Cínicos

El cínico se caracteriza por desconfiar de las intenciones de los demás, por dudar de la sinceridad o la bondad de los motivos o acciones de aquellos con quienes se relaciona. Y parece que el cinismo está en alza entre directivos y colaboradores.

Si no recuerdas tener que hacer frente a la actitud negativa de algunos que siempre recelan y se manifiestan excépticos contra toda lógica, es que no estás dirigiendo cómo debieras. Me sugieren algunas ideas a poner en práctica y que te podrían ayudar con ellos:

  • No trates de convencerles de que las cosas “no están tan mal” como piensan o que están “exagerando”.
  • Interrumpe sus discursos, reconociendo sus sentimientos y mostrando empatía (que suene auténtica). Después oriéntales a que vuelvan a las tareas encomendadas.
  • Se honesto. No engañes a un cínico. Si descubre que no les dices la verdad, ya nunca más te creerá.
  • Juega limpio. El cínico espera siempre injusticia. Si le demuestras su error, si le tratas bien o le salvas la cara en situaciones comprometidas, te repagará con lealtad y un buen trabajo.
  • Haz lo que digas que vas a hacer. Si no creen al mensajero, menos creerán el mensaje.
  • Evita el sarcasmo que desvía la atención de lo importante. Destaca el papel de cada uno, las capacidades y motivación necesarias para lograr los objetivos.
  • No temas la discusión. Evadirse no resuelve nada. Se crecen y empeora la situación. El grupo debe saber que no es la opinión de los cínicos la que gobierna las decisiones.
  • Plantea preguntas y ofrece sugerencias. Al forzarles a concretar abandonan su autosuficiencia y se obligan a realizar su contribución.
  • Muéstrate abierto a sugerencias e incluso a las críticas, y a la vez deja claro que no se discute tu exigencia de que hagan el trabajo que les corresponde.
  • Evita las palabras “siempre” y “nunca”; raramente son apropiadas. Manifiesta tu visión positiva, respaldada con información y hechos concretos.

Las organizaciones han de hacer frente a este crecimiento del cinismo mediante el ejercicio de un liderazgo justo, íntegro y directo. Los colaboradores deben poder participar, asumir actitudes positivas, percibir que se desenvuelven en un entorno abierto y honesto.

Y, finalmente, se les ha de ofrecer algo en lo que creer. La definición de la misión y los valores institucionales pueden ayudar, siempre que sean ampliamente conocidos y realizados de forma consistente.

Pero, en mi opinión, nada de lo anterior se aplica en exclusividad a los cínicos…