El arte de preguntar
Todavía hay quien piensa que el jefe lo debe saber todo y repartir órdenes sin la más mínima sombra de duda. Por eso hoy dedicaré estas líneas a promover una práctica contraria, la de hacer preguntas.
La realización de preguntas a tus colaboradores tiene enormes ventajas, como las siguientes:
- Les estimula a pensar
- Les anima a experimentar y a innovar, incluso cuando no estás presente
- Creas un entorno de aprendizaje continuado
- Demuestras respeto por su puntos de vista
- Les enseñas el valor de cuestionar a prioris respecto a estrategias, clientes, competidores, proyectos
- Promueves una comunicación más confiada y eficaz
La principal característica de esas preguntas ha de ser que muevan a la acción y a no que generen debates estériles. Desarrollar esa capacidad de preguntar requiere práctica además de estar convencido de que preguntar es más útil que ordenar o que quedar como de los más listos de la organización.
El verdadero liderazgo radica en la capacidad de extraer lo mejor del talento de tus colaboradores y lograr que sean capaces de desarrollarlo de manera continuada. Para estimular este objetivo puedes hacer preguntas del tipo:
- ¿Nuestro conocimiento del entorno justifica la estrategia que seguimos?
- ¿Nuestras prioridades y objetivos son acordes con nuestra estrategia?
- ¿Qué opinan nuestros clientes? ¿Qué mensaje nos quieren hacer llegar?
- ¿A qué riesgos deberíamos hacer frente? ¿Están bien identificados y controlados?
- ¿Qué recursos necesitamos?
- ¿Cómo son nuestros resultados? ¿Qué es lo que funciona y cómo lo aprovechamos? ¿Qué es lo que no funciona y cómo lo corregimos?
- ¿En qué modo medimos si progresamos?
- ¿Estamos aprendiendo algo? ¿Lo utilizamos para mejorar?
- ¿Sabemos lo que intentan los competidores? ¿Merece la pena avanzarles en esa dirección?
Una vez instalada esta práctica, tus propios colaboradores aprenderán a hacerse ellos mismos las preguntas adecuadas sobre los temas más relevantes.