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¿A qué te dedicas…?
Estos días te lo habrán preguntado en más de una ocasión. Y la contestación habitual la habrás centrado en la explicación de tu trabajo y tu puesto en la empresa.
Que distinto sería si pudieras trasmitir una respuesta apasionada, que refleje el sentido de tu vida y el modo en que contribuyes a la mejora del mundo en que vivimos.
Si no se te ocurre una respuesta adecuada, quizás estos días cuentes con tiempo para reflexionar sobre ella. Te puede ayudar si la estructuras de este modo:
- Quiénes son aquéllos a los que quieres o debes atender.
- Cuál es su necesidad.
- Qué problema tienen para satisfacerla.
- Cuál es tu propuesta de valor para resolver ese problema.
- Cómo mantienes la vinculación con ellos.
- Qué actividades te permiten desarrollar tu propuesta de valor.
- Con qué recursos cuentas para realizarla.
- Qué beneficios obtienen aquellos a los que atiendes.
- Qué resultados te reporta a ti todo lo anterior.
Pon las respuestas por escrito, y edítala para que no se extienda más de 250 palabras. Y luego acórtala aún más, en versiones de 100 palabras y de 50 (dos frases).
Ya que te pones a pensar, no lo hagas sólo en el ámbito profesional; resuélvelo también en lo personal.
Cuando tengas las ideas claras, la respuesta te saldrá automáticamente, de manera apasionada y durará poco más de un minuto. Y verás como querrán saber más.