¿Cómo andas de disciplina?

Cuando se estudia a directivos excepcionales (Great by Choice), capaces de conseguir que sus empresas destaquen de manera significativa respecto al resto de empresas de su sector y que lo hagan durante largos períodos de tiempo, se observan algunos comportamientos que es conveniente señalar. Pueden ser una buena guía para el propio desarrollo como directivo y por eso los traigo a estas notas.
El contexto común en el que los directivos hemos de desarrollar nuestro trabajo es conocido: estamos sometidos a una incertidumbre continuada y no podemos controlar ni predecir de manera segura aspectos significativos del mundo que nos rodea.Sin embargo esos buenos directivos de empresas excepcionales rechazan la idea de que el azar o fuerzas externas más allá de su control puedan determinar sus resultados. Les obsesiona asumir una completa responsabilidad sobre su propio destino. Anteayer hablábamos de cómo se establecen unas marcas que regulan su actuación. Hoy toca hablar de disciplina.

Para poder mantener a sus empresas en el camino previsto, estos directivos se caracterizan por tener una disciplina que puede calificarse como fanática. La disciplina significa, en esencia, ser consistentes en sus actuaciones: Adhesión y compromiso continuado con los valores, con los objetivos a largo plazo, con los estándares de desempeño, con la metodología establecida. A continuación señalo algunos rasgos complementarios:

  • Insumisos. Tener esta disciplina no significa dedicarse a cumplir reglamentos. No se trata de una obediencia a jerarquías, ni adhesión incondicional a reglas burocráticas. La verdadera disciplina exige un pensamiento autónomo, capaz de rechazar presiones para acomodarse a comportamientos incompatibles con los propios valores, con los estándares de desempeño y con las aspiraciones que se han establecido para el largo plazo.
  • Auto-disciplinados. La autodisciplina es la forma más legítima de disciplina. Consiste en mantener ese impulso interior que te lleva a hacer aquello que sea preciso para lograr unos resultados extraordinarios, sin importar lo difíciles que resulten.
  • Incansables. Estos directivos, en el ejercicio de su disciplina, son incansables, incluso monomaníacos, incapaces de abandonar su concentración para alcanzar los objetivos de su empresa. No sobreactúan ante acontecimientos contrarios, ni muestran comportamientos gregarios, ni se lanzan a actuaciones oportunistas pero irrelevantes.
  • Perseverantes. Tienen una perseverancia inmensa. Son inflexibles respecto a seguimiento de sus estándares y a la vez son lo suficientemente disciplinados como para no extralimitarse. Y en su tiempo libre trabajan.
  • Inconformistas. Los son en el mejor de los sentidos. Establecen valores, metas, objetivos a largo plazo y unos rigurosos estándares de desempeño; y se adhieren a ellos con una disciplina fanática. Si esto significaba alejarse de lo que se considera como comportamiento normal, no les importa hacerlo. No admiten que presiones externas o incluso normas sociales, les aparten de su camino.

 

En el entorno incierto e inclemente en el que nos movemos, seguir la locura de las masas es el mejor camino para acabar destrozado.

¿En que puede notarse que eres fanáticamente disciplinado? ¿Qué compromisos has adquirido y te propones honrar?