobre el qué hiciste, o el porqué o lo que ocurrió. Ahórrate las razones.
He aquí algunas pautas sobre cómo realizar una disculpa de manera profesional:
Hazla en persona, cara a cara. Si no puedes contactar de inmediato, al menos avánzala en el mensaje de voz. Pero no envíes un correo electrónico. Tiene que ser personal.
Deja claro que lo sientes y que estás apenado y afectado por tu error.
Muestra una actitud humilde, acorde con el sentimiento que te afecta.
Abandona el condicional. No puedes utilizar fórmulas del tipo: Lo siento si te he ofendido, lamento si te perjudicó…
Pide disculpas por la acción y no por las consecuencias. No te disculpas porque se hayan ofendido o por los malos resultados, sino por lo que tú hiciste.
No esperes a hacerla. Retrasarla se percibirá como no querer asumir la responsabilidad.
Sé concreto. No des rodeos y pide disculpas por el perjuicio específico ocasionado.
Asume la responsabilidad, y no parte de ella. No te quedes a medias en el reconocimiento del problema causado ni trates de ganarte la simpatía del que recibe tus disculpas.
Que sean aceptadas o no, no es tema de discusión. Tu obligación es hacerla de modo adecuado y sincero.
La corrección del perjuicio no forma parte de la disculpa. Es una obligación que tienes en todo caso y en la medida que sea posible. Describe lo que harás por corregir tu error después de disculparte.
Céntrate en lo que viene a continuación. Una vez pedidas las disculpas pasa de inmediato a la siguiente tarea. El tiempo cura y la actuación lo acelera.
Evita volver sobre el asunto. Una vez ofrecidas las disculpas y aceptadas, el asunto queda cerrado.
Disculparse refuerza tu capacidad de liderazgo.
1 Comentario
Ene29
Enrique Esteve
Considero muy importante y como colofón, el último punto.El asunto debe quedar cerrado, aunque no olvidado para no volver a cometer el error.Si aprendes a dejar zanjado el tema y no ronronear con ello, seguro que sale reformada tu actitud, y en forma más positiva.
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Considero muy importante y como colofón, el último punto.El asunto debe quedar cerrado, aunque no olvidado para no volver a cometer el error.Si aprendes a dejar zanjado el tema y no ronronear con ello, seguro que sale reformada tu actitud, y en forma más positiva.