Cállate

Tus ideas y actitud positiva, tu pasión y entusiasmo, son buenas cualidades capaces de contagiar a quienes te rodean. Y en ocasiones tienen unos efectos secundarios negativos: hablas sin cesar y nunca escuchas por mucho tiempo; no les dejas expresarse, les interrumpes de continuo.

Has de saber cuándo callarte y escuchar. Paradójicamente, es la mejor manera de llegar a influir en los demás:

  • Al escucharles pasas a comprenderles y descubres sus ambiciones y necesidades.
  • Les das la oportunidad de sentirse atendidos, y, por tanto, apreciados y respetados.
  • Te da ocasión para pensar y reformular lo que tenías en la cabeza con la información que te dan.
  • La satisfacción que proporcionas es un sentimiento positivo más contagioso que tu natural entusiasmo.

Demuestra un interés sincero por lo que te cuentan y las respuestas a tus preguntas. Cuando te corresponda hablar, convencerles te resultará extremadamente sencillo.