Quién dijo miedo

miedoEl miedo es una emoción que se puede experimentar de muchas maneras y circunstancias en la vida de la empresa.

Hoy me interesa tratar la del posible miedo del directivo a ser despedido como respuesta a la evaluación de sus superiores de las decisiones tomadas.

Debo decir que, a lo largo de los años y en diversas organizaciones, lo he observado muchas veces. En los últimos tiempos, en el contexto de la crisis, lo he descubierto de manera aún más frecuente.

Lamentablemente me parece que es algo muy común y que tiene su origen en diversos factores:

  • El escaso desarrollo de las competencias directivas en nuestro medio.
  • La abundancia de jefes y propietarios de empresas inseguros, que no lo son por vocación sino por tradición. Han heredado iniciativas anteriores que recibieron con escasa preparación.
  • La existencia de colegas envidiosos de la inteligencia y arrojo de sus compañeros.

 

Son tiempos especialmente difíciles para reclamar este comportamiento valiente. En particular cuando pueden despedirte incluso sin que hayas cometido un error importante. Puede que ni tus colaboradores más cercanos te ayuden por su propio miedo a ser despedidos. Es algo demasiado arraigado en nuestra defectuosa cultura empresarial.

Aunque lo veas con excesiva frecuencia, es incongruente. Un directivo no puede escapar a su obligación de tomar decisiones y asumir responsabilidades. Tener miedo a ser despedido incapacita para el desarrollo de la función directiva. Sufrirlo te impedirá tomar las decisiones que reclama el desempeño de tu trabajo.

Vencerlo es además una exigencia ética. Exige la fortaleza de tomar decisiones poniendo por delante el bien común, el de la organización a la que perteneces, antes que el propio.

El único modo de alcanzar un desempeño destacado es el asumir los riesgos propios de la toma de decisiones. Y entre esos riesgos está el de no ser comprendido por tus superiores, aunque tus decisiones sean ética y técnicamente correctas.

Sin duda deberás actuar con prudencia. Tu confianza y determinación pueden hacerte aparecer prepotente y soberbio aunque no lo pretendas. Y tus éxitos contribuirán a agravar la situación.

Haz lo que debes y asume las consecuencias o no juegues a ser directivo.