Innófobos

Innófobo es una palabra que no encontrarás en el diccionario (ni en Internet…). Es el término que propongo para describir a esos personajes que encuentras en empresas e instituciones públicas y privadas y que innofoboscomprometen nuestra viabilidad y desarrollo más inmediato.

Sin duda te has tropezado con ellos y podrías aplicarles otros sinónimos: tercos, cabezotas, testarudos, obstinados, insensatos, temerarios…

Seguro que eres capaz de identificarlos:

  • Repiten lugares comunes acerca del modo en que funcionan sus negocios o iniciativas.
  • En su arrogancia piensan que sólo existe un modo correcto de hacer las cosas y que trabajar en equipo es una pérdida de tiempo.
  • Castigan a quienes desafían lo generalmente aceptado y premian a los contemporizadores.
  • Se oponen a que aquellos con más ingenio colaboren entre sí, compartan ideas y las perfeccionen juntos.
  • Niegan la posibilidad de otorgar y conferir poder a sus colaboradores.
  • Se oponen a la experimentación porque los nuevos procesos y resultados escaparían a su control.
  • Carecen de interés en desafiar al status quo que sostiene la corrupción en la que ellos prosperan.
  • Son incapaces de reconocer a los más preparados y de destacar públicamente sus opiniones.
  • Aparándose en su título o en su cargo, cuando quieres proponer algo nuevo te dicen que ahora no es el momento.
  • Apoyan estructuras burocráticas y conservadoras con aversión a cualquier tipo de riesgos.
  • Rechazan la improvisación pues para ellos los planes son sagrados por encima de los objetivos que se persiguen.
  • Defienden el “que inventen otros” por su miedo a equivocarse y que les exijan responsabilidades.
  • Segadores de toda cabeza que sobresalga de la mediocridad.
  • Estorban la aportación de valor para la sociedad y frenan la mejora de su bienestar.
  • Aquellos que impiden que los sueños se hagan realidad.
  • Son miedosos, intervencionistas, liantes, competitivos, maquinadores…

 

Necesitamos que estos innófobos pasen a ser una especie en extinción. La sociedad no puede progresar a menos que sus miembros dispongan de la capacidad de innovar.

La innovación se reconoce por lo que consigue y puede proporcionarnos un futuro brillante. Pero reclama una estrategia clara y transferencia del poder a quienes pueden desarrollarla. No permitas que los innófobos la repriman.