Pide consejo
Escribo estas líneas como muestra de reconocimiento para tantos amigos y colaboradores que me han ayudado en numerosas ocasiones y de manera particular en los últimos tiempos.
He comentado muchas veces que no puedes pensar en alcanzar tu solo los objetivos que te propones. Es obvio que necesitas la ayuda de otros, aunque no he concretado en el modo de obtenerla.
La principal manera de hacerlo es pidiendo consejo. Mi impresión es que hoy día no existe una buena disposición para pedirlo, ni para darlo, ni para recibirlo. Pareciera un signo de debilidad el buscarlo y una señal de prepotencia el ofrecerlo.
Nada de eso. Los retos a los que nos enfrentamos son excepcionales. Las circunstancias en las que nos movemos hacen que la toma de decisiones sea especialmente compleja. Disponemos de excesiva información sobre demasiadas variables que pueden influir en el resultado de nuestras acciones.
Todo lo anterior conlleva la necesidad de decidir con prudencia a la vez que rapidez. Y no poder asumirlo empuja a la dejadez y la desidia.
Pedir consejo debe formar parte de tu actuación ordinaria. Pero has de escuchar a la persona adecuada. He aquí algunas consideraciones que te ayudarán a discriminar:
- No buscas opiniones sino la sabiduría que procede de la experiencia.
- Una mayor edad se suele acompañar del conocimiento que proporciona una vida de éxitos y fracasos, algo más difícil de encontrar en la juventud.
- Descubre a quienes tienen ese don natural del consejo, algo que no se adquiere en cursillos certificados por asociaciones profesionales de asesores.
- Que no te confundan con la simplicidad. Problemas complejos requieren soluciones eficaces y claras, que no siempre son simples.
Y para recibir un buen consejo debes cumplir con tu parte de responsabilidad:
- Resume los asuntos principales que te preocupan.
- Proporciona los hechos relevantes para cada asunto.
- Incluye tu análisis de cada tema.
- Concreta las preguntas para las que esperas respuesta.
Si no habías caído en la cuenta de su necesidad, o te daba vergüenza buscar consejo, ten la humildad para pedirlo y escucharlo. Si dispones de la experiencia adecuada, ten generosidad para darlo.
Todo esto tiene infinitamente más sentido y utilidad que el coaching.