Habla sin miedo
Lo que marca tu diferencia es la capacidad de tu trabajo para lograr resultados y tener impacto, para hacer que sucedan cosas. Eso te gana el respeto de los demás, lo mismo que la capacidad para tomar la palabra y asumir responsabilidades, no tanto para que tu sobresalgas sino para defender el avance de tu organización.
En la defensa de esas ideas originales, muchas veces recibidas con desdén, no cabe abandonar. La tentación empuja a marcharse pues es la opción más sencilla. El dinamismo del mercado laboral en muchos lugares hace que si no estás satisfecho en un lugar busques otro donde creas que tus ideas serán mejor recibidas. De ahí que lo fácil sea rendirse y no pelear por defenderlas.
Pero actuar así no beneficia tu imagen de innovador ni te ayuda a destacar. Has de persistir para ganarte el derecho a que te escuchen y superar la decepción de que te ignoren. Sólo cuando se demuestre imposible avanzar tendrás el argumento para dejar esa rígida e inamovible organización. Será entonces el momento de buscar oportunidades en otro lado, donde puedas desarrollar tu originalidad y tu capacidad de innovación.
La experiencia señala que aquello de lo que te arrepentirás mañana no serán los errores que hayas cometido sino las decisiones que no tomaste, tus errores de omisión. Si pudieras volver atrás, seguro que te preocuparías menos de ti mismo y más de las ideas que deberías defender. Lo lamentarías menos.