Aburrimiento

El ritmo acelerado de este mundo caracterizado por el cambio, la velocidad y la novedad nos lleva a perder la capacidad para tolerar la rutina y la repetición propias de la vida cotidiana. Esto genera un sentimiento de incomodidad respecto al aburrimiento que, para evitarlo, empuja a buscar una excitación incesante, una adicción a estímulos cada vez más peligrosos para alejar el tedio de la vida, o a comportamientos compulsivos en actividades como comer, beber o comprar.

Hemos de volver a sentirnos cómodos en el aburrimiento, a aceptarlo con naturalidad y no tratar de escapar de él buscando cualquier estímulo en el móvil. Nos proporciona la oportunidad para pensar, para crear, para escuchar a los demás, para centrarse en lo que es importante, lo que afecta a tu vida y a la de aquellos que te rodean.

Acepta que necesitas estar aburrido de cuando en cuando para aprender a calmarte y apreciar el valor del momento presente, a descubrir las necesidades propias o las de los demás, a ejercer ese papel para el que eres insustituible.

El aburrimiento no es necesariamente una emoción negativa, sino que tiene su utilidad. Es un catalizador de la creatividad, de la reflexión, del pensamiento inteligente. Hay que acogerlo de nuevo en nuestras vidas y alejarse de la búsqueda del estímulo continuado que nos proporcionan los dispositivos que nos mantienen siempre conectados; descubrir de nuevo el lujo de no tener señal en el móvil o carecer del modo de recargarlo.

Dale a tu mente y a tu espíritu un poco de sano aburrimiento. Es un buen plan para el periodo de vacaciones.