Improductivos

Los esfuerzos por aumentar tu productividad pueden resumirse en una palabra: concentración. Existen dos tipos de esa concentración que has de dominar:

  • La que te permite manejar las distracciones, de forma que puedas centrarte en cada momento en la tarea que llevas entre manos,
  • y la capacidad para abstraerse en lo que es verdaderamente importante para ti, de modo que no pierdas el día en cosas absurdas.

Ponte en serio a evitar las distracciones. Reconoces tu adicción al teléfono, mensajes, correos…, pero parar te parece imposible. Sabes que deberías desconectar las alertas, dejar de comprobar el correo cada cinco minutos, poner en silencio el móvil, pero advertirlo no te lleva a cambiar de comportamiento.

No tienes que desearlo, sino obligarte a hacerlo. Asume que las distracciones matan tu productividad y decide que los objetivos que persigues son más importantes que los avisos que te llegan. Así de sencillo. Suprímelas.

No es que sea fácil, pero en el momento en que desconectes y te centres en las cosas que te importan, descubrirás su enorme utilidad.