Te estás ahogando

Si eres como la mayoría, seguramente respiras con inspiraciones cortas y superficiales, sin contraer de forma completa el diafragma para llenar los pulmones, y no eres consciente de ello. La capacidad pulmonar se corresponde con la cantidad de aire que los órganos necesitan para funcionar con eficacia y cada vez que respiras de manera superficial, sin que el abdomen se llegue a hinchar, dejas de proporcionar a tu cuerpo todo el oxígeno que necesita.

Tu cerebro reclama el 20% del aporte del oxígeno corporal; lo necesita para controlar funciones básicas como respirar, ver, y otras funciones más complejas como pensar y controlar tus emociones. El cerebro dedica el oxígeno primero a las funciones básicas, para mantenerte vivo, y el resto lo utiliza para funciones complejas, las que te mantienen alerta, centrado y calmado. La respiración superficial reduce el oxígeno que llega al cerebro, lo que se acompaña de una menor capacidad de concentración, olvidos, cambios de humor, inquietud, ansiedad pensamientos depresivos y falta de energía.

La próxima vez que te encuentres en una situación de estrés o intensamente emocional, céntrate en realizar inspiraciones lentas y profundas, inhalando por la nariz hasta que sobresalga el abdomen, y exhalando de forma suave y completa por la boca. Al exhalar, fuerza la respiración hasta vaciar por completo los pulmones. Con la práctica, esta técnica respiratoria se volverá habitual y podrás realizarla en presencia de otras personas sin que lo noten, lo que te resultará muy útil cuando te encuentres en medio de una situación difícil.

Los efectos de una adecuada oxigenación del cerebro se manifiestan de inmediato. Muchos los describen como una sensación de calma, de entrar en un estado de relajación que proporciona gran claridad mental. Esto hace que respirar correctamente sea una técnica tan sencilla como eficaz para gestionar tus emociones. Además, es extremadamente útil para desviar la atención de pensamientos desagradables, difíciles de alejar.

Cuando te encuentres desbordado por la ansiedad o el estrés que te ocasiona un compromiso inminente, o bloqueado por pensamientos negativos de algo que ocurrió en el pasado, el respirar correctamente te calmará y te hará sentir mejor, reforzando tu pensamiento racional.