Agilidad organizativa
En los tiempos actuales, marcados por la innovación tecnológica y el cambio, es posible identificar aún muchas organizaciones incapaces de tomar decisiones apropiadas y con diligencia. Esto se debe en gran medida al exceso de información, que les deja confundidas y distraídas, y de análisis, que les conduce a la parálisis. El tamaño también juega en contra, pues sus directivos se pierden en debates sin fin, buscando argumentos de racionalidad o pruebas científicas que les garanticen acertar.
A ese trastorno se opone la agilidad organizativa, la capacidad para adaptarse rápidamente y reorientar el rumbo a una nueva dirección. Se caracteriza por abandonar inercias y burocracias así como permitir a las personas que apliquen su intuición y asuman responsabilidades. Requiere la estructuración de equipos multidiscilplinares centrados en resolver las necesidades de los clientes y que compartan el objetivo a alcanzar.
En la base de este modelo organizativo está el equilibrio ponderado entre el conocimiento y experiencia de los profesionales que la componen, y primar la actuación para implantar buenas decisiones tomadas con rapidez.
La solución parece clara pero al ser pocas todavía las organizaciones que la aplican, conceden una ventaja definitiva a aquellas que la adoptan.
Volveremos sobre esto en unos días…