Conflictos entre profesionales
Seguro que los observas con frecuencia en tu lugar de trabajo; quizás incluso estás metido de lleno en uno de ellos. Es un mal asunto pues afecta a la calidad de tu trabajo, a la posibilidad de disfrutarlo, y genera un estrés innecesario.
El origen de estos conflictos suele estar en:
- Diferentes maneras de ser: Los distintos orígenes y puntos de vista en lo social, político, religioso generan distintas percepciones y experiencias que tienen un impacto significativo en la manera en la que nos relacionamos con los demás.
- Diferentes maneras de trabajar: Los hay que son más diligentes y otros más tranquilos y confiados. Los hay más responsables y más descuidados. Unos son más ordenados y metódicos y otros más espontáneos y diletantes.
- Distintas actitudes: Quienes muestran una actitud negativa tiene problemas para comunicarse y relacionarse. Los hay que sólo buscan fallos, o quienes siempre se quejan, mientras que otros se ocupan en buscar soluciones y destacar lo positivo.
- Afán por competir: Algunos sólo piensan en competir y compararse con los demás mientras que otros prefieren cooperar y trabajar en equipo. Los hay agresivos, condescendientes, soberbios y los hay más sencillos y discretos.
Estas diferencias pueden hacer muy difícil la colaboración y el trabajo conjunto. Se traducen de inmediato en un entorno de trabajo incómodo y de baja productividad que puede afectar incluso a la salud.
Dado que esta realidad no puede ignorarse, se ha de trabajar por minimizar el impacto sobre el conjunto de la organización. Esto empieza por reconocer uno mismo que no siempre se está en lo cierto ni que la propia manera de ver las cosas es la más normal; por aceptar que los distintos puntos de vista son enriquecedores y que, en último extremo, los conflictos hay que afrontarlos y resolverlos. La manera de lograrlo…:
- Asumir las diferencias y mostrarse amable y comprensivo. En ocasiones esto basta para que desaparezcan las tensiones.
- Comportarse con profesionalidad. Mantener la calma y mostrarse educado en las ocasiones en que se coincida, evitando así enfrentamientos. Tener distintas personalidades no debe impedir poder trabajar juntos con eficacia.
- Identificar el problema. Cuando se produzcan conflictos, concreta la naturaleza del problema, documéntalo y determina si se trata de una mera diferencia de opinión o algo más serio. Tratar el asunto de manera abierta y directa es la única posibilidad para llegar a una solución.
- Buscar un mediador. En los casos de mayor enfrentamiento puede hacerse necesaria la intervención de un directivo superior. Si la solución pasa por separar y alejar a las partes implicadas, no dirá nada bueno en favor de ellos y acabará dejando huella en tu carrera profesional.
No me he encontrado con una manera profesional de abordar los conflictos cuando me he visto implicado en ellos, de ahí el interés de tratarlos en esta nota. Quizás sea cierto aquello de que «dos no discuten si uno no quiere», pero eso no soluciona el problema.
Por lo menos intenta que no afecte a tu trabajo y tus relaciones. Y si no encuentras manera de resolverlo, márchate en cuanto puedas.