Deja de preocuparte

Preocuparse significa un enorme desperdicio de tu limitado y valioso tiempo. Lo normal es haber sido educados para estar siempre preocupados, pero perdemos demasiado tiempo y energías preocupados por cosas que escapan a nuestro control o que potencialmente podrían salir mal.

Estar preocupado es la situación por defecto de tu mente cuando no prestas atención a lo que haces. Has de saber reconocer de inmediato esa situación para poder recuperar el control. La preocupación no resuelve nada y te priva de disfrutar el momento presente.

Cuando tu mente te lleva a lugares tristes, oscuros o negativos, no tienes porqué seguirla. Reconoce que se está convirtiendo en tu enemigo y recupera de nuevo el control.

Basta con que te preguntes por qué cosas debes estar agradecido en ese mismo instante, y qué recuerdos te gustaría rememorar. Para poder responder será preciso que tengas almacenadas en la memoria muchas cosas de tu vida, experiencias, amistades…, y que las busques como respuesta que necesitas para esa ocasión.

Al hacerlo te fuerzas a centrarte en los aspectos positivos de tu vida, y eso tendrá un impacto inmediato, hasta el punto de empezar a sentirte agradecido en vez de preocupado.